
Tercera parte: Los sueños y esperanzas.
Los nuevos encuentro comunitarios, la vacuna para fortalecer la emergencia de una nueva humanidad.
En estos días de aislamiento, de paralización, utilizando lo indispensable, pero suficiente para satisfacer las necesidades, y con tiempo disponible para leer los memes, las variedades de reflexiones, escuchar música, forzar y desarrollar habilidades o estar con la familia, se alza como el ave fénix la esperanza de una humanidad más fuerte, embebida del deseo de la amistad, del abrazo, del conversar, del agarrar la mano de los demás, de querer sentirse vivo al sentir la presencia de los otros.
Cuando se produce el encuentro rodeado de los demás, participando del fortalecimiento de la cultura del encuentro comunitario que emerge desde el interior de cada persona rompiendo la lógica mercantilista-consumista.

Foto de Tania Martí Garc. Disponible en: https://www.facebook.com/groups/1442996545770201/?ref=pages_profile_groups_tab&source_id=232008380219325
Sin embargo, en la autopista de los intereses también está la cultura del control disciplinario, que hacen eco en el bullicio del silencio de las ciudades, con sus voces solapadas plantean más de lo mismo, y estos planteamientos son con más fuerza y fiereza.
Los primeros pasos están vigentes y puestos en marcha, con el control y vigilancia extremos, han sido implementados en nuevas ciudades con el objetivo de identificar a las personas que deben estar en aislamiento domiciliario; estos procesos son parte de objetivos más amplios, y solo por el hecho de pensar en esas estrategias de control extremas, produce malestar, temor, angustia y miedo, porque lo que estas personas con su codicia hagan será de daños incalculables, cubiertos con las formas jurídicas, o botando tierra, agua, y a los depredadores naturales para borrar o eliminar las evidencias de la masacre.
¿Se puede controlar la pandemia?.
La respuesta es simple, la pandemia se controlara con o sin la participación de la humanidad, en un primer escenario sin aplicar ninguna medida para evitar la transmisión del virus, llegará un momento en que el virus habrá ingresado a la mayoría de las personas y cuando haya alcanzado entre el 70 a 80% de la población se detendrá el contagio, con presentación esporádica de nuevos casos y unas epidemias locales por ciclos.
En un segundo escenario, con las medidas desde los gobiernos para reaccionar oportunamente y fortaleciendo los servicios sanitarios, como por las medidas epidemiológicas, y las de aislamiento, con prohibiciones de eventos masivos, control en la movilidad humana, etc., el objetivo se dirige a conseguir la disminución de los casos infectivos y con ello el número de persona enfermas y de muertes, con posibilidad de prestar una mejor respuesta en la atención médica y sanitaria, pero queda un porcentaje muy elevado de la población en las mismas condiciones biológicas, esto es de susceptibles, como presas fácil del contagio.
En ambos escenarios, el número de muertes es elevado, con una mortalidad mucho mayor en el primer escenario; no sabemos los daños permanentes con los que queden las personas que padecieron de enfermedad moderada o grave. Los países optan por el segundo escenario, el de contener la transmisión del virus, para ralentizar la epidemia. Sin embargo esta opción es adecuada momentáneamente, luego de un lapso de tiempo pequeño, quizá de unos pocas semanas o meses se tendrá los rebrotes, y nos encontraran con los brazos caídos, cansados, y con respuesta mínima, con consecuencias fatales.
La mejor manera de enfrentar al virus, es desde la intimidad biológica de cada persona, a través de la inmunización, desencadenado por la infección o por la vacunación. Por eso la importancia de desarrollar la vacuna, aunque la efectividad de la vacunación, por el momento, es discutible, en el supuesto cierto de la capacidad mutagénica muy rápida del virus, la vacuna sería inútil, y no serviría para prevenir otra pandemia. Esperemos que el virus se mantenga con cierta estabilidad estructural para que la vacuna sea efectiva.
Los esfuerzos mundiales para controlar la masificación de la transmisión y de limitar el número de enfermos, llevados a cabo en cada localidad, familia y persona vive de forma diferente, relacionado con el espacio geopolítico-social en el que se implementa las precauciones, esto es, dependen del lugar concreto de la estancia, si es en un edifico multifamiliar de varios pisos y con varios departamentos, las familias comparten espacios de transito comunes; a otro, como en el sector rural y que vive solo con la familia, y el vecino próximo se encuentra a muchos metros de distancia, en ese último caso continuara con la vida cotidiana de siempre, pero en el primer caso debe considerar todos los procesos de distanciamiento social y de contaminación con objetos.
