Según un estudio de la Fundación Bertelsmann, en muchas partes del mundo se seguirán registrando revoluciones y protestas, dado que el grado de democratización no ha mejorado en el mundo.
En África del Norte, Ucrania y Tailandia tienen lugar protestas civiles y manifestaciones casi a diario, a menudo acompañadas de enfrentamientos violentos. Según el estudio Transformations Index 2014, de la Fundación Bertelsmann (FB), los levantamientos y revueltas no disminuirán en los próximos años. Por el contrario, se intensificarán debido a que también los Gobiernos elegidos democráticamente limitan los derechos de los ciudadanos, ejercen censura sobre los medios y discriminan y excluyen a las minorías.

Hauke Hartmann, de la Fundación Bertelsmann.
El mundo no será más democrático
Los investigadores de la FB estudiaron lo acontecido en 129 países en desarrollo sobre la base de preguntas estándar, cuyas respuestas fueron procesadas y compendiadas. Se preguntó, por ejemplo, acerca de las posibilidades de realizar elecciones libres, sobre el grado de libertad de opinión y sobre la situación en cuanto a derechos humanos. También se analizaron los sistemas sociales, el rendimiento económico y la lucha contra la corrupción, temas que se posicionaron luego bajo categorías como democracia, economía de mercado y calidad de gobierno. A la cabeza y como líderes en desarrollo positivo en esas áreas se encuentran, por ejemplo, Uruguay, Estonia y Taiwán. Los últimos puestos los ocupan Siria, Mali, Yemen y Sudán. Países industrializados, como Alemania, no fueron incluidos en el estudio.
La primavera árabe no se reflejó en una mayor democracia. A pesar de las protestas en varios países, el resultado de la investigación demuestra, en primera línea, que, en promedio, reina el estancamiento. El mundo no se ha vuelto más democrático en comparación con 2012. “Contábamos con que la primavera árabe se reflejaría claramente en las estadísticas”, dijo Hauke Hartmann. En 2010 se produjeron levantamientos en Túnez que luego se extendieron a los países árabes vecinos. También las luchas por la democracia en Myanmar y en África.
La primavera árabe no se reflejó en una mayor democracia.
Occidental dieron lugar a la esperanza, perolas tensiones políticas dominantes en Rusia, Sri Lanka y el Sahel norafricano rebajaron el grado de democratización.
Europa: peligro para la libertad de prensa
Tampoco en Europa hay motivo para celebrar: “Se trata de una etapa difícil, ya que nos enfrentamos a graves atentados a la libertad de prensa”, señaló Hartmann. Los problemas económicos afectan a cada vez más editoriales y periódicos. Desaparece la diversidad de ofertas informativas y aumentan los monopolios. Se presiona y amenaza a periodistas críticos del sistema, especialmente en Bulgaria, Rumania, Macedonia y Montenegro.
Protestas contra manipulación de elecciones en Honduras.
Protestas contra manipulación de elecciones en Honduras. Protestas contra manipulación de elecciones en Honduras. También en Asia hay grandes limitaciones a la libertad de opinión y de prensa, aun cuando países como Taiwán ocupen los primeros lugares al respecto en el Índice de Transformación 2014 de Bertelsmann. El panorama en Sudamérica decepciona debido a que allí la calidad electoral empeora en cada vez más países democráticos. Los resultados de las elecciones se manipulan, como, por ejemplo, en las presidenciales en Honduras, dice la FB.. Pero también hay algunas sorpresas positivas: a pesar de la extrema pobreza, países africanos como Senegal llevaron a cabo elecciones limpias.
Discriminación de minorías
Los resultados del estudio de Bertelsmann también demuestran cómo entienden la democracia los regímenes gobernantes. Los expertos constatan que allí rige muy a menudo el principio de “el que gana se lleva todo”, “es decir, que quien es electo posee el mandato absoluto para gobernar”, explica Hartmann. Las minorías étnicas y religiosas son excluidas, como sucede en Hungría y en los países árabes. “Es algo muy problemático, pero debemos enfrentarnos a que hay Gobiernos que consideran que eso es una democracia.” De acuerdo con el Índice de Bertelsmann, cada vez más personas salen a la calle a luchar por sus derechos. Pero, ¿cómo se debe actuar frente a esas protestas? ¿Cómo reaccionar ante ciudadanos que quieren derrocar un gobierno por la fuerza y que, al hacerlo, se comportan también de manera autoritaria? Esas son las preguntas claves que, según la Fundación Bertelsmann, deberán hacerse los expertos y los gobiernos en el futuro. Aart De Geus, uno de los miembros de la presidencia de la fundación, señaló que “se necesita un nuevo y mejor diálogo constructivo con los movimientos de protesta”.
Estudio de la Fundación Bertelsmann
Se juega con el nombre de democracia. Esto es ahora mismo democracia: Elige entre el rojo o el azul. Ninguno de los dos saben llevar un país, pero tienes que elegir por narices entre estos dos. Quizás haya un tercero, pero es igual, está metido en el sistema. La gente no se deja engañar más en nombre de la libertad.
El concepto de democracia que utiliza este estudio es unilateral y tributario de la ideología liberal burguesa. Sólo comprende como democracia la libertad de expresiòn (o sólo de prensa), la libertad religiosa y elecciones libres, ¿Por qué no tomar como criterio siquiera las Declaraciones de Derechos Humanos de las Naciones Unidas? No son lo más avanzado del mundo pero al menos tienen amplio consenso.
También es unilateral cuando enfoca su crìtica sólo a los paìses no occidentales y a los que conformaron la periferia colonial de la URSS. En el fondo, no le preocupa la democracia (gobierno del pueblo, es decir, de los trabajadores), sino un sistema polìtico adecuado al dominio de los monopolios y que otorgue carta libre a la inversiòn de capitales, a la especulaciòn, a la desigualdad, al bajo poder adquisitivo de los trabajadores, es decir, a los factores que han producido y seguiràn produciendo crisis econòmicas mundiales.
¿Quiénes son los mayores beneficiarios de lo que reclama la Fundación Bertelsmann?:
De la libertad de prensa y elecciones libres: los monopolios, que con su dinero, pueden publicar y difundir màs, así como formar partidos, educar líderes y ganar elecciones. Y la libertad religiosa: libertad para tener opio para cada gusto.
¿Por qué esa fundación no se preocupa por los derechos (reconocidos por la ONU, repetimos) como: el derecho al trabajo (compàrese con la alta desocupaciòn y subocupación actuales), la libertad de organización, movilizaciòn y huelga (compárese con la criminalizaciòn de la protesta social y la liquuidación de los sindicatos y las huelgas mediante la libertad de despedir)?
¿Por qué no se preocupa por los màs de 300 muertos vìctimas del gobierno de Alan Garcìa en el Perù? ¿Por la libertad que ha dado el gobierno de Ollanta Humala a los policías y militares para usar sus armas sin responder por las muertes que causen?
¿Por qué no se preocupa por la responsabilidad de los gobiernos europeos en la muerte de los inmigrantes de otros continentes ahogados frente a sus playas? ¿Y por el muro en la frontera México-EE.UU.? ¿Y por la destrucción de los hàbitats de las etnias nativas para extrar petróleo, oro y minerales en Asia, Africa y Amèrica Latina?
¿Acaso el dèficit de derechos humanos sòlo existe en los paìses de fundamentalismos tradicionales? ¿Acaso el fundamentalismo de mercado no es tambièn antidemocrático?