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Blog de Ciencias Sociales y Sociología | Ssociólogos

José Carlos Mariátegui, un marxismo diferente

marzo 3, 2014

“Toda esta labor no es sino una contribución a la critica socialista de los problemas y la historia del Perú”. J.C. Mariátegui[1]

Las ideas de Marx han sido desarrolladas en cada región continental con aspectos muy propios de cada realidad. Esa fue la actitud científica que inauguró el llamado también Prometeo de Tréveris, su intención fue generar un método que pueda, en cada realidad social, dar cuenta de una historia material; esto es, de su historia de las relaciones sociales (económicas y políticas). Conocer este aspecto fundamental en la vida de los hombres, en la visión de Marx, nos entregaría también la verdadera dimensión del complejo andamiaje institucional, creado por cada sociedad para poder estabilizar una forma de producir. Es decir un régimen político, normas, incluso costumbres y sentido común con el cual se naturalizaba la explotación de unos sobre otros.

José Carlos, fiel a esta actitud del viejo Marx, no se dejó tentar por el purismo doctrinario, que suele ser asiduo entre quienes se asumen “intelectuales marxistas” y pecan al adherirse al culto de las categorías y que constituyen un marxismo obsoleto (José Arico los llama “la vulgata materialista”). Mariátegui encontró en la historia del país, el camino para su revolución. En su ya libro clásico: “Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana” demuestra que la única forma de averiguar sobre nosotros mismos (como sociedad), es tener una concepción materialista de la historia; solo así podemos llegar a saber cuál ha sido el devenir de nuestro desarrollo, en cada aspecto. Sin duda, la gran confianza de José Carlos en él mismo, y la responsabilidad con la que asumió el proceso de liberación del conjunto del movimiento popular también es admirable. Se realizó como ser humano (o mejor dicho como revolucionario) en su quehacer intelectual y político; no solo sobre el movimiento obrero y campesino, sino en las artes y la cultura (tanto hispánica como andina); opinó con gran sapiencia sobre los temas internacionales de la época, sobre el problema de la tierra y la instrucción pública, incluso la religión. José Carlos visionó que la liberación de los indígenas (y sus descendientes) constituiría la verdadera nación peruana (hasta hoy pendiente) y que la modernización de todo el territorio patrio, no llegaría con el capitalismo, sino con el socialismo (tarea que debemos concretar).

 

José Carlos se atrevió a cuestionar “la modernidad capitalista” hace ya más de 80 años atrás. Acusó a la Razón de ser un tipo de subjetividad/intersubjetividad formada en varios siglos atrás para establecer un Poder, fundado en la Colonialidad y el dominio del Capitalconocido hoy como Modernidad que se ha hecho global[2] y está en crisis. Sin embargo, la idea de “lo moderno” es asumida como “consumo, tecnología e individualismo”, ficción que cercena nuestro legado cultural, dándose un ocultamiento del origen de la mayoría de peruanos, “lo indígena”. Idea que Héctor Béjar nos ha hecho notar muy acertadamente: el coloniaje en Perú fue una yuxtaposición[3], porque en ella prima “lo” del colonizador y se utiliza la simbología del colonizado para su dominación; luego, el llamado “mestizaje” no fue ni encuentro ni una mezcla. Para el Amauta, el socialismo debe conducirnos a un proceso de “otra” modernización donde el bienestar del ser humano deba estar asegurado con la redistribución de los recursos de la producción, donde la socialización del poder político sea entendido como el proceso efectivo de autogobierno de las organizaciones sociales y en suma, la democratización real de la vida social. Esta idea es trabajada convenientemente por Cesar Germana[4]. Así mismo, coincidiendo con Aníbal Quijano, podemos notar que José Carlos Mariátegui estaba preocupado también de los problemas subjetivos individuales, como se ve en los artículos del libro “En Defensa del Marxismo” y eso hace de su marxismo, una reflexión autónoma, propia y diferente. Dice Quijano “no titubea en explorar a algunas  indagaciones de Freud y Nietzsche”[5]; del mismo modo, se ocupa de las mismas preocupaciones que Sorel. Recurre a algunas categorías de estos intelectuales, pero no las confunde y él no se confunde, las integra en un todo teórico, las redefine para acercarse mejor a sus preocupaciones, es así como plantea sus ideas de Mito, Utopía, Voluntad, Moral de productores, entre otras.  Estas categorías, que él integra dentro de su interpretación marxista en la realidad peruana, es visto, desde sus críticos, como formulaciones no marxistas; y, tras la conferencia realizada por la III internacional, sus planteamientos no fueron aceptados dejándose para un debate mayor a posteriori; consideración que fue usada para que sus detractores inicien una propaganda contra su teoría. Tras la muerte de José Carlos, el propio Partido que fundara se alejó de sus planteamientos por varias décadas. Hoy Mariátegui es reconocido y estudiado en diferentes países. Sus reflexiones y planteamientos son fundamentos de un pensamiento marxista latinoamericano. Su conducta caracteriza al verdadero intelectual que enfrenta su época, que la agoniza, expresa Flores Galindo[6], y se compromete con la historia humana, asumiendo, consecuentemente, su posición de creación heroica.

