
Nunca estuvo tan mal el periodismo. Se nos va por el desagüe. El conflicto de Gaza está dejando ver como nunca el mal periodismo que hacen los diarios tradicionales en España. El día que murieron 100 palestinos, El País llevó esa noticia a la portada de su web de esta curiosa manera:
Sí: mueren 13 soldados de Israel y 100 palestinos (la mayoría, civiles, y 17 de ellos, niños), e ilustran la cosa con una foto del dolor de los israelíes. ¿Casualidad? Puede. Lo que pasa es que si eso lo hicieron el domingo 20 de julio, el lunes 21 volvieron a las andadas con algo parecido:
Según la propia noticia de El País, mueren “unos 120 palestinos sólo este domingo. Tres de cada cuatro eran civiles y más de uno de cada cinco, niños“. O sea, que asesinan a decenas de inocentes civiles palestinos y El País vuelve a acompañar la noticia con una foto que habla del dolor de los militares de Israel. Muy ecuánime…
Rematamos el repaso del enfoque de El País con lo que pasó ayer viernes en su web, en la que hubo frenéticos cambios en el titular de una misma noticia, con el lógico cachondeo de la gente en Twitter:
Alguien debió de pegar un pescozón a alguien, y unos minutos después… ¡voilà! Titular cambiado:
Tras el revuelo, volvemos a ver otro cambio más:
No hablamos de un solo medio, sino de una tendencia clara (que completo más abajo con otros ejemplos): los medios públicos y los diarios antiguos se alinean con todo lo que quiera pedirles el Gobierno. Es una alianza con el poder en la que dan la espalda a su trabajo: contar noticias tal y como suceden.
Ayer viernes, un portavoz del Gobierno de Israel acusó a Yolanda Álvarez, la corresponsal de TVE en Gaza, de ser una “activista de Hamás”, por su cobertura sobre el conflicto. ¿Qué hizo TVE ante un ataque tan brutal a una de sus periodistas? Nada. O mejor dicho, casi nada: TVE emitió un insuficiente tuit en defensa de su periodista. Lamentable. Yolanda Álvarez ha puesto rumbo a España “por razones personales” y mientras ella se juega la vida por haber sido señalada por un Gobierno extranjero de ser una terrorista, España no hace nada por ella. En cualquier país normal, Rajoy tendría que haber exigido disculpas a Israel, que ha puesto en peligro la vida de una periodista española.
En El Mundo, la salida de Pedro J. Ramírez sirvió para lo que estaba diseñada: para que el periodismo para los lectores se convierta en un cabaret en el que triunfa el “pídeme que toque la que quieras, Mariano“. Un ejemplo perfecto de esa sólida pareja de baile formada por Gobierno y diarios antiguos lo tenemos en este post en el que conté cómo El Mundo entierra el periodismo para regalarle al Gobierno una portada mentirosa contra Podemos.
¿Otra perla de El Mundo? El jueves llevaron un encarte publicitario de 32 páginas en el que se alaban las maravillas de Guinea Ecuatorial, un país del que hace sólo ocho meses el diario dijo que “trata a los periodistas como ratas” y que es “un régimen que viola los derechos humanos con una élite corrupta y la inmensa mayoría de la población en la miseria”.
De ABC y La Razón, ni hablamos. En definitiva, no parece casual que los viejos diarios se desplomen en ventas. A mí me da que su pérdida de lectores va de la mano de su pérdida de papeles. Y su deserción del periodismo tiene mucho que ver con la pasta que en todo el mundo tienen los israelíes, con los fondos de inversión, con las pérdidas millonarias y los créditos pendientes…en resumen, con lo de poderoso caballero es don dinero. Es una estrategia que funcionó…hasta que llegaron las redes sociales, los blogs y los medios independientes que en la red desmontan tanta patraña.
Antes el periodismo solía controlar al poder. Hoy, en los viejos diarios se besan en los morros con un Gobierno que ha visto en este romance contra natura su oportunidad para pastorear a los medios a cambio de ayudarles a que su quema se retrase algo. Lo último es la mal llamada Tasa Google, que es en realidad el Canon AEDE, un atentado a la democracia cocinado al alimón por los medios de AEDE y el Gobierno del Partido Popular (lee lo escrito por Antonio Delgado, Ricardo Galli, David Bollero, Enrique Dans o Carlos Otto).
De 750 medios referenciados en Google News, sólo unos 70 son de AEDE. Y aun así, han impuesto al Gobierno una ley que les perjudicará a todos ellos con tal de que el Gobierno les regale unos 80 millones de euros al año, que nadie sabemos de dónde van a sacar. ¿Qué gana un Gobierno que regala 80 millones de euros a los medios que van camino del abismo…? Imagínatelo: barra libre de masajes en la espalda de los directores de esos medios a cada uno de sus ministros.
Pedro J. se relame las heridas agazapado y cuenta muerto de asco los millones que obtuvo por dejar su droga -el trabajo-, a la espera de su momento para volver al periodismo que le hace sentirse vivo. “Sueña con volver aclamado, como Steve Jobs“, me decía el otro día Mario Tascón. Pero eso no va a pasar. Los directivos del diario que fundó, El Mundo, prefieren una huida hacia adelante fusionándolo con ABC, y ganar así tiempo mientras agotan sus carreras y esquilman a sus accionistas.
Ni por un momento ha tenido ninguno de esos directivos la tentación de decir: “vamos a poner patas arriba el diario y vamos a reinventarnos para captar de nuevo a los lectores“. Ese camino -que es muy difícil, ojo- no estuvo nunca en sus planes. Antes prefieren pedirle a papá Gobierno que les dé la paga. Mientras la tengan, seguirán hundiendo la credibilidad de sus medios. Decía hace poco el maestro Ramón Lobo que “los periodistas somos parte del problema de la casta a la que alude Pablo Iglesias“. Por desgracia, los análisis lúcidos vienen sólo de quienes, como Ramón, ya no están en ninguna de esas viejas cabeceras. Y en sus redacciones, los periodistas sensatos tiemblan de miedo callados mientras sus jefes afinan para tocar la música como lo hacía la orquesta del Titanic…
Damos las gracias a Pablo Herreros por la publicación de este post en el Blog Ssociólogos. También puedes verlo en Comunicación se llama el juego