
[…] Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina mebrana, se puede distinguir un reptil ya formado”
(Dr. Vergerus, personagen de El huevo de la serpiente, de Ingmar Bergman)
Brasil tiene fama de ser, en términos generales, un país plural, diverso y que acepta la diversidad, tanto social como religiosa. Es cierto que la religión católica, mayoritaria en el país, siempre ha influido, de manera decisiva, en la política. Aunque se constituya en factor de poder (el poder tradicional y, al mismo tiempo, carismático, en el sentido weberiano de estos tipos ideales) la Iglesia Católica, a diferencia del pasado, no pretende ejercerlo directamente.
Sin embargo, actúa de modo a influir en la política y en las políticas, con base en su mensaje religiosa y sociopolítica. Pero los católicos, en su mayoría, son conocidos por la falta de ortodoxia y fundamentalismo. A pesar de su fe cristiana, los católicos, en general, no hacen militancia/proselitista religiosa. Viven su fe, y poco se esfuerzan para hacer de la sociedad un espejo de sus creencias.
No obstante, el avance de las fuerzas reaccionarias y conservadoras en las agendas políticas y sociales tiene como plano de fondo un aumento drástico en la comunidad neopentecostal, y como reflejo, el poblamiento de porta-voces de sus creencias en el Congreso Nacional.
Con varias denominaciones, cada una con sus propias formas peculiares de la interpretación de la Biblia, estas iglesias tienen la capacidad de mover miles de millones de reales recaudados por “ofertas” (con la exención de impuestos por parte del gobierno) y mantener una maquinaria política (tanto económica como carismática, poseyendo canales de televisión importantes del país) para elegir a los representantes e influir en los propósitos del estado, una búsqueda que es a menudo totalitaria: quieren la exclusión del Estado laico, vinculando, por ejemplo, a la educación las formas del creacionismo bíblico. El contrapunto de estas filosofías que niegan la realidad y la evolución, que mistifica el concepto de lo divino, es la forma más cruda del materialismo, sentado en una alianza muy estrecha del espíritu con el dinero y créditos bancarios. Ellos defienden ideas radicalmente reaccionarias, tales como prejuicios claros u ocultos contra la homosexualidad y contra lo que llaman de “ideología de género” es las escuelas.
Hay que reflexionar sobre lo que está pasando en Brasil. Frei Betto, un destacado escritor y teólogo, afirma que en el Congreso Nacional, el “lobby evangélico” se asemeja a los regímenes fascistas y nazis, en lo cual el país estaría incubando el “huevo de la serpiente”. Para aquellos no familiarizados, “huevo de la serpiente” es probablemente la mejor reproducción cinematográfica de la República de Weimar y el ascenso del nazismo en Alemania. En el guión, el cineasta Dino De Laurentiis retrata bajo investigación histórica meticulosa, los primeros pasos de una sociedad que terminaría en manos del nacionalsocialismo a patir de 1933. Tal vez la característica más llamativa sea el perceptible crecimiento desenfrenado del fanatismo político, del antisemitismo y la xenofobia.
Es en esta reflexión que nos encontramos con un Brasil con más y más elementos de una religiosidad radical y totalizadora, que cierra el espacio a la pluralidad y el Estado democrático de derecho. No son pocos los proyectos “raros” procesados por la Cámara de Diputados. En la mayoría, tratan de forzar una conducta cristiana para una sociedad llena de diversidad.
Es en la metáfora del “huevo de la serpiente”, que vemos hoy debates obsoletos que son recatados por las manos de los radicales. Eduardo Cunha, destacado diputado del lobby evangélico y actual Presidente de la Cámara, tiene dos proyectos de su autoría: el primero es establecer el Día del Orgullo Heterosexual, y el segundo, un proyecto que pretende criminalizar a los prejuicios contra los heterosexuales.
Además, hay un amplio intento del lobby evangélico para aprobar un proyecto de ley que establece el “estatuto de la familia”, donde se considera una unidad familiar únicamente la unión entre el hombre y la mujer. Vale la pena recordar que como Presidente de la Cámara, el diputado Cunha tiene el poder de acelerar la votación de los temas que le interesa, así como dejar en la larga fila lo que no le agrada. En su primera semana de trabajo, el diputado dejó claro, por ejemplo, que proyectos que faciliten el acceso de las mujeres al aborto sólo serían encaminados a la votación “sobre su cadáver.”
Fuera de esta movilización institucional, los reflejos de una política religiosa fundamentalista se ven en el creciente prejuicio, no obstante condena todo los que difieren del plan divino defendido por estos sectores. El Desfile del Orgullo Gay es atacado en la cámara de diputados como un “intento contra familia”, y en este mismo paquete, importantes líderes religiosos neopentecostales llaman a sus fieles a boicotear las marcas nacionales famosas que se atreven a utilizar modelos homoafectivos de familias en sus anuncios.
Estamos asistiendo a ciertos segmentos religiosos que incuban el huevo de la serpiente. En Alemania de la década de los 30’, solo después que la cosa se calentó es que mucha gente se dio cuenta. Hoy, ellos dicen representar los intereses y deseos de la mayoría. Utilizan el argumento cuantitativo para validar su discurso. Olvidan, sin embargo, que la mayoría no puede prevalecer sobre las minorías, como en Alemania, que exterminó judíos y gitanos con base en el apoyo de las masas.
Bibliografia
http://noticias.gospelmais.com.br/frei-betto-bancada-evangelica-chocando-ovo-serpente-62667.html
http://www.cinerevista.com.br/artigos/OvodaSerpente.htm
http://brasil.elpais.com/brasil/2015/02/13/politica/1423839852_990180.html
Fuente Foto: http://www.fonaper.com.br/noticia.php?id=1394