
El perfil de una o un sociólogo se aleja de la dicotomía cualitativa-cuantitativa. Tiene que ver con poder formular preguntas situadas frente a problemáticas sociales y globales que nos afectan en su conjunto. Un movimiento cíclico en la fórmula P-I-P’ (Pregunta inicial – Investigación – Nuevas Preguntas) En la universidad el pensamiento sociológico ciertamente no es algo formativo, muchos aún no logran discernir ni diferenciarlo frente al pensamiento filosófico, histórico o experimental de las ciencias. Algo de esto lo observamos en obras como las de Charles Wright Mills, quien intentó posicionar teoría, método e historia de la sociología abogando a una suerte de imaginación sociológica. Bourdieu también se volvió otro clásico con el oficio del sociólogo, en el modo en que el pensamiento sociológico no podía tender hacia la objetivización de lo social ni la subjetivación intrínseca. Lo cierto es que el pensamiento sociológico demanda en la actualidad un apego y desapego de “lo social”, un ejercicio que nos propone ir más allá de la noción de realidad social como base donde se ha sustentado nuestra ciencia humana tradicionalmente.
¿Qué estamos conociendo de lo social en la actualidad? En países como Chile, donde se ha reducido la pobreza por ingresos, se aboga por la focalización de las políticas sociales en percentiles determinados de la población que no están siendo parte de los beneficios del Estado. Este inciso un tanto impertinente, tiene que ver con la forma de interactuar actualmente las estadísticas respecto de lo que ocurre fenomenológicamente con lo social. Este principio de desanclaje frente a una estructura dinámica del pensamiento, hace que por consecuencia representemos a través de una imagen reducida de esa realidad llamada “pobreza” lo que es “pobreza”. De manera tal que el conocimiento riguroso estadísticamente que puede desprenderse de la pobreza puede ser muy diferente del fenómeno de la “pobreza” dinámica respecto a cómo se está experimentando en los distintos territorios. No se trata de desprestigiar las estadísticas, al contrario, el problema sigue recayendo en la manera de interactuar con el fenómeno, sea este numérico, vivencial/antropológico o bien complejo y cualitativo.
Por consecuencia, lo que viene desde ahí en adelante, tiene que ver con un desanclaje epistemológico de lo social, que no vinculó el pensamiento sociológico en estricto rigor con lo que, valga la redundancia está al principio de la formula P-I-P’. ¿Es un problema de metodologías? Posiblemente no, las metodologías son estrategias que nos permiten resolver determinado problema sociológico con variadas técnicas e instrumentos. Podríamos pensar en una estrategia metodológica con arraigo cuantitativo.
“Todo es mente” establecería el Budismo Mahayana. Una aproximación lúcida que también realizó Bohr, al relativizar los resultados investigativo cuando la óptica y la mirada, es decir el agente investigador era la variable dependiente de los resultados. Los testeos ópticos indicaban que una misma experimentación tenía resultados distintos aún cuando se hubiera replicado la misma metodología, instrumentos y proporción. Inclusive, el mismo investigador hacía una selección de la información diversa dependiendo de otras variables.
“Todo es mente“, la vieja premisa del budismo instala el engranaje perfecto para la fórmula P-I-P´. No quiere decir que todo es cerebro, sino que todo es una articulación pensante de sentido, interrelacionada, interconectada y eso va más allá de lo que reconozcamos como social. Todo es social, nada es social; todo es físico, nada es físico; todo existe, nada existe. Esta mente budista no es una mente dual, es un principio articulador que está en la base de todo.
Frente a un problema e interrogante sociológico se abren capas de interacción con la mente-realidad desde dónde es posible interactuar, no con aquello que se nos presenta como “real” y que por mucho tiempo estuvo imantando una disciplina objetivista. Así como tampoco respecto a aquello que vemos del comportamiento más particular o acotado a lo subjetivo de la existencia social. La mente-realidad nos propone que las mediciones de la pobreza para referirse a la pobreza, son un terreno yerto en la medida que no sea posible abordar la pobreza desde el vínculo con ella. ¿Qué es lo que está articulando la mente-realidad de ese fenómeno? ¿cómo se está articulando? Inevitablemente la pobreza en algún punto será producto del conocimiento sociológico, en la medida que estemos interactuando con su expresión y con las fuerzas que producen ese fenómeno.
Esto puede variar, sin embargo la mente-realidad señala que depende de la forma de involucrar el pensamiento sociológico sobre lo social para que podamos enfrentar de manera adecuada una problemática sociológica. Ahí radica el valor del budismo para con la sociología. Sin involucramiento, lo que se produce es un conocimiento hecho desde la representación de lo social y no de lo social. La representación estadística podría también ser perfilada como mente-realidad, en la medida que desde allí se vayan abordando otras capas de interacción en ese fenómeno para llegar a una apreciación adecuada. La Pregunta- Investigación- P’ es un principio inagotable, que tiene que estar a la altura de las circunstancias actuales, donde el emerger global-local ha puesto todo en un caos estructural.