
En los últimos días, leer un periódico o escuchar el boletín de radio o televisión es sinónimo de guerras, masacres y atentados en una y otra punta del mundo. Conflictos entre facciones, rebeliones de insurgentes, amenazas entre países… en los últimos años la situación del panorama internacional es cada vez más tensa y con mayores frentes abiertos. Ni tan siquiera un telediario daría para explicar la situación en todo el mundo (si se lo propusieran).
Nunca antes en la historia habíamos estado tan conectados y tan separados a la vez. Las conexiones informáticas nos permiten conocer todos los detalles sobre lo ocurrido en la otra punta del mundo, o simplemente hablar con aquel pariente o amigo que se fue a Londres a vivir. O, en ocasiones, tan solo sirve como foco de conflictos.
Este es el caso de EEUU, cuya conectividad con el resto del mundo le hace cada día más vulnerable a los ataques tal y como demostraron los ciber-ataques perpetrados por Anonimous a una puerta trasera del Pentágono. Sin embargo, este tipo de ataques han ido perfeccionándose, así como las defensas ante esta posibilidad.
Lo mismo ocurre en las guerras físicas: las armas son perfeccionadas para poder defender mejor a sus portadores hasta que el enemigo se percata y perfecciona las suyas para defenderse también. Se trata del círculo vicioso más antiguo de la historia y en el que aún seguimos cayendo, año tras año, en todos los conflictos existentes – incluso en los que aún no están abiertos– creando un ambiente de tensión política de gran impacto.
Este es el caso de Rusia y EEUU. Sus políticas internacionales e ideales han estado enfrentadas desde la I Guerra Mundial, cuando el gigante norteamericano entró en escena tras el fracaso de la defensa europea ante la invasión de los nuevos ideales.
Tras su victoria, el objetivo de aislar a Rusia quedó como meta principal en cuanto a la política exterior, lo que decidió el curso del resto de la historia común entre ambos países. Ésta historia ha estado marcada por amenazas, tensiones y alianzas rotas. Pero no siempre se han mantenido las tensiones de manera directa entre ambos países, sino también a través de sus respectivos aliados.
Puede apreciarse con gran claridad en el panorama actual, en el que ni Rusia ni Estados Unidos mantienen una disputa directa, a pesar de encontrarse envueltos en gran cantidad de conflictos.
Aliados
Como hemos nombrado anteriormente, tanto Rusia como Estados Unidos utilizan sus redes de aliados para extender su conflicto más allá de sus fronteras. Éste es el caso de las amenazas vertidas por países como Corea del Norte o Irán –aliados de Rusia– y China –enemiga también del Tío Sam– hacia Estados Unidos, advirtiendo del poder nuclear que poseen y haciendo alarde de su preparación para la guerra.
La pasada semana China anunció la construcción de nuevos drones –aviones no tripulados– para ampliar su flota de defensa para los controles fronterizos. De esta manera, China mantiene su posición como la flota de drones más amplia del mundo y aumenta además su alcance militar.
En este bloque también debemos tener en cuenta las amenazas llevadas a cabo por Corea del Norte, que día tras día se encuentra realizando nuevas pruebas de misiles, haciendo alarde de su potencial armamentístico. Esto hace temblar a sus enemigos y, por extensión, a todos aquellos que tengan tratos de alianza con ellos, lo que refiriéndose del gigante americano, supone la mayor parte del planeta.
De esta manera, los grandes poderes militares asiáticos, Corea del Norte y China, alían sus fuerzas contra el enemigo americano. Sin embargo, estos no son los únicos frentes abiertos para Estados Unidos, ya que con su política exterior también se ha ganado sus propios enemigos como es el caso de Irán, Cuba o Venezuela.
Irán
En caso del país musulmán, las innumerables invasiones realizadas por parte de América le han provocado sed de venganza, tanta, que actualmente su presidente, Mahmud Ahmadineyad, se encuentra buscando la forma constantemente de adquirir armas nucleares amenazando a sus enemigos: Israel, Irak e, indirectamente, Estados Unidos.