Diferencias de comportamiento será necesario considerar si reside en una ciudad con calles inundadas de personas, a otra en dónde la movilidad humana es escasa, de esa manera se dibuja diferentes situaciones, a las que se suma la continuación de la producción esencial para la mantención de la existencia biológica y social, como es la dotación de los servicios básicos, como el de la alimentación, electricidad, recolección de basuras, agua potable, expendio de gasolinas, abastecimiento de gas de uso doméstico, y los servicios de salud que cobran inusual importancia en la consciencia de las personas, etc., estas personas que laboran en estos trabajos están frente a un riesgo multiplicado para contagiarse y desarrollar la enfermedad y morir.
La detención de la transmisibilidad del virus, será más rápida y efectiva no sólo por las decisiones gubernamentales, sino por el cumplimiento por parte de las personas, familias y comunidades. Las políticas del gobierno pueden ser las más acertadas, pero si las personas no acatan dichas normas y acciones planteadas de nada servirá, los ejemplos están a la vista, con el número de casos y muertes en Estados Unidos de Norteamérica, Italia o España para citar a tres países en dónde la movilidad humana se mantuvo y continua sin las restricciones necesarias para que sea exitosa la medida.
Podemos pensar con alta seguridad, que se alcanzará el control de esta pandemia viral, pero posiblemente vendrán otras y otras más de ascendencia biológica, pero las más graves siempre serán las que provienen de la mutación del virus de la codicia y mezquindad humana. Por las razones expuestas y muchas más, debemos los humanos mutarnos, cambiando nuestro comportamiento, dejando nuestra avaricia y codicia, caso contrario seguiremos directo a la extinción.
¿Seremos capaces de escribir una nueva historia?
Hoy, cada persona es parte de la historia de esta pandemia, el control de la diseminación del virus, tiene como base el miedo y la reclusión, utilizan para ello el poder del Estado a través de las normativas constitucionales y jurídicas vigentes en cada país.
En especial las ordenes de quedarse en casa, no es de fácil cumplimiento por las personas en su totalidad, sin embargo ese quedarse en casa se basa en el miedo, que a cada momento por los diferentes medios azuzan y exacerban, en un continuo motivar y reforzar la mente y la consciencia de las poblaciones para quedarse dentro de sus casas, departamentos o habitaciones, y con ello evitar infectarse o infectar; en el caso de incumplimiento de estas exigencias la persona o familia, se transforma en culpable de la muerte de los otras personas, por lo tanto es un criminal, y las leyes a aplicarse se enfilan en esa línea.
Pero no nos hemos dado un tiempo para reflexionar sobre esta estrategia. En primer lugar no hay que luchar para quitar el miedo, sino hay que racionalizar los detonantes del miedo para actuar sobre ellos, porque el miedo es una reacción propia de nuestro sistema de sobrevivencia, producto del estímulo del sistema límbico, de manera más específica de la amígdala cerebral, colocando a todo el organismo en estado de alerta frente a los riesgos y peligros que han sido captados de manera instantánea por ésta parte del cerebro.
El miedo es la expresión de la evolución, desde su aparición permitió la posibilidad de mantener la vida, colocando a todo el cuerpo en alerta y en condiciones de huida, de escape de la situación peligrosa, hasta llegar al humano con mayor especialización y complejidad en el cerebro límbico, en una gamma cada vez mayor de posibilidades ante las diferentes circunstancias y eventos, para reaccionar en ese mundo lleno de adversidades para los sistemas vivos con rapidez, sin tiempo para verificar la certeza del efecto detonador del miedo. Esta estructura nerviosa, en espacial la amígdala*, domina las emociones, por eso se conoce como ‘cerebro emocional’, que coloca a todo el cerebro en situación de alerta ante el evento que es percibido como peligro o riesgo para su sobrevivencia, y de esta manera el resto del organismo se encuentra integrado con los patrones de respuesta respectivas e inmediatas.
