Durante su discurso el pensador Sami Naïr afirmaba que la globalización “no puede reducirse únicamente a la economía: la economía se ha globalizado pero la política queda basada en el juego geopolítico de las grandes naciones”.

El politólogo y ensayista francés Sami Naïr considera que la crisis de la globalización es el “comienzo del fin” de la hegemonía de los Estados Unidos y el auge de dos grandes potencias, China y Alemania, “que van a reemplazar progresivamente al polo norteamericano”.
En una entrevista con la Agencia EFE, Naïr subraya que esta crisis demuestra que Europa se ha transformado en un sistema formado por una potencia hegemónica, Alemania, que domina a través de la moneda única, el euro.El sociólogo y catedrático de Ciencias Políticas, uno de los grandes especialistas europeos en temas de inmigración, ha sido hoy investido doctor honoris causa por la Universitat de València.
Sami Naïr defiende un “crisol de valores universales comunes”, que acepte la singularidad y la originalidad de la diferencia “siempre dentro del sistema de valor común”, ya que de lo contrario, advierte, entraríamos en un “estallido” de los conjuntos nacionales, de la “disgregación” de los sistemas políticos vigentes e incluso de la democracia.
El politólogo valora también la situación de la Unión Europea, que, en su opinión, “ha llegado a un fin”, el de un siglo que demuestra que hoy en día la idea de construir un interés general europeo por encima de los intereses nacionales “ha fracasado parcialmente”, y que son dos países, Alemania y Francia, los que dominan el espacio europeo y “plantean las reglas de juego”.
A su juicio, la idea de una Unión Europea basada de una manera igualitaria en la presencia de todos los estados naciones “se acabó”.
Basta con ver, asegura, la comparación que hizo Angela Merkel de Grecia con la Alemania del Este, que el catedrático interpreta como un mensaje de que para seguir en Europa los griegos deben hacerlo como una parte de Alemania, es decir, “dominada”.
Sobre las políticas migratorias de la Unión Europea, advierte que asistimos a un doble proceso: “Una radicalización de la dimensión de fortaleza de la UE en sus fronteras”, sobretodo del sur, que “pone en juego el resto de los derechos humanos”, y pone como ejemplo el caso de Melilla.
Ahora bien, lo más grave para él es el comportamiento contra los inmigrantes de los propios países europeos, que atenta, asegura, contra el Tratado de Maastricht y supone “el fin de este gran sueño europeo de un gran espacio de libertad de circulación de las personas”.
Alemania, lamenta, “prohíbe la libre circulación a los trabajadores sin cualificación mientras se ha aprovechado de más de 25.000 científicos y médicos” procedentes de países como España.
Sami Naïr asegura que él nunca creyó en federalismo europeo porque le parece “una visión utópica, sin bases”, y apuesta por una concepción “confederal” europea que favorezca la integración, fortalezca la cooperación intergubernamental y dé a Europa una existencia política regional.
Sobre las próximas elecciones europeas, Sami Naïr, que fue eurodiputado durante cinco años, manifiesta que “no cree” en el Parlamento Europeo, “el único del mundo que no tiene el derecho de hacer la ley”, un sistema que en su opinión “no es bueno” y “hay que cambiar”.
“Creo en un proyecto europeo realista y basado en el control de la construcción europea desde la soberanía popular”, añade el intelectual francés de origen argelino.
Sami Naïr se muestra convencido, tras el resultado de las elecciones municipales francesas, de que estamos ante “una crisis de la política de izquierdas”, y hay un divorcio cada vez más importante entre las élites de los partidos de izquierdas y sus electores.
Durante su discurso el pensador Sami Naïr afirmaba que la globalización “no puede reducirse únicamente a la economía: la economía se ha globalizado pero la política queda basada en el juego geopolítico de las grandes naciones”.
Las primeras palabras de Sami Naïr han sido para homenajear la memoria de la Segunda República, en una fecha como la del 14 de abril: “Coincidir en Valencia con este aniversario es un privilegio para mí, porque mi corazón ha latido con la historia de la II República española, la República que quería instaurar la igualdad y que hizo de la transmisión de la educación, a través de su magnífica red de maestros republicanos, uno de sus objetivos centrales; esta misma República que, amenazada, abandonada por los Estados democráticos en nombre de la razón de Estado, recibió el apoyo de miles de brigadistas solidarios, procedentes del mundo entero. Me siento, a través de los hilos invisibles de la historia y de la memoria, vinculado al sueño pedagógico de la República española”.
En la primera parte de su discurso, el pensador europeo de origen argelino se han centrado en la relación entre la crisis actual y la globalización: “Hemos pasado de la internacionalización a la globalización de la economía, pero el sistema de poder sigue siendo lo del siglo XX. Dicho de forma más elíptica: la economía se ha globalizado pero la política queda basada en el juego geopolítico de las grandes naciones, y esto es el que se explica fundamentalmente la debilidad de aquello político frente a aquello económico”. “La globalización no puede reducirse únicamente a la economía”, ha concluido.
A continuación, el discurso se ha centrado en un campo, el de las migraciones y la multiculturalidad, donde se considerado una referencia mundial: “Necesitamos una política de inmigración seria: tiene que asentarse sobre una estrategia paciente de integración, basada en el respecto de los derechos y de los deberes; una justa política de gestión de las fronteras, respetando los derechos humanos de extranjeros, inmigrantes y refugiados; y, por fin, una estrategia de codesarrollo fuerte y solidaria, basada en los inmigrantes instalados en el país de acogida que favorezca la solidaridad económica, a través de los propios inmigrantes, con los países de origen”.Naïr ha añadido: “Creo que todos somos conscientes que se ha abierto una nueva época de largo alcance, en la cual se hace cada vez más necesario un nuevo vínculo humano, pues nosotros, los seres humanos, no tenemos bastante con vivir únicamente como consumidores, una especie de corchos flotantes en la superficie del océano mercantil”.
Artículo de diversos medios (elperiodic.com, cubasi.cu, [Enlace retirado])