Esta pregunta viene a colación tras la lectura de un artículo publicado en la revista metode.cat cuyo título es “La #ciència a Twitter”. Éste toma como referencia otro artículo publicado en Science y el “index-k” (“índice Kardashian”) y en el que se parte de la propuesta de “calcular la discrepancia entre el número de seguidores de un científico y el de citaciones recibidas por sus trabajos en revistas de impacto”. La conclusión a la que llegaban es que un científico demasiado “kardashiano” debía dedicarse menos a Twitter y más a escribir artículos.
Dicho esto, en “La #ciència a Twitter” se cuestionan si los científicos españoles usan esta red social, especialmente aquellos que presentan un mayor impacto según Thomson-Reuters. Escogieron a los 45 científicos españoles con mayor impacto y de estos, sólo siete tenían Twitter; de los siete científicos, sólo tres presentaban un perfil destacado. Si bien son conscientes de las limitaciones del estudio, extraen algunas conclusiones que resultan de interés. Entre éstas, concluyen que los científicos presentan un nivel de participación e intervención en la red social citada como nula o, en ocasiones, poco significativa; otra conclusión es que son muy pocas las mujeres científicas en Twitter.
En mi opinión, el verdadero debate al respecto no es otro que la difusión de la ciencia. Y este debate puede ampliarse no sólo a la utilización de Twitter sino también a la participación en blogs; de hecho, Twitter es un tipo de blog: microblogging. En este sentido, una de los finalidades que debería tener la investigación es su difusión y, a ser posible, al mayor número de personas. Los resultados de estas investigaciones terminan publicadas en artículos de revistas científicas (más allá de su clasificación por categorías o cuartiles), y eso cuando son aceptados; en otras ocasiones, la difusión tiene lugar a través de ponencias, seminarios, congresos… La siguiente cuestión que me planteo es, ¿a que público va dirigido? ¿Acaso es habitual la descarga (y lectura) de artículos científicos o acudir a bibliotecas a embeberse de la ciencia? Y si hablamos de congresos y seminarios, ¿Cuentan con un auditorio muy concurrido? Pienso que para el primero de los supuestos no hay una amplia difusión de los resultados, y en el segundo, sinceramente, a todas las ponencias o seminarios a los que he asistido, una de las características era el escaso número de oyentes. Quizá lo diga por pertenecer al ámbito de las disciplinas propias de las ciencias sociales…. Por lo tanto, es posible que tras una labor que ocupa, en mayor o menor medida, tiempo, dedicación y esfuerzo, al final, sólo sean unos pocos quienes acaben leyendo al autor de la investigación. Por ello creo que una opción más a considerar, que puede contemplarse como suplementaria, es la de hacer públicas tus investigaciones a través de otros medios existentes en la actualidad, sean colaboraciones en blogs, sea el uso de Twitter. Escribir en un blog no es que te ofrezca la garantía de la lectura de tu artículo, y por lo tanto, que tu trabajo tenga cumplida su finalidad de dar a conocer, pero es una estrategia más a seguir. Algo similar ocurre con Twitter: cierto es que sólo se disponen de 140 caracteres, pero empleando un lenguaje adecuado y sugerente, puede atraer al lector, y a partir de ahí, se puede enlazar a una revista o a un blog.
Así, si la ciencia tiene entre sus finalidades la difusión del conocimiento científico, no está de más que se divulguen sus resultados en los citados medios. Si desde las distintas Facultades de las Universidades no se llevan a cabo estrategias para dar a conocer los avances de la ciencia en sus respectivos campos, parece lógico que el investigador, en su deseo (aunque sea desde una visión egoísta) de hacer llegar su “obra”, haga uso de otros procedimientos posibles. Y esto es válido no sólo para los científicos noveles, sino también para los más veteranos. Otro argumento a favor de la utilización de estos medios es el siguiente: los diarios digitales cuentan, cada vez más, con presencia de blogs en sus ediciones, con lo que el poder de expandir el progreso científico aumenta. Desde luego que dependerá de la voluntad y de los tiempos disponibles de cada uno, en definitiva, de las circunstancias que rodean al científico, pero como herramienta estratégica no hay que descartarla sino reconocerla como un valor añadido.
Nota: un sociólogo de la talla de Mariano Fernández Enguita, nada más y nada menos, cuenta en la actualidad con 5.501 seguidores en Twitter, tiene blog propio y colabora con Ssociólogos.com. Parece que deben reformular la investigación, so pena de que estén limitando su estudio a las ciencias naturales y dejen en el olvido las investigaciones propias las ciencias sociales.