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Blog de Ciencias Sociales y Sociología | Ssociólogos

La sociología del delito amateur de Kessler

mayo 16, 2013
La sociología del delito amateur de Kessler

El sociólogo argentino Gabriel Kessler aborda en esta obra la idea de cómo las transformaciones en el mundo laboral, en particular, la precarización e inestabilidad que éstas presentan actualmente para los jóvenes de comunidades populares, han impactado en las dinámicas delictivas, haciendo de estas menos una “carrera” o “profesión”, sino más bien generando un continuo entre las ocupaciones legales y las ilegales, caracterizadas ambas por su carácter esporádico y espontáneo.La sociología del delito amateur de Kessler

El autor pone en relación elementos como la identidad de los sujetos en conflicto con la ley, las prácticas ilegales y delictivas y la relación con dinámicas estructurales de precarización laboral que han atravesado al mundo y América Latina en las últimas décadas. De esta forma, se desafían nociones de sentido común; como aquellas que asumen que los sujetos incursos en actividades ilegales son delincuentes a tiempo completo, gobernados completamente por una identidad que sirve de origen y explicación de sus prácticas, nociones identitarias asociadas a los jóvenes de comunidades populares: “pibes chorros” en el contexto argentino, “malandros” en el nuestro. Estos planteamientos, que tienden a emparentarse con “soluciones” represivas y de profilaxis social, parten de la idea, tautológica, de que aquellos que actúan como delincuentes  lo hacen porque son delincuentes y no pueden, una vez convertidos en delincuentes, dejar serlo.

Sin embargo, Sociología del delito amateur de Kessler, permite trascender o debatir estas nociones tan comunes, pues nos muestra cómo se produce un tránsito fluido entre actividades legales e ilegales, en un contexto laboral caracterizado por la precarización, los bajos ingresos, la alta rotación, la poca cobertura social, y la marginación territorial.

En diálogo con las tradiciones sociológica y criminológica, Kessler logra, a través de una serie de entrevistas a profundidad con jóvenes inmersos en delitos contra la propiedad, pero también a jueces, educadores, padres y otros jóvenes que conforman su contexto de acción, rescatar con gran detalle la experiencia de la inmersión en este tipo de prácticas, a la vez que reconstruye los contextos microsociales y estructurales que los hacen posibles.

De esta manera, el autor analiza cómo los jóvenes actúan según una “lógica de provisión”, que sustituye a la lógica del trabajo, en la cual el origen de los recursos que se obtienen deja de ser central: los actores salen “a la calle” a conseguir recursos de alguna manera u otra. Esta lógica, sin embargo, no impide que los actores diferencien entre “las dos platas”, la “buena” -que se gana de ocupaciones legales- y la “mala” -fruto de robos o de acciones ilegales y más propensa a despilfarrarse-. Asimismo, a partir de un análisis detallado de las experiencias en que los jóvenes se acercan a los robos y otras actividades delictivas, sus primeras experiencias y sus sensaciones en estas situaciones, se aborda con mucha riqueza las lógicas de acción implícitas, como el “ventajeo”. Lógicas donde las interacciones se definen por la imposición sobre el otro, o la construcción de los roles de víctima y victimario durante el robo, desde una perspectiva cercana a Goffman y otras perspectivas interaccionistas, pero que no desestiman los marcos de precariedad e incertidumbre que fuerzan estos presentismos.

Es a partir de esta reconstrucción de la lógica de los actores que Kessler se permite, sin embargo, no quedarse entrampado en una mirada puramente microsocial, sino que pone a dialogar la riqueza de su análisis cualitativo con consideraciones sobre los cambios estructurales que los impactan. Es así como logra entender en el delito algo más que una sombra oscura o un espacio en negativo y traza, a partir de algunas de sus dinámicas, pistas sobre reconfiguraciones sociales más amplias. En particular, se analizan los cambios de las trayectorias laborales que atravesaron la vida de los jóvenes desde la década del 90 hasta nuestros días y cómo el papel central del trabajo como organizador de la vida social se ha erosionado.

De igual manera, reconstruye sus dinámicas escolares (donde las expectativas de formación para el campo laboral han declinado, siendo sustituidas por una “escolaridad de baja intensidad”), vecinales (caracterizadas por una marginación espacial dentro del propio barrio) y familiares (donde la distribución de las tareas ha sido afectada por las intermitencias impuestas por los cambios laborales), que permiten entender estas prácticas a partir de una ida y venida desde la experiencias concretas de la transgresión y las recomposiciones sociales. Su mirada permite profundizar cómo sirven estas dinámicas para entender las reconfiguraciones de los sectores excluidos, así como qué elementos aportan estas reconfiguraciones para abordar la problemática delictiva, temática esencializada por excelencia.

El texto, de esta manera, debate con la idea, fuertemente afianzada en la literatura tradicional, de la carrera delictiva estructurada, y con ello la noción de “sujeto delictivo” o, por otro lado, la de una delincuencia articulada en torno a subculturas sin nexos con la cultura hegemónica. Existirían, más bien, dinámicas con los grupos de pares desde las que participar o no de las actividades delictivas no genera grandes brechas internas. Estas reflexiones contradicen las teorizaciones sobre “bandas”, y las ideas con respecto a la estigmatización que plantea Howard Becker, precisamente porque complejizan las relaciones que por lo general se consideran entre actividades delictivas y construcciones identitarias, dando cuenta de un espacio caracterizado, en el marco de la inestabilidad, por una “fluidez” entre diversos roles. La “profesionalización” es vista en cambio como un paso, posible para unos y desestimado por otros, en el devenir biográfico de estos actores, donde los cálculos y estrategias para minimizar el riesgo van generando ciertos grados de especialización.

A través de esta aproximación, Kessler aporta importantes datos tanto sobre las características actuales de las dinámicas donde se construyen, posibilitan y legitiman los delitos contra la propiedad por parte de sus actores, desmintiendo muchos de los “sentidos comunes” en los que se basan la mayor parte de las  políticas de seguridad. Por otro lado, también permite arrojar luces sobre las dinámicas juveniles de sectores populares, y el impacto que sobre éstas han tenido los marcos de una economía globalizada. Es un trabajo analítico que esquiva hábilmente las lecturas criminalizadoras de la juventud popular, e interpreta a las dinámicas delictivas como parte de la construcción de un panorama más amplio sobre las recomposiciones del mundo popular, en contextos de declive de la sociedad salarial.

Por Iván Ipojonovsky
KESSLER, Gabriel. Sociología del delito amateurBuenos Aires, Paidós, 2004, pp. 295.

Fuente: sociologando.org.ve