Por consiguiente, no hay que desarrollar el miedo, la angustia, el temor o el estrés, porque esos procesos son respuestas innatas de todos los sistemas vivos, con sus diferencias dependiendo de su complejidad organizativa. La manipulación se encuentra en el despertar de esas emociones primarias en los humanos, a través de hechos inminentes, reales, existentes; o por medio de la concienciación de supuestos eventos –inventos humanos- con potencial de causar daños y efectos contra la integridad o la vida. Esta condición sirve de base para todo el andamiaje de la edificación de los ‘habitus’[1] (Bourdieu, P. 2007), como esa condición natural, en la vida cotidiana, para el manejo de estas emociones según el juego de intereses.
Y son estos sentimientos que al vincularse con otros sentimientos y con situaciones negativas para la vida, o que afectan el bienestar de las personas, las ‘utilizadas como los espejos en los que se reflejan los valores, las representaciones, las creencias, las ideas y otros elementos esenciales de la sociedad en cuestión’ (Boscoboinik, A. 2016), por ello, se transforman en centro de atención para implementar la manipulación, recordando que las situaciones de miedo son una construcción socio-cultural-política, y de igual manera, la capacidad de una persona para entender que un evento desconocido, puede encerrar peligro para la integridad, y que le pone en alerta para reaccionar con la huida-, y dependiendo de la gravedad del impacto del evento puede generar a la persona pánico, congelarle, e inhibir una reacción consciente, al resistirse a indagar sobre lo escuchado, visto, oído, o imaginado, y le permita salir de ese peligro de manera razonada, es este escenario el más utilizado para dominar a la humanidad, es el congelamiento del deseo de reflexionar ante los eventos ciertos o construidos.
La utilización del miedo, no solo para la persona sino para toda la sociedad, sirve para visualizar y concienciar a cada uno y al conjunto social, de la insignificancia que es el individuo frente a esos eventos. Esa imposibilidad humana, esta acrecentada, cuando los riesgos y peligros que enfrentamos no son sólo locales, sino globales como lo explica Ulrich Beck (1998) y (2002), y por ello se requiere del compromiso y coordinación de los diferentes países y de los organismos internacionales para evitar o paliar esos peligros y/o sus efectos.
Es en ese espacio del miedo razonado, exacerbado, optimizado, agrandado, desdibujado, sin límites, en dónde los seres humanos nos encontramos con nuestra insignificancia, es decir incapaces de enfrentar al peligro y al riesgo, como reacción consciente a la manipulación que esta por detrás de todo, como el arma más poderosa de dominación, sojuzgamiento y alienación de nuestros cuerpos y mentes, y el quedarse en casa se transforma en el espacio protegido de sobrevivencia.
Voces se levantan por doquier reclamando claridad en los informes sobre la pandemia, ocurridos en cada localidad y su país, hay una conciencia de que la información gubernamental esta sesgada, hay ocultamiento del número de contagios, más aún del número de muertos por Covid-19, entre técnicos, políticos y población civil hay quienes están de cuerdo en ese ocultamiento para evitar la reacción ciudadana, pero en el otro lado hay quienes participan de la idea del sinceramiento de la información para alcanzar la concienciación de la población ante este grave problema de salud pública.
Barack Obama, expresidente de Estados Unidos, en un comunicado de prensa reclama a Trump y a sus asesores, que: ‘Digan la verdad. Dígalo con claridad. Dígalo con compasión. Dígalo con empatía por lo que la gente está pasando’, yaboga por proteger la salud pública en lugar de reiniciar la actividad económica. El miércoles, Obama tuiteó que no sería factible relajar las medidas actuales para combatir la propagación del coronavirus sin un “sistema robusto de pruebas y monitoreo, algo que todavía tenemos que implementar en todo el país (El Diario. abril 2020)
Por lo expuesto, es el momento para otro comienzo, es necesario unirnos, es importante comunicarnos, desarrollar la cooperación, pensarnos que existimos como humanos en la medida que actuamos como colectivos, sin que ello signifique perder nuestra identidad, fundamentalmente nuestra singularidad que define a cada persona como algo único, irrepetible e irreproducible.
Y con esas características somos personas diferentes con sueños y esperanzas, de allí el llamado para volver al ejercicio real de la libertad y poder originarios, desde las singularidades de las personas dentro de colectivos, será con la práctica de una verdadera democracia, como sujetos y actores sociales, con necesidades, sueños y aspiraciones, a su vez con errores, defectos, e imprecisiones, con espacios para expresar sus formas de ver y hacer planteamientos que se verificaran en la práctica para la demostración de la valides social, y la sociedad como el conjunto estructurado pensará y actuará en bien de la vida no solo de los humanos, sino del bien del conjunto planetario/cósmico, en un darse generoso, para la sobrevivencia armoniosa del Todo.
