
El término Política Educativa es tan amplio que en ocasiones existían discrepancias entre los diferentes especialistas del tema.
En revisiones recientes sobre la literatura en el campo de la Política Educativa en México, se ha también corroborado, como se hizo notar en 1993, que el término “Política Educativa” es tan amplio que da cabida a cualquier cosa. Como “política” se denominaba desde una reforma hasta un programa o un subprograma. Una definición de dicho término era entonces necesaria y por ello se propuso que política es “un curso de acciones implícitas y explícitas surgido primordialmente desde el gobierno, pero recreado de manera constante por los diversos actores sociales y políticos con el propósito de cumplir las finalidades que el Estado se va fijando. (Flores, 2011: 688).
El concepto que brinda Flores es útil para llevar a buen cause el encuadre del presente trabajo, por lo mismo, este será el referente principal a considerar cuando se haga mención de la Política Educativa en ES. Por otra parte, las Políticas de Educación Superior en México son un eje central en el debate dentro de la Sociología de la Educación; porque en los resultados de lo educativo se entretejen una multiplicidad de factores a considerar, los cuales no sólo están vinculados con la esfera económica del país, sino que también intervienen de manera directa con las esferas culturales y familiares de los individuos. (Bourdieu ,1987). Es preciso mencionar que las Políticas Públicas hacia la Educación Superior han sido revisadas y analizadas desde aristas y perspectivas muy distintas en las últimas dos décadas; sin embargo, para el presente apartado haré uso del Neoinstitucionalismo[1] para dar cuenta de los fenómenos suscitados dentro del campo de las Políticas de Educación Superior.
- R. Clark plantea que la coordinación-regulación de los complejos arreglos institucionales que constituyen un SES nacional se lleva a cabo en dos contextos fundamentales: uno de Estado, en que la autoridad gubernamental coordina y regula el sector, y otro de mercado, en que tal coordinación es provista por mecanismos de intercambio. (Cox, 1993: 94).
Siguiendo a Clark, el arreglo institucional que configura el Sistemas de Educación Superior sienta sus bases en dos aristas fundamentales; por un lado el Estado, como medio regulador para las Instituciones de Educación Superior y por el otro lado el Mercado, como agente para coordinar el intercambio. Cox enuncia que la producción de todas las Políticas dirigidas al Sistema de Educación Superior dependen en gran medida de las coyuntura estructural para echarlas o no a andar. En este sentido, las Políticas de Educación Superior están supeditadas a que existan condiciones para que se ponga sobre la mesa y se discuta al respecto. El Sistema de Educación Superior posee diversas formas coercitivas en sus dos componentes esenciales: cuerpos académicos y cuerpos estudiantiles, las cuales van dando la pauta sobre cuales son y cuáles serán las Políticas que tengan prioridad para las diversas Instituciones de Educación Superior. Del mismo modo hace alusión a los cuerpos institucionales, los cuales constituyen formas similares a los anteriores. Por su parte, Grediaga hace referencia al campo político y a su influencia en los objetivos organizacionales de las Instituciones de Educación Superior del país.
El desarrollo de la Educación Superior está fuertemente asociado a una red de reglas federales, estatales o provinciales que prohíben, exigen, penalizan o recompensan ciertos comportamientos y estrategias de los actores involucrados. A través de ellas las Universidades y demás Instituciones de Educación Superior (IES) buscan satisfacer sus objetivos organizacionales. (Grediaga, 2010: 500).
El conjunto de reglas y pautas que marca el Estado a las IES, se refleja en los condicionamientos para el financiamiento y estimulo económico de las organizaciones educativas. El apegarse o no a estas exigencias, hace posible que las Políticas de Educación Superior surtan efectos contundentes que beneficien a los diversos cuerpos académicos y estudiantiles. Existen diferentes dimensiones analíticas en las que se ubican las Políticas de Educación Superior, las principales Políticas en este Sistema Educativo tienen que ver con el financiamiento y con la calidad a nivel macro, y a nivel micro encontramos las Políticas que corresponden al análisis del cambio institucional en las Universidades. (Del Castillo, 2005).
