
Chummel, el joven millenial cambiando las ondas desde el Youtube en México, comentando sobre los errores de los políticos, los medios de comunicación, de la realidad en total., Con su equipo de “fact-chequear,” se arma su programa con rapidez, eficaz y una comedia breve entre historias.
En realidad, no es nuevo.
Jon Stewart, Stephen Colbert, Trevor Noah y ahora Jon Oliver han contado y expresado sus opiniones bajo el Canal Comedy Central y ahora HBO, burlando de las incoherencias en la realidad Norteamericana. Es un espacio del debate, un pilar importante en la atmósfera democrática. A su contrario, es el show perfecto para la propaganda democrática- prensa libre, auto-depreciación y recibe las últimas noticias de los eventos y personalidades grandes nacionales.

Solo que- sus críticas no son contribuyentes. La sátira real critica contra el poder, usando la comedia como un instrumento de deconstruir la estructura, y pierde sus esencias cuando dicen que la sátira “solo es comedia!” En sí, es una manera de complacer a la autoridad de su región- la mayoría en los Estados Unidos, y Chummel en México. Quizás hablan de los errores del sistema económico o político, pero nunca el porqué de los errores. Su trabajo de investigar los fuentes, analizar los eventos y llamar la atención a la racionalidad no tienen que ser de calidad, porque no son culpables de sus acciones por ser comediantes.
Peor para Chummel. Todos sus diálogos son copiados del Jon Oliver, sus silencios planeados y sus gestiones físicas resemblan las mismas características de los Norteamericanos. Chummel y su equipo de fact-chequear, son una copia directa de los Estados Unidos. E ironicamente, es un ejemplo perfecto de la exportación cultural Estadounidense a Latinoamérica, la razón de que la gente latina quieren ser Estadounidense nacido- solo que el único problema es que no pueden perder su acento hispánico. Chummel es el producto de ese deseo, esa emoción y orgullo de identificar con los mejores Americanos- de ser “Uno de Ellos.”
La verdad dura es que Latinoamérica no falta de copias. Los gobiernos, los programas de los medios, y la academia en ese continente son entre perder su esperanza de superar la calidad norteamericana o tratar de copiar su “excelencia.” Francamente, Chummel representa el segundo, mientras los demás simplemente ni esfuerzan de mejorar su calidad. Latinoamérica ya no puede seguir en la misma trayectoria, y en esa región no faltan de las profetas falsas comentando sobre los problemas falsos. Y Latinoamérica mira a Chummel, recordando que ni ellos mismo pueden criticar a sus propios gobiernos- necesitan otra copia como él.
Como dijo Chris Hedges, que trabajaba por los New York Times como el corresponsal de guerra en El Salvador, la península Balkano y en el medio oriente, sátira no vale nada si el hablador no está en riesgo por decir la verdad. Seguro, hablan de los errores del sistema, sus incoherencias, pero nunca van a poder hacer la sátira del sistema en sí, Hedges postula. Y con Chummel Torres, Jon Stewart, Trevor- ninguno toca los problemas importantes porque primero, evitan su cargo por ser comediantes y segundo, les importan más su bolsa de trabajo que la importancia del periodismo en la sociedad- de vigilar y reportar por el bien de la ciudadanía.
Chummel representa lo que atrasa latinoamérica- la falta de ser original, de hablar la verdad contra el poder, y a la vez complacer en la exportación cultural del mundo occidente. Es un muñeco de los medios masivos, ganando grandes cantidades de dinero, pero vendiendo una mentira.