
Uno de los múltiples beneficios que internet y los avances tecnológicos han aportado a la sociedad del siglo XXI ha sido acercar la educación y eliminar muchas de las barreras que impedían acceder a una formación de calidad. A día de hoy, da igual que vivas en una gran ciudad o un lugar remoto, tu acceso a materiales didácticos y a la posibilidad de aprender para labrarte un futuro mejor están al alcance de cualquiera. Carreras universitarias, cursos de enseñanza no reglada, másters o ciclos formativos de grado superior a distancia son algunas de las opciones disponibles para que nunca dejes de aprender.
El afán de superación y la ambición mejorar día tras día son dos características comunes a todos aquellos que han conseguido una vida plena, equilibrada y feliz. Tal y como afirmó el polifacético Benjamin Franklin, ‘una inversión en conocimiento paga el mejor interés’. No en vano, este científico e inventor ha pasado a la historia, nada más y nada menos, como uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos. Y eso que dejó sus estudios a los 10 años, pero dándose cuenta de su extrema importancia los retomó a los 19.
Aprender es el primer paso para convertirte en quien tú quieras, sin limitaciones y la educación a distancia puede ser una buena manera de empezar o retomar si es que algo te impidió seguir en el pasado. Abrir tu mente, adquirir conocimiento y tener más oportunidades en la vida son opciones que están al alcance de tu mano. Y sí, todos tenemos excusas, y algunas son muy convincentes, pero si de verdad quieres hacerlo, hoy en día lo tienes más fácil que nunca.
Mantenerte activo académicamente es un requisito imprescindible en el competitivo mundo en el que vivimos y la formación ofrece una manera no solo de seguir adquiriendo conocimientos, sino de crecer como personas. Eso, sin contar con los beneficios demostrados científicamente que el mero hecho de aprender tiene sobre nuestro cerebro.
Al adquirir nuevos conocimientos, la plasticidad del cerebro aumenta y éste establece nuevas conexiones neuronales gracias a las cuales nuestro nivel cognitivo aumenta. Da igual lo que estudies, cualquier cosa nueva para tu cerebro aumentará su eficiencia, actualizará su potencial para la plasticidad y provocará una mejora en tu comportamiento. Con cada conocimiento adquirido, irás transformándote poco a poco no solo en una versión más avanzada de ti mismo, sino también en una mejor persona.
Pero ¿qué estudiar? Estudia lo que sea, pero nunca dejes de aprender algo nuevo. ¿Te suena Steve Jobs? En su famoso discurso en Stanford, el fundador de Apple y creador de uno de los inventos que ha cambiado nuestro día a día, el teléfono móvil inteligente, cuenta una anécdota que bien ilustra la importancia de seguir formándose. Debido a temas económicos, mezclados con su decepción por la carrera universitaria elegida, Jobs decidió abandonar sus estudios tan solo 6 meses después de haberlos empezado. Sin embargo, no por eso dejó de aprender. El curso de caligrafía al que se apuntó como hobbie fue el que, 10 años después, le permitiría desarrollar un programa que, a día de hoy, todavía nos permite disfrutar de multitud de tipografías en nuestros ordenadores. Dos cosas que no parecían tener relación alguna se unieron para crear algo útil y maravilloso en el cerebro del genio de Apple.
Así que, sigue su consejo ‘stay hungry, stay foolish’ o, lo que es lo mismo, en una traducción no literal, sé curioso y no dejes de aprender.