El Dr.David Price señala: “«Cuando usted toma la mayoría de esos proyectos uno por uno, todo eso parece ciencia social normal: análisis textual, investigación histórica, etc. Pero cuando usted los pone todos juntos, todos comparten la misma lisibilidad con todas las distorsiones de una simplificación excesiva. Minerva subcontrata “al detalle” sus finalidades globales de una manera que permite a cada uno disociar su propia contribución del proyecto total.»”
Esa idea de dispersar la masa de las investigaciones sociales, que aparecen como “puras”, pero que en el fondo convergen y sirven a objetivos políticos y militares, nivel en donde se sintetizan centralizadamente los resultados, ya se habia denunciado en los años 60ś en un escándalo similar, que estallo desde el parlamento norteamericano, llamado “El Plan Camelot”, que coordinaba los proyectos de diversas facultades de ciencias sociales en latinoamerica y,especialmente Chile, para prever potencial subversivo, actitud de las Fuerzas Armadas y temas similares, de modo encubierto, simulando que el pais investigado era Canada. Sabemos lo que ocurrió luego hacia 1970 y en 1973. Recomiendo revisitar la obra del argentino Gregorio Selzer al respecto. Puedo decir que no me sorprende mucho la ligazon ciencia social “bien financiada” y agencias gubenamentales de represión, e incluso ONG y los fondos exteros que las financian “inocentemente”. En Chile ,por ejemplo, la “novedad” de los estudios cualitativos, de analisis de discursos, focus group, ciberilitancia, además de los softwares QACDAS , tales como Atlas.ti han sido bien usados por organismos del estado (en “democracia”) con similares tareas , teniendo como objetivo o enemigos a las “tribus juveniles” urbanas, movimientos estudiantiles, indigenas, ecologistas y otros. Por cierto, la mano de obra cientifica la proveen las escuelas y facultades, con progresistas alumnos y progresistas profesores muy postmodernos todos. Atrás quedaron las promesas de una ciencia social que ayude a la emancipación humana en su mas amplio sentido moderno. George Orwell y Aldous Huxley campean. Saludos.

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