Parafraseando al publicista Joaquín Lorente, en relación con el fenómeno de los Indignados (ABC, 13.06.2012): “Manifiéstate, sí, intenta cambiar el sistema porque se ha quedado obsoleto, pero no dejes de pensar que tú formas parte de él y es tu cerebro de quien dependes. ¿De qué sirve entonces manifestarse si no utilizamos el cerebro?”.
Entonces ¿Cómo deberían canalizarse pacíficamente (es decir, de forma positiva) las reivindicaciones de estos movimientos sociales? Según él, urge la necesidad de no reconfortarse con las respuestas ajenas, sino explorar las posibilidades que cada uno tiene para poder afrontar los actuales conflictos sociales. No obstante, las alternativas al sistema requieren, a mi parecer, de una acción colectiva y no individualista tal y como el capitalismo propaga.
En el contexto actual de crisis económica global, las directrices para salir de esta situación vienen marcadas por instituciones lejanas al ciudadano, que frecuentemente le dan la espalda. Como consecuencia de ello, crece entre los electores la desafección con la clase política tradicional, exigiéndole una democracia más real. Así pues, en el presente artículo se pretende identificar las causas económicas, culturales y sociales que explican el surgimiento de nuevos movimientos ciudadanos. Para ello, nos valdremos de la opinión de dos activistas anónimos que nos aportaran su visión, testimonio y experiencia en esta materia.
La experta Elvira Méndez, a raíz de la revolución silenciosa y silenciada en Islandia, sostiene que “la crisis ha despertado a la sociedad de su letargo”. ¿Quién mejor para explicar lo que sucedió en esa isla, que el testimonio directo de una de sus partícipes? Méndez Pinedo es abogada, investigadora y catedrática de Derecho europeo en la Universidad de Islandia, país en el que vive desde 2007. En su libro “La revolución de los vikingos. La victoria de los ciudadanos. Las lecciones del modelo islandés para superar la crisis en España” (Planeta, 2012), Méndez nos relata, de forma rigurosa, cuál fue la respuesta de la ciudadanía ante la situación de colapso bancario sufrido en 2008. Una bancarrota que supuso el rescate de esta nación por parte del Fondo Monetario Internacional. Los islandeses, indignados, salieron pacíficamente a la calle durante el 2009 (revolución de las cacerolas) y el 2010 (revolución de las bengalas) para oponerse a la socialización de la deuda privada contraída por los bancos. Algunas de las conquistas logradas, tras la protesta ilustrada, se concretaron en las siguientes: la discusión democrática de alternativas para hacer frente a la crisis económica (como la reforma del sistema financiero), debate abierto sobre diferentes propuestas para reforzar la democracia (democracia directa, participativa, deliberativa, e-democracy,…), la redacción de una nueva Constitución, el enjuiciamiento del ex primer ministro, Geir Haarde, por negligencia y mala gestión, y la entrada en prisión de algunos “banksters” (mezcla de banquero y gánster). Según sus palabras, toda crisis es “una oportunidad, un momento de inspiración i de cambio”. Paradójicamente, el fracaso que supone la crisis, sirve para “despertarnos y tomar conciencia cívica y política”. En resumen, “(…) La construcción de una sociedad mejor nos corresponde, nadie lo hará en nuestro lugar. Hemos de empezar por nosotros mismos y por nuestras propias circunstancias, sin esperar soluciones milagrosas desde arriba”.
Méndez formó parte del grupo germinal de 20 ciudadanos que inició la llamada revolución islandesa, ¿cómo surgió la respuesta cívica ante la situación de bancarrota del país en 2008? Protestas espontáneas “ante la comprobación por parte de la sociedad civil que los líderes políticos del momento carecían de respuestas para construir un proyecto de futuro”. Surgió “una rebelión ciudadana firme, serena y pacífica que devolvió el poder, y en cierto modo la soberanía y la justicia, a los ciudadanos de la calle”. ¿Es posible oponerse a la dictadura de los mercados mediante la acción decidida de la ciudadanía? “Sí, aunque es muy difícil y requiere conquistar, seducir y convencer a la opinión pública de que hay otras alternativas de sociedad a explorar”, sostiene Méndez. Dicho de otra manera, urge “detener la deriva del sistema económico, social y político mediante acciones inversas que apuesten por un desarrollo económico sostenible y humano y que sean introducidas de forma rápida aprovechando la situación de crisis y el apoyo mayoritario de la población”. Al mismo tiempo, “exige un cambio y relevo generacional así como una nueva mentalidad, otras prioridades, instituciones, conceptos, ideas, etc.”. Pero, ¿qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para transformar la realidad social? Para la estudiosa, es fundamental ponerse a trabajar inmediatamente “para construir esa nueva sociedad que queremos ver sin dejarnos vencer por el desánimo. Y, sobre todo, educarnos y aprender para soñar y dibujar ese nuevo proyecto que necesitamos”.
