
En medio de la crisis producto de la pandemia del Covid-19, y con ella el despliegue de los más atroces actos inhumanos, en la que organizaciones delictivas han hecho y hacen sus fechorías, nos encontramos esperanzados en un Ecuador que pueda vislumbrar un futuro mejor.

Los ecuatorianos estamos citados a la primera vuelta electoral el domingo 7 de febrero del presente año, para elegir a varias autoridades, entre ellas a las de Presidente y Vicepresidente Constitucional de la República, así como a 137 Asambleístas que conformaran el Parlamento Nacional. Además, se elegirán a 5 representantes al Parlamento Andino.
En la disputa a la casa presidencial se han presentado 21 partidos políticos, unos van solos y otros en alianzas políticas. En estas elecciones se marca un record de candidatos, sumando 17 inscritos, que aspiran sentarse en el sillón presidencial.
La premisa para este número elevado de aspirantes se puede entender desde diferentes entradas, comenzando por la inmadurez política, pasando por el derecho a la participación de cualquier tendencia o grupo de personas que quieran terciar en las elecciones como parte de la democracia. Así como por intereses de ciertos sectores sociales y de partidos políticos que quieren dividir la votación para tener una mayor oportunidad de llegar a una segunda vuelta.
En esta lid, hay de todo, desde las buenas intenciones hasta las descabelladas propuestas que hieren la inteligencia de las personas. Las ideas populistas, están en el orden del día de todos los candidatos, no existe una propuesta suficientemente expresada de cómo quieren que sea el Ecuador después de su período de gobierno, y cómo quedaría el país con cara al futuro. Esto implica decir con claridad que sistema económico prevalecerá, así como los términos de las relaciones internacionales y con las transnacionales, definir el camino por dónde debe dirigirse la producción, el empleo, la salud, la educación, el bienestar ciudadano; así como, el control y vigilancia del narcotráfico, de la delincuencia organizada, o las líneas para disminuir y eliminar la corrupción institucionalizada y repatriar los dineros ilícitos producto de estos actos.
La lista de ofertas es larga, esgrimidas por los presidenciables, transformándose en una simple retórica, en mi pueblo dirían la misma letra con distintos entonación. En la que dicen luchar en contra de la corrupción, propender hacia el desarrollo del país, dar soluciones de vivienda reales…, y así van de fiesta en fiesta gritando que ellos son la solución a tanto mal.
Lo cierto es que personas con problemas jurídicos por ciertos actos reñidos con la ley son candidatos para terciar en estas elecciones. Y se dicen ser perseguidos políticos, y dicen ser personas honorables, intachables, de una honradez sin límites. Un decir popular reza: ver para creer.
Lo grave de esto es que un número respetable de ciudadanos ecuatorianos están convencidos de la inocencia y pulcritud de estas personas, cuando varios de los hechos esgrimidos por la Fiscalía, y que están en trámite en los Juzgados, indican lo contrario. Además, hay varios procesados que pertenecen a esas tiendas políticas, con evidencias contundentes de sobornos, malversación de fondos, sobreprecios, incumplimiento de las exigencias técnicas por las cuales se contrató la obra, etc, etc, que no sirven para despertar la conciencia ciudadana y no permitir la manipulación.
¿Por quién votar en las próximas lecciones a efectuarse el 7 de febrero del 2021? Es la pregunta que muchos ecuatorianos continuamos formulándonos. No se trata de que el candidato sea la persona que le cae bien, le impresiona por su físico, su forma de pararse, de hablar, la cordialidad expresada, sino que esa persona que mañana va a ser el Primer Ciudadano del país, represente las aspiraciones y anhelos de los ecuatorianos, y que uno en su interior se sienta representado, esta persona no existe al momento.
Personalmente no encuentro a esa persona o agrupación política que recoja ese anhelo de patria. Cada quien se esmera por demostrar que es más ignorante que el otro, que adolece del delirio de persecución y de grandeza. Que se creen los iluminados escogidos para dirimir entre el bien y el mal. Pero dejan un ambiente de pobreza mental, del corazón, y de aspiraciones generosas.
Se dice que cada pueblo tiene los gobernantes que se merece, Yo quiero creer que podemos girar esa sentencia eligiendo a las personas que mejor representen las aspiraciones del país y de su gente.
Por una Patria Grande, al servicio de la humanidad, esperemos que se habrá unos caminos de un mejor porvenir para mi país el Ecuador.