
Fernando González Pozuelo Sociólogo – Enfatiza que el paro inquieta ya a los adolescentes de 15 años y subraya el papel de la familia para amortiguar la situación.

En esta sociedad, reflexiona, «necesitas una identidad social, saber dónde estás. Esto antes lo daban las familias. Ahora lo da lo qué haces, a qué te dedicas». En esta situación, «el problema del joven parado es doble. Primero, no tienen ingresos. Se casan más tarde, a partir de los 30 años, no son independientes. Se quedan en casa y eso crea problemas. Segundo, su identidad social no está clara, están desubicados».
Para el sociólogo, la identidad social se configura por una doble característica. «Dónde me coloco y dónde me colocan. Es decir, dónde estoy trabajando y dónde me sitúan. El joven de hoy está desubicado», aunque insiste en que hay matizar porque hay «diversos tipos de jóvenes, según aspectos como la clase social, los estudios…. La familia no lo puede solucionar mientras no encuentre trabajo, pero, a la vez la familia hace de colchón para evitar conflictos más graves que pueden originarse por esa situación de desempleo».
Fernando González subraya que no encontrar trabajo produce dificultades económicas pero también anímicas, psicológicas. En este último terreno se agrava el problema porque «la insatisfacción no viene de lo que uno tiene sino de lo que aspira a tener, mucho más acentuado en la sociedad actual que en periodos anteriores».
Insostenible
Las consecuencias que el sociólogo considera «más gravosas» si se extiende la situación de parado para los jóvenes tienen que ver con la deriva hacia el alcoholismo o el consumo de las drogas llamadas duras. «Si el joven cae en esas situaciones todo se hace aún más insostenible», concluye.
González Pozuelo reseña cómo ha cambiado la mentalidad en la juventud en un detalle. «Si hoy le preguntas a un adolescente de 15 años cuál es su preocupación, a los 15 años ya te dice que es el paro. El desempleo es un problema difícil de solventar, incluso para los jóvenes con estudios, y creo que merece la pena apostar por alternativas como la del trabajo compartido. Compartir horas entre las personas que están a punto de jubilar y los que quieren entrar en el mercado laboral», sentencia.
El sociólogo aventura pocas perspectivas de mejora para los jóvenes extremeños y españoles a corto plazo.
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