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Blog de Ciencias Sociales y Sociología | Ssociólogos

La demolición y el derribo cuando ya no hay remedio

Conservar las viviendas en buen estado es una labor que lleva su tiempo, además de requerir una buena inversión de cuando en cuando. De no ser así, es bastante alta la probabilidad de que las construcciones vayan poco a poco perdiendo la estabilidad, la confianza, además de otras cuestiones más técnicas; todas ellas necesarias para poder habilitar la casa y permitir el alojamiento en ella. Vamos, que de no cuidarla, es posible que haya que proceder a su demolición

demolición


Cuando se llega al punto de tener que llevar a cabo el derribo, lo más habitual es que quienes antiguamente habitaban la vivienda, sientan pena y melancolía por haber tenido que llegar a esta situación. Incluso en ocasiones, esto es motivo de sufrir ataques de ansiedad y estrés. En estos casos, sería aconsejable siempre que se tuvieran en cuenta los inconvenientes de vivir en una construcción en malas condiciones, ya que las consecuencias podrían ser mucho peores que cuando se derriba o se demuele una casa. 

Como se decía en el primer párrafo, antes de tener que llegar al punto de deshacerse del hogar, lo mejor sería que se cuidara, se mantuviera en óptimas condiciones para habitarla y, a ser posible, realizar inversiones de mantenimiento como pintarla, reparar las grietas, tomar medidas contra la humedad, etc. Cuando ya no hay más remedio, sin duda alguna, derribarla es lo mejor, más que nada por seguridad.