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Blog de Ciencias Sociales y Sociología | Ssociólogos

Se buscan sociólogos

junio 16, 2014

El enfermo llama al timbre del médico. Le reciben. Le hacen esperar y empieza la consulta. ¿Cómo se encuentra usted? Para ir al médico es que nos encontramos mal. El galeno nos ausculta, nos mira el blanco de los ojos, nos martillea la rodilla, nos hace hacer un generoso pipí y al cabo de un rato nos tranquiliza, que para eso hemos venido. Tómese esas pastillas y no abuse del tabaco ni del alcohol. Cuando el paciente llegue de nuevo a la calle y se encuentre con algún amigo suyo que le pregunte ¿qué tal va?, podrá decir que vive en el mejor de los mundos.

clase

Pero qué sucedería si en vez de una sola persona se tratara de muchas. Las vemos en los bancos públicos, en las salas de espera de organismos oficiales, en las colas ante inhumanos mostradores. Ahí, tras la figura estática del funcionario de turno, debería haber un sociólogo, esa profesión que no cura pero que intenta aprender el comportamiento de las multitudes. No hay sociólogo para una única persona. El sociólogo analiza al individuo triunfante y al individuo derrotado. No da pastillas ni otros remedios, pero la historia le acaba dando la razón. Él sabe que se encuentra en la bisectriz de la evolución de las especies: si el futuro se viste de negro, la Humanidad se hace más fértil. Si por el contrario vivimos en tiempos de abundancia, la Humanidad se regala los días para aprovecharlos mejor.

Nunca sabremos si hay sociólogos del olfato o de las cifras. Pero ellos serán los responsables de medir el miedo, la solidaridad o la esperanza. Sorprende que los sociólogos, esos que fueron tan importantes antes de las revoluciones y de los grandes cambios, hayan desaparecido de los círculos cercanos al poder. Un sociólogo hubiera evitado el pequeño desastre de Can Vies. Los sociólogos hubieran advertido al Gobierno del PP de lo que sucedería en la Via Catalana y en el ímpetu soberanista. El sociólogo no actúa desde la calle sino que mira desde el balcón. La prensa conservadora, por ejemplo, intenta ridiculizar a los de Podemos y les llama frikis y chavistas y otras lindezas. Pero ningún sociólogo oficial ha ido a analizar eso que para muchos del Gobierno ha sido una sorpresa. El sociólogo es el profeta desarmado. Un profesional que se nutre de la experiencia y que convierte en ciencia lo que para algunos solo es mala educación.

El sociólogo es también el profeta del futuro. Intentan explicarnos hacia dónde van los jóvenes llamados al fracaso de una legislación académica abstrusa. Sin sociólogos los gobiernos mal aconsejados se dejan llevar por el tópico y hacen ver que no ven. Para esos gobiernos no hay más motivaciones colectivas que las de la reacción a cualquier cambio posible. Analfabetos de la realidad, han dejado que la vida sea un erial donde pasta gente a la que ni conocen ni quieren conocer. Esa gente son los que van a llegar al poder algún día y no sabrán siquiera si han llegado y quién les ha dado la llave de acceso.

Necesitamos sociólogos puros, tranquilos, lúcidos y equilibrados. Solo así conseguiremos ver un poco más lejos y nos sentiremos, finalmente, uno entre muchos.

Artículo de Joan Barril, visto en[Enlace retirado]