Hay que continuar con el incremento de la solidaridad, del acompañamiento, del cuidado colectivo, con el apoyo, pensando en el bien común, con acciones que beneficien a todos y no a unos pocos.
La riqueza no está en el dinero sino en el desarrollo de la humanidad responsable de sí, de los demás y de la naturaleza, sin mezquindades, desterrando la codicia, y acrecentando la vida comunitaria, tolerante, singular, empática, en bien de toda la humanidad y del cosmos en la globalidad; en ese camino y caminar hay que dejar de ser un Humanvid-19 -Human virus disease-2019-, como lo explica Waldo Calle (2020) en su artículo que lo peor no es el virus de la pandemia del Covid-19, sino el virus que se encuentra en los propios humanos, producto de su interacción negativa con la naturaleza que le ha llevado a convertirse en una especie patógena, feroz, de incalculables depredaciones al planeta Tierra y a sí mismo como especie.
Hay que despertar y no solo resistir, sino erguirse con una coraza de hierro para escribir una nueva historia de múltiples voces, multicolor, con claridades desde la diversidad, siempre cobijados con el encuentro fraterno, solidario, respetuoso, cuidando y cuidándonos, en corresponsabilidad para una vida colectiva entre diversos/iguales.
¿El Sars-Cov-19, es el chivo expiatorio oportuno?
La humanidad en general, respetando a las personas y las culturas que mantienen la sinceridad, la verdad primero fuera de toda otra consideración, utiliza cualquier situación, para encontrar las explicaciones a su irresponsabilidad, o a su incumplimiento, o irrespeto, o encuentra terceras personas a quienes endilga el título de culpables por el solo hecho de encontrarse en el lugar equivocado. El mundo se encuentra en crisis de todo tipo, expresadas desde el calentamiento global, las guerras, el narcotráfico con el narcoterrorismo, el saqueo de las riquezas desde unos países a otros con instrumentos jurídicos, el desarrollo científico y tecnológico alejados de la ética y de la moral, la violencia intrafamiliar, grupal, social, dentro del trabajo; o expresiones de xenofobia, feminicidios, migraciones de poblaciones integras por todos lados añorando una vida digna. Y en medio de este cuadro dramático, las mujeres, niños y las personas de la tercera edad, son los más desprotegidos y en quienes se presenta los efectos negativos con mayor crudeza.
Decir que la crisis mundial de ahora, de estos días es desencadenado por la presencia del Sars-Cov-19 que produce el Covid-19, es una rasgadura de la camiseta, o un lavarse las manos como Poncio Pilatos, y no podía ser de otra manera el culpable de desencadenar todos los males es el virus, desconocido que los problemas económicos en el mundo ya estaban presentes, varios países con falta de liquides financiera, otros con desbordantes índices de inflación, otros incapaces de pagar sus deudas externas, y sin capacidad para financiar los proyectos de desarrollo internos que faciliten el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, sin descuidar las decisiones irresponsables y los diferentes grados de corrupción que afectan las finanzas públicas, son unas constantes en los países, aunque se presenten en unos casos con rostros más visibles y en otros bastante solapados.
Pero es muy fácil endilgar a un virus la causalidad de todos los males, y cubrir la participación y responsabilidad de las personas en los eventos que intervienen en la crisis.
La ciencia también aporta en ese encuentro de los culpables, y el genoma humano identifica a los culpables de las desgracias humanas, en dónde los padres de familia, o los ancestros, por heredarnos ciertos características genómicas, se transforman en los culpables, dejando de lado que esas cualidades codificadas.
Se hacen presente dependiendo de las circunstancias que faciliten su manifestación, esto es, la decidía, la indisciplina, el quemeimportismo, no son cuestiones determinadas por los genes, sino expresiones de lo que somos como humanos, por otro lado en el campo de la medicina hay suficientes evidencias que muy pocas afecciones y males son directamente debidos a la estructura genómica, y las demás expresan probabilidades mayores de desarrollar esas patologías si los modos y estilos de vida favorecen esa aparición.
¿Será suficiente resistir, o acaso debemos levantarnos con fuerza para empujar una nueva forma de vivir?
