
Preámbulo
Es importante recordar a David Sander a los dos años de su fallecimiento, no con el dolor que causa su ausencia, sino con la alegría de caminar abrazado de sus enseñanzas de compromiso por la vida de todos, lucho por la independencia de la actual Zimbabue, e integró el grupo de profesionales para la implementación de una forma de hacer salud en ese su país aplicando la Atención Primaria de Salud Integral.

A pesar de los esfuerzos realizados por miles de comprometidos con el bien general, desarrollando estrategias, políticas y programas de salud individual y comunitaria, se ven atenuados por otros conocimientos y explicaciones de cómo actuar en bien de la salud colectiva, en el cual se esconden otros intereses ligados a la mercantilización de la medicina.
En ese entorno debe mirarse la actual pandemia de la Covid-19, con la implementación de las acciones preventivas a nivel mundial, cobijados por el objetivo de disminuir la velocidad del contagio y la elevación de la inmunidad de las personas, objetivos que al cumplirse tendrían efectos sobre la gravedad de la enfermedad disminuyendo la mortalidad por esta patología viral.
La Salud Pública ha sido tomada por la industria para hacer frente a la pandemia, revestida de entregar las soluciones a los problemas emergentes que la pandemia exigía, como la dotación de alcohol, desinfectantes, papel para secado de manos, guantes, mascarillas, protectores faciales, la lista es larga de las mercancías que se ofertan en el mercado, pero los procesos económicos de la ganancia están solapados, aunque sean muy evidentes para todas las personas porque debemos erogar un dinero extra para estas mercancías, y las noticias no realizan ningún análisis sobre estos aspectos. Surge la pregunta ¿Quién o quiénes son los verdaderos beneficiarios de las medidas sanitarias aplicadas en todo el mundo?
Se deduce de la anterior pregunta, otra interrogante: ¿Que se esconde detrás de las medidas sanitarias, que vehementemente buscan la aceptación de las instituciones internacionales y la aplicación por los gobiernos nacionales de los países de todo el mundo?, parece existir otra realidad planificada y visibilizada a través de la conquista del miedo y la disciplina de las personas en todo el espacio del planeta tierra. Es un fenómeno global, aplicado con ecos por toda la sociedad, en este escenario cobra fuerza y vigencia el pensamiento de Foucault sobre el biopoder y la biopolítica.
Sobre la pandemia se dice que las nuevas variantes del virus son más contagiante y posiblemente sea más mortal que el Sars.Cov-2 inicial, lo cierto es que hoy esta en circulación la variante Ómicron y nuevamente hay restricción para los viajeros de los países africanos. Hay decisiones político-administrativas para la libre circulación de las personas y el uso d ellos espacios públicos. Esta en auge los procesos para imponer la presentación del carnet de vacunación respectiva.
¿Qué es la medicina?
Parece simple a primera vista definir que es la medicina, pero es esquiva y no se deja aprehender por la mente, conceptualizar significa entender los diferentes niveles, momentos, circunstancias, culturas, las formas de entender el mundo y la vida, es sin lugar a duda un desafío de la complejidad, a pesar de estas complicaciones colocaré unos acercamientos que puedan dar una imagen de la medicina:
La palabra medicina se deriva del objetivo de curar o del medicar no solo a la persona enferma sino a conjuntos o grupos humanos, a través del diagnóstico, tratamiento, pronostico, prevención de enfermedades y/o alteraciones a la salud de los seres humanos y por extensión a otros seres vivos, hasta de los daños observados en la naturaleza.
En el ambiente médico, cuando se hace referencia a la medicina esta impregnada la idea de que es una ciencia y es un arte puesta al servicio de las personas y comunidad, con la finalidad de conservar y restablecer la salud, o para prevenir enfermedades o males que afectan la salud de las personas o comunidad.
En la Revista Crítica se encuentra una aseveración al indicar que la medicina ‘es ciencia en virtud de responder a los cánones exigidos a un conocimiento para que sea considerada una ciencia, pero al mismo tiempo y sustentada en la ciencia el accionar medico es un arte, debido a lo ‘sutil, complejo y bastante misterioso de la aplicación de los conocimientos científicos de la medicina y las leyes universales de la fisiología y la patología a las circunstancias únicas de cada caso individual, teniendo en cuenta que el objetivo de la medicina es tratar pacientes, no enfermedades como tales, y que cada paciente es una persona humana con su propia historia, psicología, sentimientos y necesidades afectivas’. (Revista Crítica, 2016). El arte médico sólo se adquiere con la experiencia, con la práctica.
Es importante tener presente la definición de la OMS acerca de la medicina tradicional (MT) como la suma total de los conocimientos, capacidades y prácticas basados en las teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas, bien sean explicables o no, utilizadas para mantener la salud y prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales. (OMS. 2013).
