
Vivimos en un mundo donde los peligros creados por nosotros mismos son tan amenazadores, o más, que los que proceden del exterior. (Giddens, 2000, 47)
Sin duda alguna, el riesgo siempre ha formado, forma y formará parte de nuestras vidas, por ende, comparto con ustedes dos preguntas problematizadoras:
¿Nos hemos dado la oportunidad de reflexionar detenidamente sobre la palabra riesgo o es una palabra más que resuena cotidianamente durante nuestras conversaciones?
Desde un punto de vista sociológico, ¿qué entenderemos por riesgo?
Parafraseando al sociólogo inglés Anthony Giddens (2000), la idea de riesgo puede rastrearse aproximadamente durante los siglos XVI y XVII. Es importante comentar que fue utilizada por vez primera cuando los occidentales navegaban en océanos y mares desconocidos.
Es decir, la idea de riesgo estaba íntimamente ligada a la cuestión de espacio, no obstante, después se trasladó a discursos que tenían que ver con el tiempo. Por ende, considero preciso apuntar que la idea de riesgo la podemos relacionar con tiempos, espacios y lugares que giran en torno a una multiplicidad de situaciones que involucran contextos de incertidumbre.
Para Giddens, la idea de riesgo no es sinónimo de amenazas o peligros; el riesgo es todo análisis activo sobre posibilidades futuras. Por lo cual, desde sus orígenes, la idea de riesgo va acompañada del surgimiento de la idea de seguro.
¿Seguro?
¿Seguridad?
¡Irónico, no creen!
Lo que menos poseemos los seres humanos es la seguridad necesaria para contrarrestar la inseguridad que deviene de dos tipos de riesgos:
- El riesgo social
- El riesgo ambiental
En ese tenor:
La mejor manera de explicar lo que está pasando es hacer una distinción entre dos tipos de riesgo. A uno lo llamaré riesgo externo. El riesgo externo es el riesgo que se experimenta como viniendo del exterior, de las sujeciones de la tradición o de la naturaleza. Quiero distinguir éste del riesgo manufacturado, con lo que aludo al riesgo creado por el impacto mismo de nuestro conocimiento creciente sobre el mundo. El riesgo manufacturado se refiere a situaciones que tenemos muy poca experiencia histórica en afrontar. (Giddens, 2000, pp. 38-39)
Entenderemos entonces por riesgo externo todas las probabilidades de afectación que la naturaleza puede provocar sobre el hombre y por riesgo manufacturado entenderemos todas las afectaciones que los seres humanos podemos generar sobre la naturaleza. Por otra parte, es pertinente aclarar que sin duda alguna la intervención del hombre sobre la naturaleza es un riesgo que cuesta trabajo calcular, ya que nuestras sociedades viven tras el fin de la naturaleza (Giddens, 2000).
Los riesgos externos tienden a mimetizarse con los riesgos manufacturados y viceversa, ya que últimamente el planeta tierra experimenta una multiplicidad de catástrofes naturales de las que ahora no sabemos a ciencia cierta si sus causas son totalmente naturales o se derivan de la intervención que los seres humanos hemos tenido sobre la naturaleza. Giddens afirma que no todos los riesgos manufacturados tienen que ver solamente con la naturaleza, es decir, hay riesgos manufacturados que impactan sobre el mundo social.
Podríamos decir que los riesgos externos y los riesgos manufacturados están ligados, sin embargo, no podemos calcular con exactitud su vínculo hasta que estén ocurriendo. Por lo anterior, la figura del Estado ha sido la encargada de mediar entre el alarmismo y la indiferencia producida por los posibles riesgos externos y los riesgos manufacturados acaecidos en el mundo natural y social.
Por ende, los riesgos calculados pueden ser manufacturados, externos, o el vínculo entre ambos, pero no sabremos sus alcances hasta que estos se desarrollen, empero, lo que sí sabemos es que la relación entre naturaleza, hombre y sociedad produce riesgos. Por lo anterior, vale la pena preguntarnos lo siguiente: ¿qué es el principio precautorio?
Giddens nos dice que la idea de principio precautorio nació en los años 80 en Alemania, en el marco de debates ecológicos experimentados en Europa. El principio precautorio es la capacidad del Estado y la ciudadanía para actuar de manera activa y conjunta ante toda situación de riesgos.
En pocas palabras, para Giddens la relación entre ciencia, tecnología, hombre, sociedad y naturaleza ha producido una permanente e inevitable gestión de riesgos. Es así como el sociólogo inglés sostiene que las sociedades actuales no son más, ni menos arriesgadas que las anteriores, pero lo que si podemos asegurar, es que el balance de los riesgos externos y manufacturados ha cambiado a la par de la naturaleza, las sociedades, la ciencia y sus implicaciones tecnológicas.
Bibliografía
- Giddens, A. (2000). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. España: Taurus.
Figuras
- Figura 2.1. José Carlos López Hernández
- Figura 2.2. Anthony Giddens
Recuperada de http://ploff.net/ba-151-las-causalidades-que-nunca-estan-de-mas/