El futuro de la humanidad será prometedor y esta pandemia habría cumplido con su función el de cambiar la ruta de la historia, si impedimos que se aprovechen de esta crisis financiera mundial para apoderarse de todos los países, a través de las condiciones de préstamos planteados por aquellos que tienen el dinero; si eso permitimos, entonces amaneceremos más maniatados y vendidos por largos años, en una situación de pobreza extrema, convertidos en unos esclavos a tiempo completo, sentiremos no sólo la restricción sino el estrangulamiento.
El verdadero problema de esta pandemia, no es la acción del virus sobre las personas y población mundial, aunque con mucho dolor haya miles de muertos, sino el derrumbamiento de las economías de todos los países y la nueva dominación y orden mundial.
Pero si recordamos los coros, las frases, las ideas, las reflexiones al encontrarnos con nosotros mismos en nuestra soledad, de la importancia de los demás para nuestra existencia, que nuestra insignificancia es producto del estar actuando individualmente desde el egoísmo, menospreciando el aporte de los otros.
Y que ahora tenemos necesidad de vivir con menos, revalorando los roles sociales vitales de las personas, como también visualizando otros que estaban en la primera línea de las necesidades pero que son tan secundarios para la existencia social y personal, y levantamos la voz, nos paramos con fuerza, y planteamos la necesidad de existir como comunidad, cooperando, cohabitando con nosotros mismos, facilitando el diálogo, la comprensión, el encuentro de varias rutas para alcanzar el mismo fin.
Y que se puede caminar de manera diferente porque al fin, llegaremos al mismo sitio que no es más que el respeto, la convivencia armoniosa y respetuosa a uno mismo, a los demás y a la naturaleza, reconociendo que la naturaleza es la dueña del poder, y se hace presente de formas tan diversas, en dónde tiene cabida el efecto mariposa, que en esta pandemia inicio una microscópica partícula de ácido ribonucleico
Y todas las personas que habitamos este planeta éramos los objetos de su accionar, y con un propósito oculto el de sensibilizarnos y ponernos atentos a los acontecimientos naturales, como las voces que anticipan lo que podría suceder en un futuro próximo, para que no estemos descuidados, con las manos hacia abajo, quizá dormidos, anestesiados, sin capacidad de reaccionar, sino todo lo contrario tengamos formas de reacción para que los daños sean menores y manejables, con modos de relacionarnos y de vivir amigables, dentro de comunidades de cuidado, de afecto, de cooperación.
Autores:
Nicolás Campoverde Arévalo, Md. Epidemiólogo
Priscila Campoverde Merchán, Md. Salubrista
Felipe Campoverde Merchán, Md. Oncohematológo
Referencias bibliográfica
Bourdieu, P. (2007). El sentido práctico. Ed. Siglo XXI. Argentina.
Boscoboinik, A. (2016). ¡Por qué estudiar los miedos desde la antropología?. Arxiu d’ Etnografía de Catalunya, n.º 16. Disponible en: https://revistes.urv.cat/index.php/aec/article/download/1018/985
Calle, W. (2020). Humanvid-19. Revisado el 1/04/2020. Disponible en: Redes Sociales.
El Diario. (abril 2020) Obama sobre la respuesta al coronavirus: el mayor error que los líderes ‘pueden cometer en estas situaciones es desinformar’.msn noticias. https://www.msn.com/es-xl/noticias/mundo/obama-sobre-la-respuesta-al-coronavirus-el-mayor-error-que-los-l%c3%adderes-pueden-cometer-en-estas-situaciones-es-desinformar/ar-BB12p6zg?li=AAgh0dF&ocid=mailsignout
* La amígdala debe este nombre por la apariencia a una almendra. No confundir con la amígdala palatina de la garganta, que es una formación linfática, sino aquella ubicada en el cerebro límbico y que es una formación nerviosa de varios núcleos, aunque tenga el mismo nombre el de amígdala, se le conoce también como cuerpo amigdalino, complejo amigdalino, o amígdala cerebral.
[1] Bourdieu, (2007: 86). indica que el habitus, corresponde a unos ‘sistemas de disposiciones duraderas y trasferibles, estructuras estructuradas y estructurantes predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y de representaciones que pueden ser objetivamente adaptadas a su meta sin suponer el propósito consciente de ciertos fines de dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente “regularmente” y “regulares”, sin ser para nada producto de la obediencia a determinadas reglas, y, por todo ello, colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción organizadora de un director de orquesta’.