 

Pero para José Carlos, su teoría es una apuesta revolucionaria diferente, su “proyecto de racionalidad”[7] contiene una filosofía sobre política y una política sobre la filosofía, basado en una materialidad de la armonía y de la imaginación para lograr la transformación social y humana. Entendiendo esta nueva racionalidad, Alberto Moreno nos señala: “Es que en Mariátegui la palabra no se disocia de los hechos, ni el pensamiento de la acción. [Ambos] se entrelazan hasta constituir una unidad de contrarios en constante ebullición. Es en la práctica donde se verifica la justeza de las ideas; éstas, a su vez, enriquecen aquella”[8]; dicho de otro modo, un saber que está en función a la realización de un orden colectivo y en tal sentido la racionalidad de Mariátegui rompe la dicotomía pensar-actuar, ambas se convierten en una sola labor. Su auto-educación tiene carácter pedagógico, es un medio y un fin[9] – como argumenta Julio Yovera -; por ello, su accionar es un pensamiento, sin calcos ni copias. Qué duda cabe, José Carlos Mariátegui es una contribución a la historia y un punto de partida que nos convoca a la realización humana de quienes luchamos por el socialismo.

Marco Sipan Torres, columnista del Blog Ssociólogos


[1] J. C. Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Caracas, Ed. Biblioteca Ayacucho, 2007, p. 6.

[2] A. Quijano, Sueño dogmatico, Prologo del libro Mariátegui o la experiencia del Otro de O. Fernández, Lima, Ed. Amauta, 1994.

[3] H. Bejar, Mito y utopía relato alternativo del origen republicano del Perú, Lima, Achebe Ediciones, 2012, p. 147.

[4] C. Germana, El socialismo indo-americano de José Carlos Mariátegui, Lima, Ed. Amauta, 1995, p.168 

[5] A. Quijano, Marxismo en Mariátegui: una propuesta de racionalidad alternativa, ponencia presentada al V Congreso Nacional de Filosofía en la Universidad de Lima, Lima, Ed. Amauta, 1994, p.43.

[6] A. Flores, La agonía de Mariátegui, Lima, Ed. Desco, 1980.

[7] Germana, El socialismo indo-americano de José Carlos Mariátegui, op. cit.  

[8] Discurso de orden pronunciado por Alberto Moreno Rojas, Presidente del PC del P Patria Roja, el 16 de abril de 1995,  en el acto solemne organizado por el Consejo Provincial de Trujillo con ocasión del centenario del nacimiento de José Carlos Mariátegui

[9] J. Yovera, La docencia matinal de Mariátegui, Lima, Ed. Derrama Magisterial 2013.