Pero ante estas amenazas, Estados Unidos se mantiene impasible, destacando que, debido a su presencia en Oriente Medio, Irán no puede obtener uranio enriquecido sin que su departamento de inteligencia lo detecte, por lo que la probabilidad de que Irán tenga ya en su poder una bomba atómica es muy baja.
No es así, sin embargo, en cuanto al armamento químico. En este aspecto, Irán cuenta con un gran arsenal, según la propia Organización para Prohibir Armas Químicas (OPAQ), encargada de revisar y controlar el armamento en poder de cada país. En la última ocasión, esta organización no pudo acceder a los datos del país al no ser considerado por el Gobierno un ente legítimo.
Por ello, tras los tratos existentes entre Irán y los rebeldes sirios, Estados Unidos ha abierto una investigación sobre los orígenes de las armas químicas utilizadas por estos últimos, teniendo en el punto de mira a las autoridades iraníes pese a que éstas hayan negado su implicación en multitud de ocasiones.
Siria
Siria es considerada el gran punto estratégico de Oriente Próximo, ya que cuenta con fronteras con la cuenca del Mediterráneo y el sudeste asiático, consiguiendo una conectividad con los puntos clave del mapa de países desarrollados más antiguos.
Mientras tanto, su Gobierno, con Bashar Al Asaad al frente, sigue sin reconocer el conflicto que se mantiene en su territorio y que se ha cobrado ya a 70.000 víctimas en los dos años en los que se lleva produciendo.
En la actualidad, los bombardeos son casi constantes, mientras el reciente uso de armas químicas hace aumentar el número de víctimas cobradas en este conflicto. Para ello, el Gobierno sirio se basa en los cargos de incitación a la reunión para perseguir a los activistas que manifiestan la disconformidad con el régimen o enfrentan al poder de la policía militar.
Líbano, en los últimos meses también ha sido un foco importante en esta guerra, ya que es el principal lugar por el que los mercenarios y los propios ciudadanos acceden al país para participar en el conflicto, lo que ha llevado al Gobierno libanés a prohibir la entrada a éstos en Siria.
Estados Unidos, por su parte, participa también en este conflicto, financiando a los grupos de refugiados sirios en países extranjeros pese a las declaraciones del líder de la Coalición Nacional de Fuerzas Opositoras y de la Revolución Siria (CNFORS), Moaz al Jatib:
“El fracaso de las políticas estadounidenses y rusas en Afganistán, Irak y Libia es muy obvio. El pueblo sirio no es un grupo de prueba y Siria no es el campo experimental. No queremos que EEUU y Rusia metan sus narices en asuntos sirios que son problema del pueblo sirio.”
Este tipo de conflicto es, por desgracia, demasiado habitual entre los países de esta región como lo son Yemen, Túnez o Egipto, envueltos en conflictos civiles desde los inicios de la Primavera Árabe, en 2010.
Respecto a Irak y Afganistán, ambos conflictos fueron creados por y para Estados Unidos. Por un lado, la invasión de Irak comenzó en 2003 tras la acusación por parte de George Bush de armas de destrucción masiva en manos de Sadam Hussein, lo que le convertía en una seria amenaza para sus posibles enemigos, pese a no haber realizado ningún anuncio acerca de la existencia de este tipo de armamento a diferencia de la estrategia llevada a cabo por Corea del Norte actualmente.
Por otro lado, la guerra de Afganistán se desató en 2001 debido a la amenaza supuesta por el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, cuya residencia se encontraba en dicho país. La invitación a la yihad y el ataque a las Torres Gemelas desataron la ira del gigante dormido, quien vengó su ‘ofensa’ buscando y, finalmente, eliminando a Bin Laden. Sin embargo, tras la caída de dichos líderes, ambos frentes siguen abiertos.
África
El continente africano, por su parte, cuenta con diversos conflictos abiertos en el Magreb, compuesto por países como Argelia, Mauritania, Mali, Niger, Marruecos y Libia en los que la actuación de grupos terroristas crecen cada vez más debido a un recrudecimiento del sentimiento religioso que pretende recuperar territorios perdidos.
Este tipo de violencia se agrava en casos como el de Mali, el cual mantiene una crisis interna debido a su guerra civil. En este conflicto, no sólo han intervenido militantes malíes sino que la guerra cuenta con numerosos países interventores como el Chad, quien ha sido el que ha perdido mayor número de militantes en su territorio.
