
La incipiente propuesta del congresista Edwin Donayre de prohibir que los menores de edad transiten fuera de sus casas después de las diez de la noche —argumentando que esto eliminaría la delincuencia juvenil, drogadicción y embarazos adolescentes— evidencia no solo un pensamiento burdo y falaz, sino también falta de interés del Estado respecto a la problemática juvenil, a quienes se les ve como un peligro y no como ciudadanos en evolución.

En una sociedad como la peruana, donde se han masificado las nuevas tecnologías de información y el uso de móviles conectados a internet, el perfil de los jóvenes y adolescentes de la actualidad no es igual que el de los siglos pasados.
La tecnología nos está imponiendo nuevos comportamientos. Y resulta importante usar los medios de información y telecomunicación con miras a una revolución educativa. La relación existente entre comunicación social y pedagogía revela infinitas posibilidades como herramientas para la educación liberadora.
Sin embargo, existe el peligro de la gran influencia de los medios (tele)comunicacionales en el trastorno de la conciencia individual y social. Más que en la urbe, los jóvenes son vulnerables en el mundo virtual. Ya se encuentra comprobado el control mental mediante herramientas telecomunicacionales propias de proyectos como el MK Ultra, que al asumirse populista pierde verosimilitud. Incluso estos métodos perversos pueden influenciar negativamente en el comportamiento sexual humano.
En lo personal, considero que existe más riesgo en fomentar la unión civil entre individuos del mismo sexo, adecuada históricamente a “matrimonio encubierto”, argucia que agrava la perversión social circundante. En la cultura juvenil, no debe incentivarse una concepción maniquea de identidad de género. Por ello aplaudo la posición del director de Expreso, Antonio Ramírez Pando, de defender la familia frente a “las salvajadas del caviaraje que quiere desviar la formación de los niños desde el nido”.
Se hace preponderante reflexionar en torno al vínculo entre comunicación social y pedagogía para educar al ciudadano en su vida cotidiana hacia la comprensión crítica de la información y el conocimiento. Los medios de comunicación son agentes de socialización, lo cual los vincula directamente con el proceso educativo de la sociedad. ¡Revolución humanista para los jóvenes!