¡Correcto!”. Las injusticias deben ser reveladas para que podamos enfrentarlas. Hay que denunciarlas frontalmente apoyándonos en todos los medios posibles. Dicen que la inteligencia del hombre, si no está de la mano con las herramientas de la palabra y la letra, no es nada. Un hombre instruido, versado, informado, etc., si no tiene la valentía de enfrentarse a las desigualdades que sus lecturas le hacen ver con claridad, entonces es un desperdicio hombre; no es, como dice Víctor Jara “ni chicha ni limonada”.

Las injusticias no sólo están en las páginas de los periódicos, ni en las pantallas de los televisores (ni en las denuncias que hoy se hacen por internet). Hay un mar de entuertos que no logramos verlos y que debemos desentrañarlos en base al estudio. La lucha por lograr los equilibrios sociales, tampoco debe ser rimbombante y manifiesta…, esa intencionalidad debe ser vedada, pues trae intrínseca un velo oculto de protagonismo que nos lleva de nuevo a inscribirnos y circunscribirnos en ese perverso círculo vicioso de la noticia o crónica espectacular, que vende.

¡Hay que observar…, no sólo ver!. Y para ello, la búsqueda de la verdad debe ser el horizonte que guíe nuestros esfuerzos. Sólo así podremos ser individuos positivos en una sociedad en la que vivimos y a la que debemos ofrecer nuestros mejores esfuerzos intelectuales. Lo contario sería, con todos nuestros conocimientos, pasar a engrosar las preocupantes estadísticas demográficas y ser masa informe (amorfa) que sólo busca cómodamente que otros nos den solucionando los problemas. Si somos nosotros los que sufrimos y resistimos el apocalipsis terrenal, nos toca a nosotros mismos buscar la salida de la crisis causante de esos agobios infernales. Por eso, la frase: “hay que darle voz al débil”, debe transformase en “hagamos oír nuestras voces”. Nadie nos defenderá con la vehemencia que el dolor propio, que las privaciones, que los sufrimientos…, nos motivan a actuar.

En definitiva, hay que ser protagonistas de nuestro propio destino. Hay que labrar nuestra historia, viendo hacia atrás, sin olvidarnos de las iniquidades, con el accionar diario y la actitud de rebeldía cruda ante las injusticias, ilegalidades, inmoralidades, desigualdades sociales, etc. Nos toca grabar en la mente colectiva nuestro pasado, tener fresca en la memoria esos acontecimientos negativos…, para que se conviertan en acicate de nuestros empeños…, de lo contrario, nos olvidamos de los aguijones y nos conformamos con lo que nos carguen y sobrecarguen sobre las espaldas.

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