Mali es considerado como uno de los países con mayor número de recursos naturales en su territorio incluyendo oro, uranio, diamantes y piedras preciosas, hierro y petróleo entre otros recursos naturales. Por ello, es el país con mayor número de países intervencionistas.
Debido a la condición de antigua colonia francesa, fue éste el país que primero intervino e impulsó la ‘solidaridad’ del resto de Estados miembros de la Unión Europea para ayudar a los refugiados de la región a recuperar sus casas.
Por otro lado, la alianza entre EEUU y Francia llevó al país norteamericano a intervenir en el conflicto dando apoyo aéreo a los insurgentes contra el gobierno malí mientras en el mercado negro vende armas a ambos bandos del conflicto, así como ha armado también a multitud de bandos enfrentados como los de Sudán, Somalia o, incluso, su propio continente.
América del Sur
En América, los frentes abiertos para Estados Unidos se multiplican. Históricamente desde el conflicto de los misiles en Cuba se convirtió en uno de los principales enemigos del gigante norteamericano, así como sus aliados en el eje comunista americano entre los que se encuentran Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua.
Estos países proporcionan una gran ventaja estratégica a su aliada, Rusia, respecto a su principal enemigo. Sin embargo, la situación interna de estos países provoca una inestabilidad en sus relaciones exteriores.
El vacío de poder a causa de la reciente muerte de Chávez y la desaparición de la escena pública de Fidel Castro han ocasionados sendos vacíos de poder, que conducen a ambos países hacia una deriva incierta.
Así como se especula con la continuidad del propio chavismo sin Chávez, Cuba, tras la toma de poder ‘temporalmente’ por el hermanísimo Raúl Castro, continúa indecisa en su política, decidiendo entre ambos polos virando cada vez más hacia el capitalismo y haciendo temblar los cimientos de las alianzas comunistas.
Por su parte, la frontera mexicana de Estados Unidos se encuentra cada vez más inestable debido al aumento de la crisis de seguridad y la corrupción en la policía fronteriza que hacen que el gobierno mexicano recurra al ejército para afrontar los problemas con los cárteles de la droga.
Así como en Colombia, donde las FARC, a pesar de la disminución constante de poder en los últimos años, siguen manteniéndose en la brecha en negociaciones directas con el gobierno colombiano que, hasta ahora, no han llegado a ningún acuerdo.
Por último, el gobierno de Rafael Correa, Bolivia, mantienen conflictos limítrofes con Chile y Ecuador que, pese a no mantenerse de forma directa, sí mantienen cierta tensión en ambas fronteras.
Carrera armamentística
De esta manera, no es de extrañar que los periodos de paz sean aprovechados para conseguir un gran desarrollo armamentístico y, así, desarrollar paralelamente la tecnología cotidiana. Por ello, en la actualidad el ranking de países más desarrollados tecnológicamente coincide con aquellos Estados con mayor desarrollo armamentístico como son EEUU y China.
Y así, con estos avances, la sociedad consigue mantener sus niveles de desarrollo tecnológico. No obstante, los avances tecnológicos relacionados con las comunicaciones o el transporte como la radio o el ferrocarril, fueron inventos trascendentales desarrollados a partir de necesidades creadas durante las oscilaciones de la I Guerra Mundial.
Desde entonces hasta hoy, los diferentes gobiernos mantienen intereses económicos -así como políticos- en mantener ciertos enfrentamientos armados; por ello, aún en tiempos de paz, invierten tiempo, esfuerzos y dinero en prepararse para el momento decisivo.
En esta preparación, impulsan el desarrollo armamentístico creando nuevas tecnologías aprovechables, en muchas ocasiones, para la vida civil en lugar de impulsar investigaciones civiles que, en ocasiones, pudieran ser aprovechadas para la creación de nuevas armas.
Por tanto, la población consigue un gran desarrollo tecnológico, propio de esta aldea global en la que vivimos, a cambio de encontrarse en medio de éste panorama internacional de tensión sin saber cuándo alguien descolgará un teléfono rojo o pulsará el botón final.
Artículo de Aroa Díaz Gutiérrez, visto en www.eldiariofenix.com