
Los años advenidos tras la última gran crisis han realzado y dado forma a conceptos económicos de una gran vigencia en el actual panorama social internacional, más manifiestamente especiales en los estados del sur pertenecientes al proyecto europeo. Vamos por esta razón a definir y matizar los nuevos términos surgidos tras la Gran Recesión, explicando sus principales particularidades y efectos sobre el contexto socio-laboral, económico y también financiero.
La primera tipología de conceptos económicos que queremos señalar hace referencia a la deflación, un término usado para designar descensos generalizados de precios de bienes y servicios. En primera instancia, este concepto puede inducir erróneamente a pensar que cuando los precios no aumentan, sino que se contraen, este contexto es preferible al que habitualmente conocemos por inflación, si bien, la economía ortodoxa desmiente con rotundidad esta hipótesis, al afirmar que la deflación indica agotamiento del modelo de producción y dificultad para estimular la actividad y el valor añadido generado. Esto hace que tampoco suponga el mejor caldo de cultivo para llenar las arcas públicas de impuestos, algo indudablemente esencial en contextos de crisis de deuda extrema.
En segundo lugar, otro de los conceptos de economía, más ligado en este caso a mercados y productos financieros, es el conocido como crédito rápido, una modalidad de préstamo caracterizado por elevados tipos de interés y reducidos plazos de vencimiento, en algunos casos incluso de escasos días. Su finalidad consiste en abarcar a todo aquel segmento del mercado que no ha podido satisfacer sus necesidades financieras, muy concretas y puntuales, por medio del canal tradicional. Entre los factores que han favorecido su irrupción y proliferación se encuentran los altos niveles de paro laboral, las altas tasas de temporalidad y dualidad, así como las exiguas remuneraciones económicas de los trabajadores que sí están insertados en términos laborales.
Las causas favorecedoras de los créditos rápidos que acabamos de citar nos remiten al último de los conceptos económicos que queremos destacar, los minijobs, término con el que designamos a los mini-empleos aparecidos en Alemania hace algo más de una década para hacer referencia a los trabajos que, siendo su jornada inferior a las 15 horas semanales, retribuyen al empleado contratado bajo esta modalidad con una cuantía inferior a 450 euros mensuales. Recientemente, este concepto se ha puesto de rabiosa actualidad en España tras conocerse a través de un estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que esta economía europea presenta una de las mayores tasas de minijobs del mundo.