POLÍTICAS DE FINANCIAMIENTO EN EDUCACIÓN SUPERIOR.
El financiamiento[2] a la ES es un tema central tanto para las IES como para el Estado, en tanto que de una Política de Financiamiento adecuada dependerán otras Políticas Educativas como la calidad, la cobertura y la equidad, así como la propia conducción del SES. El PNE[3] 2001-2006 comienza señalando que la ES es “un medio estratégico para acrecentar el capital humano y social, (…) para contribuir al aumento de la competitividad y el empleo requeridos en la economía basada en el conocimiento (…) Es un factor para impulsar el crecimiento del producto nacional, la cohesión y la justicia social, la consolidación de la democracia y de la identidad nacional basada en nuestra diversidad cultural, así como para mejorar la distribución del ingreso de la población.” (SEP, 2001). En cuanto a la opinión académica, mencionan que existen diversas maneras de postular la relevancia pública de la ES. Consideremos que la ES es el segmento más sofisticado del sector de inversión en capital humano de la economía nacional (sector educativo). (Del Castillo, 1997) Es de interés mencionar que la idea de fondo que subyace en la vinculación ES-desarrollo, es que las cantidades monetarias, el tiempo, la energía y el esfuerzos dedicados son una inversión porque se espera que el consumo de servicios educativos, si reúne ciertas condiciones, incremente, significativamente, la productividad individual futura del inversionista (estudiante). (Del Castillo, 1997). Las IES públicas del país, reciben la mayor parte de sus ingresos por medio del financiamiento estatal. En lo que respecta a la búsqueda de otros recursos que señala la OCDE, el PME[4] indica que se deben precisar las maneras y los medios para asegurar una mayor autosuficiencia financiera de las Universidades, el PDE[5] insiste en diversificar las fuentes de financiamiento de las IES. (López, 2002).
PROGRAMAS DE FINANCIAMIENTO EN EDUCACIÓN SUPERIOR.
Bajo el contexto de masificación educativa en México, tuvieron lugar diversas Políticas y Programas dirigidos a la Educación Superior, entre los que destacan PRONAES[6], PROIDES[7], SUPERA[8], PROMEP[9] y FOMES[10].
Estos programas se han formulado de manera bilateral, por medio de la esfera política y por medio de los actores que constituyen a las Instituciones de Educación Superior públicas en su ámbito institucional, en conjunto con metas y objetivos proyectados a corto, mediano y largo plazo, mismos que se alinean a lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo y en el Programa Nacional de Educación.
A partir del lanzamiento del PRONAES, la planeación de la Educación Superior se había guiado por instrumentos encaminados a asegurar la asignación de fondos atada al cumplimiento de metas precisas. Aunque no todos estos programas sucesivos (PRONAES y PROIDES, y luego FOMES y SUPERA hasta llegar actualmente al PROMEP) tuvieran la misma importancia ni modalidades administrativas y financieras, marcarían una progresión en la búsqueda de una planeación realmente existente, con resultados relativamente transparentes y por ello mismo controlables. (Varela, 1997: 263).
Con estos Programas se instauraron nuevos mecanismos para la asignación y planeación de recursos dirigidos hacia las Instituciones de Educación Superior y hacia una constante modernización institucional para responder a la coyuntura neoliberal.
El FOMES es una estrategia de planeación que permite integrar la aplicación de diversos fondos que operan de manera desarticulada, a través de la operación del PIFI[11]. En el caso específico del FOMES, este se destinó a programas de modernización institucional, tocantes a infraestructura; bibliotecas; computadoras; nuevos programas académicos; sistemas de información institucionales, y otros rubros que fueron concertados entre la Subsecretaría y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (consejos de rectores).
El FOMES persigue tres objetivos que la Secretaría de Educación Pública ha establecido para el campo de la Educación Superior, mismos que enunció a continuación:
- Diseñar, desarrollar e implementar un conjunto de políticas y estrategias.