Estas dos aproximaciones evidencian lo complejo del accionar de la medicina y lo difícil de elaborar una definición., porque se abre un repertorio de conceptos y limites que complejizan al entendimiento de la medicina.
Desde hace unas décadas, se ha colocado a la medicina basada en evidencias (MBE), como el proceso que permite permear las diferentes circunstancias para la acción médica regida a normativas, condición que le faculta defenderse en caso de demanda judicial por negligencia o mala practica médica., porque supone que esta práctica define lo más acertado en la toma de la decisión medica ante los síntomas y signos que ahora son avalados por la presencia de unos valores de laboratorio que corroboran el diagnóstico presuntivo.
Este paradigma, si bien tiene una aplicabilidad más amplia, todavía presenta resistencia a su aplicación generalizada, de algún modo deja de lado la integralidad de la persona humana, es decir ese hecho de considerar a la medicina como un arte integrador de los distintos niveles o esferas del ser humano. Volviéndose cada vez más instrumental, para considerar las evidencias como las únicas que me dan certeza de que algo esta sucediendo en el organismo humano. Ese objetivo de creer que la evidencia da cuenta de todo lo que sucede en el organismo es su talón de Aquiles, porque en los inicios de los trastornos biológicos, no necesariamente existe evidencia de que algo esta sucediendo dentro del cuerpo, por la presencia de mecanismos adaptativos compensatorios que oscurecen la presencia de información fuera de lo ‘normal’
El futuro del conocimiento pondrá unos hitos de lo que se dirá que es normal y cuando es patológico. Pero siempre estará cruzado por algo capaz de crear dudas en esos valores de normalidad, debido a nuestra forma de estructura y organización como conjuntos celulares que actuamos como conjuntos y no como células particulares, que se comunican y toman decisiones con la finalidad de cumplir de mejor manera la función para la cual están en ese lugar. Allí se hace presente la incertidumbre que la MBE no podrá alcanzar a comprender.
¿Quién es el médico?
Considerando la historia de la humanidad, el médico es una persona con diferentes rostros, como el Chamán o brujo de las comunidades antiguas y modernas, pasando por los conocimientos y prácticas que derivaban de las explicaciones de Galeno, Hipócrates, o los desarrollados por los árabes, acompañados de las relaciones espirituales místicas, que en la edad media en Europa fundamentalmente, fue dominada por los preceptos de la religión católica, a otro escenario social en el que se observa un paso sustantivo para dar origen a una práctica diferente con el advenimiento de los hospitales, en el que se concentraban enfermos y pudo realizarse una experiencia de procesos comunes y diferenciar de otros que llevaron a la gesta de nuevos conocimientos y práctica médica.
El médico se enfrenta a un problema crucial en el ejercicio de su profesión, y es que la Medicina no es una ciencia exacta, a pesar de los grandes avances diagnósticos y terapéuticos logrados al presente, las fallas por diversas causas son una posibilidad, pues el “azar” nadie puede preverlo, de manera que hay enfermos con la misma enfermedad, que responden muy bien al tratamiento usual, y otros que no, aunque sea similar. Por esa razón, el médico, cuando ve por primera vez a un enfermo, no debe prometerle la cura de su mal, sino, señalarle, eso sí, que pondrá lo mejor de su capacidad y esfuerzos como profesional para intentar curarlo, ya que no somos dioses, sino meros mortales. Además, como muy bien Hipocrates había señalado, “el médico es un ayudante de la naturaleza”, ya que en la curación de una patología participan, además, el sistema defensivo inmunitario y el regenerativo, entre otros, amén de la buena disposición de la mente para la curación.
¿Para qué ser médico?
Para ser un buen médico hay que tener como meta el bien del paciente con un aprendizaje continuo, durante toda la vida y sin temor al fracaso. Ser médico significa querer ayudar a los demás, significa ser buena persona. Ser médico no es andar frente al paciente y tirar de él, significa andar a su lado, no es mirarlo por encima del hombro, es mirarlo a los ojos, ser médico no es solo una profesión, es una filosofía de vida. (Sánchez, A. 2015).
O como nos dijo el maestro Gregorio Marañón:
“Este hombre recto, pacifista que prefiere morir por la paz a conquistar la paz con la guerra, es casi siempre un médico… El médico, en la guerra, es el único que no quiere matar, el único para quien no existe el enemigo, porque no hay enemigo capaz de esconderse dentro de un hermano“. (Sánchez, A. 2015.
¿Por qué una persona escoge ser médico?
