
“Hay a quien le complace el enfrentamiento entre Occidente y el mundo musulmán sin calibrar el gigantesco potencial de violencia que nos tiene reservado”. “El choque de civilizaciones es una desviación global de todo cuanto constituye la dignidad ética de nuestra civilización humana”. “Los atentados del 11 de septiembre de 2001 figuran ya, a modo de monstruoso exergo, en la historia del siglo nuevo”.
“La ruptura entre Occidente y el mundo árabo-musulmán, en particular, no ha dejado de agravarse durante los últimos años, hasta tal punto que parece ahora difícil de reparar. Soy de los que lo lamentan a diario, pero hay mucha gente que lo acepta. Incluso hay a quien le complace, sin calibrar el gigantesco potencial de violencia que nos tiene reservado ese enfrentamiento y que tanto ensombrece el porvenir de todos.
Hemos visto ejemplos de ello en los atentados cruentos ocurridos en los últimos años. Los del 11 de septiembre de 2001 figuran ya, a modo de monstruoso exergo, en la historia del siglo nuevo. Acciones de similar inspiración ocurrieron en todos los continentes, desde Nairobi hasta Madrid, y desde Bali hasta Londres, pasando por Jerba, Argel, Casablanca, Beirut, Amman, Taba, Jerusalén, Estambul, Beslán o Bombai, por no mencionar Bagdag.
Cierto es que esos atentados, por muy violentos que sean, no hacen que gravite sobre el mundo la amenaza de la aniquilación, como sucedía con los arsenales termonucleares soviéticos y estadounidenses en tiempos de la Guerra Fría. Podrían resultar no obstante terriblemente cruentos sobre todo si se usasen en ellos, el día de mañana, armas de las llamadas ‘no convencionales’: químicas, biológicas, atómicas u otras; a mayor abundamiento, los trastornos sociales, políticos y económicos serían catastróficos.
“Los atentados del 11-S figuran ya, a modo de monstruoso exergo, en la historia del siglo nuevo”
Pero prefiero suponer que podrá evitarse otro atentado de gran envergadura, lo que, por fortuna, sigue siendo algo plausible. En los países más amenazados, las autoridades reaccionan con firmeza y eficacia; para que nunca más las pillen por sorpresa, se esfuerzan por detectar y prevenir los menores riesgos. Sería una irresponsabilidad reprochárselo.
“Una sociedad que siente la necesidad de protegerse permanentemente de los enemigos sin escrúpulos se aleja irremediablemente del estricto respeto a las leyes”
No obstante, es evidente que una sociedad que siente la necesidad de protegerse permanentemente de los enemigos sin escrúpulos se aleja irremediablemente del estricto respeto a las leyes y a los principios. Y por ello la persistencia de la amenaza terrorista no puede sino alterar, en fin de cuentas, el funcionamiento de las democracias.
(…) El choque de civilizaciones no es un coloquio acerca de los méritos respectivos de Erasmo y Avicena, acerca del alcohol y del velo, o de los textos sagrados; es una desviación global hacia la xenofobia, la discriminación, los abusos étnicos y las matanzas mutuas, es decir, hacia la erosión de todo cuanto constituye la dignidad ética de nuestra civilización humana”.
(*) Amin Maalouf, visto en Zoomnews. Nació en Líbano y estudió economía, política y sociología. En 1975, cuando estalló la guerra en su país, se exilió en Francia, en donde trabajó como redactor-jefe de la revista ‘Jeune Afrique’. Actualmente se dedica en exclusiva a la creación literaria, principalmente narrativa y ensayo. “El desajuste del mundo” fue publicado en España en 2009 por Alianza Editorial.