- Fomentar el crecimiento de la educación en todos los niveles educativos con calidad y equidad.
- Fomentar el crecimiento de la educación en los niveles educativos de Media Superior, Superior y Posgrado con calidad y equidad.
El FOMES ha constituido, sin duda, un instrumento importante para inducir a las instituciones a adoptar los diversos programas gubernamentales. (Kent, 1997).
El FOMES ha representado principalmente una oportunidad para que las Instituciones de Educación Superior mantengan sus espacios educativos a la vanguardia, atendiendo los rezagos acumulados en sus infraestructuras durante la década de los noventa.
Sin embargo, el FOMES es un recurso condicionado, ya que se considera como una aplicación de recursos extraordinarios que el gobierno otorga en función de las tareas que propongan las Instituciones de Educación Superior, de acuerdo con las metas de la Política de Desarrollo del Sistema de Educación Superior.
El FOMES tenía varías tareas asignadas en su génesis, como el apoyo académico y de gestión, así como programas educativos reconocidos por su buena calidad y procesos de certificación por normas de tipo ISO 9000:2000, o bien, para alcanzar el nivel 1 del Padrón de Programas Evaluados por los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES); sin embargo, se ocupó particularmente de proyectos de mejora de infraestructura. (Varela, 1997).
Es importante mencionar que los recursos del FOMES son otorgados a través de la Secretaría de Educación Pública a las IES públicas, sin embargo, el programa como tal corre a cargo de la Dirección General de Educación Superior Universitaria.
CONCLUSIONES.
El propósito fundamental de este trabajo fue describir las posturas específicas y el marco contextual de las Políticas Educativas en la Educación Superior durante los últimos 25 años. En primer lugar, describí las líneas que han conducido a las Políticas de ES, mostrando la relación existente entre las IES, el Estado y la sociedad. Por último, caractericé el PIFI y los principales programas de financiamiento que han tenido lugar en materia de Políticas Educativa en el Sistema de Educación Superior en los últimos 25 años.
A manera de reflexión final, deseo plantear que la modernidad en la que nos encontramos hoy día dentro del Sistema Educativo mexicano; se encuentra permeada por una compleja red, en la cual los actores y las instituciones juegan un papel crucial para llevar a buen cause los diferentes programas educativos.
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[1] Refiere a una teoría enfocada en el estudio sociológico de las instituciones, entendidas como los espacios donde los diferentes actores sociales desenvuelven sus prácticas sociales. El Neoinstitucionalismo tiene como autor eje a Paul DiMaggio, el cual brinda respuesta al desafío que implicaba la escuela del Public choice y la Teoría de los Juegos, mismas que negaban los aspectos históricos y sociológicos mediante el cual las teorías tradicionales se basaban.
[2] Recursos económicos, producto de los esfuerzos presupuestarios del sector público, del particular y de los fondos provenientes de fuentes externas, destinadas a financiar las actividades del Sistema Educativo Nacional. (Diario Oficial de la Federación, 2013).
[3] Refiere al Programa Nacional de Educación, mismo que pertenece al Plan Nacional de Desarrollo para el período 2001-2006 de la gestión del presidente Vicente Fox Quesada.
[4] Refiere al Programa para la Modernización Educativa, mismo que pertenece al Plan Nacional de Desarrollo para el período 1989-1994 de la gestión del presidente Carlos Salinas de Gortari.
[5] Refiere al Programa de Desarrollo Educativo, mismo que pertenece al Plan Nacional de Desarrollo para el período 1995-2000 de la gestión del presidente Ernesto Zedillo.
[6] Refiere al Programa Nacional de Educación Superior (1984).
[7] Refiere al Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior (1986).
[8] Refiere al Programa Nacional de Superación Académica (1994).
[9] Refiere al Programa de Mejoramiento del Profesorado (1996).
[10] Refiere al Fondo para la Modernización de la Educación Superior (2001).
[11] Refiere al Programa Integral de Fortalecimiento Institucional.
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