El laboratorio islandés sigue abierto. Méndez prefiere referirse a “Islandia: la revolución de lo (im)posible”, “por los cambios radicales que se demandan en Islandia y porque define mejor la situación de encrucijada histórica que afrontamos en estos momentos. Un viejo mundo que no se acaba de ir y un nuevo mundo que no acaba de llegar”. El reciente triunfo electoral de la derecha en el gobierno islandés que supuso la derrota del Gobierno en las elecciones “se entiende porque éste traicionó a los ciudadanos en la disputa Icesave y con las promesas de protegerles de las consecuencias del colapso financiero que trasladó el coste de la restructuración bancaria a las familias y empresas deudoras. El fracaso o no de la rebelión cívica islandesa habrá que evaluarlo a la luz de los próximos cuatro años”.
No obstante, en las circunstancias actuales de profunda crisis resulta imprescindible que la sociedad civil vehicule la denuncia ante posibles injusticias mediante el ingenio individual y/o colectivo. Se deben buscar alternativas dentro del sistema que agudicen el ingenio alejándose por completo de actos violentos. Precisamente, los nuevos movimientos sociales emplean (con optimismo e inteligencia) métodos de acción poco convencionales, de “democracia más directa”, y diversificados (cadenas humanas, acampadas urbanas, performances, flashmob, etc.). Todos ellos responden a un tipo de acción colectiva pacífica, que “remueve las conciencias” y hace reflexionar.
Pero, ¿Cuál es la capacidad real de incidencia de estas acciones en la ciudadanía y en los dirigentes políticos? Para Celestino Sánchez, activista de los @Iaioflautas, “No podemos ser derrotistas, la fuerza ciudadana no la frena nadie. La democracia la hacemos entre todos. El futuro será diferente”. ¿Quién dice que con la edad, la gente se vuelve más conservadora políticamente hablando? Los @Iaioflautas representan “la generación que luchó por una vida mejor para sus hijos e hijas y consiguió una sociedad de bienestar, que luego han visto dilapidar”. Ahora, continúan al frente de la lucha ante un futuro incierto para sus hijos, nietos y nietas. Sus métodos de acción son muy visibles mediante la ocupación de instituciones como la Bolsa de Barcelona, departamentos gubernamentales, centros sanitarios, entidades bancarias, sedes de empresas como Telefónica, etc.
¿Hasta qué punto la participación en Internet influye en las transformaciones sociales? El efecto sorpresa es clave en cada acción, como también el uso de las redes sociales. Solo algunos iaioflautas saben el destino final de cada acción. Es una forma de despistar al “enemigo”, nos explica Sánchez. La ocupación de un autobús representó su salto cualitativo, pues a través de las redes sociales y gracias a la ayuda de la gente joven, se creó el hashtag en Twitter #revoluciónbus. En cada parada del trayecto “nos esperaban de forma espontánea miembros del 15M y periodistas. Tuvo mucho impacto dentro y fuera de Internet. Se convirtió en el punto de inflexión para darnos a conocer en los medios de comunicación convencionales. Los periodistas te encuentran a través de las redes sociales y se hacen eco de las acciones que generan gran difusión en Internet”. En su lucha diaria, hablan de romper con la obediencia debida. ¿Cómo se hace? Según Sánchez, es muy sencillo: “El concepto de desobediencia existe precisamente para negarse a cumplir órdenes o leyes injustas e ilegítimas. Debemos romper con la obediencia debida, negándonos a hacer cosas inmorales. Por ejemplo, en materia de desahucios, es importante la decisión de unos cerrajeros madrileños que se han plantado ante las órdenes de facilitar con su labor el desahucio de muchas familias. Lo mismo con los bomberos o algunos jueces más receptivos. Pues, es “de juzgado de guardia” echar a la calle familias enteras. Debemos romper el poder omnipotente de los bancos. Nadie se atreve con ellos”.