Las razones que tiene un joven para inclinarse y escoger seguir los estudios de medicina y ser médico, son variados, desde aquel impuesto por los padres o familiares de manera tácita y directa, o de forma indirecta porque ese joven se siente comprometido en seguir con la profesión médica. O porque siente ese deseo, el gusto, la satisfacción, se ve el realizando la práctica salvando vidas, paliando el dolor, en ese hacer él se siente identificado, tiene vocación de servicio a la persona y comunidad. Hay un espacio grande de visualizar porque unos y otros deciden hacerse médicos, quizá está ligado al status social, a la posibilidad económica, al manejo del poder, el de sentirse diferente por actuar frente al dolor, la angustia y la muerte.
No es posible colocar unas palabras que indiquen fielmente porque una persona decide seguir medicina, siempre hay quienes estudian porque les gusta tener esos conocimientos y no para ejercer la profesión, en fin, hay de todo.
¿Cómo es la práctica del médico en tiempos de la pandemia de la Covid-19
En esta pandemia el de la Covid-19, donde el agente causal el virus Sars-Cov-2 ingresa en las personas a través de las vías respiratorias, fundamentalmente por el aíre que respiramos, para los profesionales de la salud en general y los médicos en particular, no es una situación que le produzca alegría, y que salte porque ha llegado la posibilidad de enfermarse y morir. Todo lo contrario, causa miedo, temor, angustia, todo a su alrededor se vuelve nocivo, riesgoso, para él como persona y más aún porque puede llevar esos agentes y transmitir a sus hijos, a su pareja y otros familiares. Es una situación de alta tensión emocional, que le afecta en las relaciones familiares, laborales y sociales. Se vuelve un a-social, en muchos casos intratable, muy diferente a lo que se le conocía.
En esas condiciones, nadie quiere ser héroe, se quiere una dosis de tranquilidad, de sosiego para vivir con uno mismo y con los demás dentro de un margen de armonía. Pero no es así, las exigencias institucionales y sociales presionan a tal extremo que le hacen sentir culpable de algo que él como persona no tiene ninguna culpabilidad.
Lo grave de eso es que las personas desobedecen las recomendaciones para no contagiarse y hacen todo lo contrario, después exigen la inmediatez de la atención médica, con hospitales saturados, que no dan abasto. En ese escenario, los comentarios desde diferentes actores sociales se levantan exigiendo el cumplimiento de sus derechos, sin mediar ninguna otra reflexión que la mera exigencia, olvidando que los profesionales de la salud, están por varias horas sin descanso, sin alimentarse, a veces hasta sin dormir más allá de 48 horas, no pocas veces hasta sin poder satisfacer sus necesidades básicas fisiológicas.
A lo anterior se suma el desabastecimiento de los utensilios básicos para trabajar con menor riesgo como son guantes, mascarillas, lugares para lavarse las manos, con papeles secantes para desechar cuando se usen, etc., y sin medicamentos o espacios suficientes para atender los casos más graves que requieren de cuidados intensivos, o de dotación de oxígeno.
En esas condiciones, se suma que en la primera etapa existía un desconocimiento de la historia natural de la enfermedad, no se sabía que era lo más recomendado para evitar complicaciones mayores o la muerte prevenible. Poco a poco se conoce la fisiopatología de la Covid-19 y se abre un escenario con indicaciones más precisas, avaladas con experiencias de eficacia. Hoy estamos en otro escenario, pero igualmente los servicios de salud no están en capacidad de atender demandas exageradas. El personal médico y demás profesionales están agotados.
Varios profesionales médicos y de salud han fallecido por la enfermedad del Covid-19 adquirido como parte del trabajo, por atender pacientes con esta enfermedad, en otros casos los fallecidos han sido los familiares de ellos. Y ahora ¿quién recompensa esos fallecimientos? La respuesta es nadie, en el mejor de los casos unas palabras indicando que son unos héroes… eso no soluciona nada.
Debemos como ciudadanía tomar las riendas sobre nuestros hombros y emprender en modos de vida en donde el cuidado hacia nosotros mismos y hacia los demás sea parte de la vida cotidiana, Exijamos estructuras urbanas que permitan la distancia física necesaria con disposición de mecanismos para eliminar la carga microscópica de manos, cara y garganta. Además, tengamos conciencia de la necesidad de evitar el contagio masivo con los microorganismos que cada persona elimina por vías respiratorias, o están en la piel, o en las superficies que tocamos en nuestra movilización cotidiana.
Bibliografía:
Revista Crítica. (2016). El Arte de la Medicina. Revisado el 15/08/2021. Disponible en: https://www.revista-critica.es/2016/12/26/el-arte-de-la-medicina/ . Este arte se adquiere a través de la práctica
OMS. (2013). Estrategias de la OMS sobre Medicina Tradicional. 2014 – 2023. Revisado el 18/09/2020. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/95008/9789243506098_spa.pdf
Sánchez, A. (2015). Importancia de ser un médico prestigioso en nuestra sociedad. https://isanidad.com/53437/la-importancia-de-ser-un-medico-prestigioso-en-nuestra-sociedad/ )