Los datos ofrecidos por el módulo específico de la Encuesta de Condiciones de Vida de 2011 (INE), y publicado el pasado diciembre de 2013, permiten aproximarse a la respuesta. En este módulo, llamado “Transmisión intergeneracional de la pobreza”, se pregunta al entrevistado (25-59 años) por circunstancias económicas, sociales y del hogar de sus padres cuando el entrevistado estaba en la adolescencia (14 años): actividad y ocupación, nivel educativo, situación económica y dificultad del hogar para llegar a fin de mes. Estas preguntas retrospectivas permiten conocer la transmisión intergeneracional de capacidades y habilidades de padres a hijos, al comparar las respuestas con las características actuales del entrevistado, obtenidas del módulo principal de la Encuesta.
El 72,3% de los adultos de 25 a 59 años, cuyos padres tuvieron dificultad para llegar a fin de mes cuando esos adultos eran adolescentes, tienen a su vez dificultad para llegar a fin de mes: 15,5% mucha dificultad, 24,7% dificultad, y 32,1% cierta dificultad (Figura 1). En cambio, el 52,5% de los adultos, cuyos padres tuvieron facilidad para llegar a fin de mes, repiten esa facilidad ellos mismos.
La transmisión intergeneracional de la baja habilidad para llegar a fin de mes en España es bastante superior a la habilidad para acabar el mes con facilidad: 72,3% y 52,5%, respectivamente. Esa diferencia es menor en la Unión Europea-28, 68,9% y 55,9% respectivamente, cifras que esconden grandes disparidades entre países (Ver el trabajo de S. Grundiza y C. López Vilaplana:Intergenerational transmission of disadvantages statistics).
El porcentaje de adultos en hogares actuales en situación de riesgo de pobreza es mayor si en su adolescencia vivieron en hogares con dificultades (25,7%) a si vivieron en hogares sin problemas (16,7%).
En otro artículo hablamos de la transmisión de la educación y la pobreza (“La brecha escolar y la transmisión intergeneracional de la pobreza”, de 12-12-2013). Ahora prestamos atención a la relación entre dificultad para llegar a fin de mes del hogar paterno y la educación alcanzada por los hijos (Figura 2). El 56,2% de los actuales adultos, que vivieron en hogares en que había dificultad para llegar a fin de mes, sólo han alcanzado un nivel bajo de estudios (primarios o inferior y secundarios de primera etapa). En cambio el 66,2% de los que vivieron en hogares sin estrecheces económicas, han alcanzado niveles educativos medios (educación secundaria) y altos (educación superior).
Si sumamos las evidencias sobre la transmisión de la baja habilidad para llegar a fin de mes, el riesgo de pobreza en el hogar, y las extraídas acerca de los aspectos de educación, podemos concluir: las desventajas se transmiten entre generaciones, la pobreza en buena medida se hereda y es una losa para las siguientes generaciones.
Por tanto, respondida la pregunta inicial, nos surgen otras: ¿Quién rompe ese círculo vicioso de transmisión intergeneracional de desventajas? ¿Con qué políticas? ¿Son las actuales medidas en materia educativa y en política económica y laboral adecuadas para reducir esas desventajas?
Artículo de Antonio Abellán y Rogelio Pujol, Departamento de Población, CSIC. Visto en envejecimientoenred.wordpress.com