En su Manifiesto, colgado en Internet, los Iaioflautas denuncian la especulación de los bancos y de cómo los gobiernos han convertido su deuda privada en pública, justificando así los recortes, el derrumbe del Estado del Bienestar y la privatización de los servicios públicos. Ante tal situación, el lema de este grupo es claro: “Rescate para la ciudadanía y no para los bancos”. ¿En qué se concreta? Para Sánchez, se trata de un programa económico al servicio de las personas. “Y eso no se hace desde un despacho con un grupo de sabios reunido. Sabios, por cierto, que no saben nada. Hoy en día, es bien conocido que los políticos hacen programas económicos para otros (para satisfacer los intereses de la banca). Pues, los bancos han condonado o perdonado la deuda a los partidos políticos. En cambio, el plan de rescate ciudadano que proponemos pone el acento en la gente para que pueda vivir dignamente y plantea soluciones con sentido común”. Como colectivo, los Iaioflautas también participan en el proceso constituyente del 99%. Parece un concepto publicitario, pero “es verdad que la mayoría de la gente vive de su sueldo. Hemos de trabajar para lograr una fuerza suficiente (mayorías amplias entorno a un 70- 80- 90 por ciento de la población) para construir entre todos una legalidad diferente, nueva. Además, hemos de tener la capacidad de encontrar soluciones o respuestas concretas ante los problemas actuales: desde replantear las formas de trabajo (Renda Básica, economía social i cooperativismo, etc.) hasta debatir las funciones y la estructura de los sindicatos. La unidad de la izquierda es necesaria pero no suficiente”, expone Sánchez.
Entendiéndose que a veces, más que un cambio “en toda regla” se produce un efecto contagio (una especie de mimetismo), que “abre la puerta” a nuevas corrientes de pensamiento, que logran “hacerse un hueco” en las agendas mediática, política y ciudadana. En este sentido, cuando en el campo de la comunicación audiovisual se habla del “efecto mariposa”, éste se refiere al cambio social que desencadena la amplificación de sucesos concretos y aislados en la Red. Tanto la primavera árabe como la llegada de los Indignados a Wall Street (Occupy Wall Street), hace dos años, ilustran a la perfección este fenómeno.
Llegados a este punto, no hay duda que las nuevas tecnologías se han convertido en una potente herramienta de movilización. El acceso paulatino al uso de ellas explica la mayor repercusión y propagación de las reivindicaciones sociales. Así pues, el uso de Internet por parte de movimientos tales como el 15M o la PAH –con el objetivo de difundir su ideario y de coordinarse, mediante el anuncio de convocatorias (actos, asambleas, manifestaciones, etc.) en distintos sitios web-, ha contribuido al auge de la concienciación política y la participación ciudadana. De modo que el grado de penetración y capacidad de influencia del “discurso-poder” mediático convencional en la opinión pública ha disminuido, o al menos, convive con otros, gracias a la aparición de corrientes discursivas “alternativas” en la Red. La influencia en la opinión pública del “contra-discurso” de estos movimientos sociales, en el espacio virtual, crece a medida que aumenta el target de consumidores preferentes de información en la Red. Para finalizar, solo recordar que la publicidad es fundamental para hacer “atractivas” estas plataformas cívicas y, así, seducir a amplios sectores de la ciudadanía. Ganar simpatías es clave. Y el lema esperanzador “Sí, se puede”, que se ha hecho suyo la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, es un buen ejemplo de ello.
Fuentes:
Columna Muévete (Sílvia Cabezas) en PiensaEsGratis: http://piensaesgratis.com/ideas/si-se-puede
Entrevista a Elvira Méndez Pinedo: http://piensaesgratis.com/muevete/elvira-mendez-pinedo-la-construccion-de-una-sociedad-mejor-nos-corresponde-nadie-lo-hara-en-nuestro-lugar
Entrevista a Celestino Sánchez: http://piensaesgratis.com/muevete/celestino-sanchez-no-podemos-ser-derrotistas-la-fuerza-ciudadana-no-la-frena-nadie