
Los espectáculos deportivos han sido siempre uno de los modos de entretenimiento social y de ocio más efectivos a lo largo de la historia. Muchos expertos señalan como las claves del éxito, su capacidad para activar las emociones de la gente, y su carácter de identificación tribal (mediante colores, simbología, ideales…) se han ajustado desde siempre y perfectamente a la necesidad de identificación social presente en el ADN de los seres humanos.
Con la evolución tecnológica y los eventos deportivos como fenómenos de masas, y su indiscutible repercusión económica, el negocio ha ido ganando terreno al deporte puro y duro. Este hecho ha venido acompañado de no poca controversia y polémica, ya que para muchos fans, se pierde una de las esencias puras de la competición.
¿En qué aspectos afecta la tecnología al deporte?
Se pueden diferenciar dos grandes aspectos en este sentido: la tecnología aplicada a los deportistas directamente, y la tecnología aplicada al propio deporte en sí. El equipamiento de los deportistas no ha dejado de desarrollarse históricamente. Esta marca de Jaeger-Lecoultre diseñó relojes ya en los años 30, que revolucionaron tanto el mundo de la tecnología como el del deporte. La novedad fue introducir una caja rectangular, que se podía girar completamente para que no se rompiera el cristal durante los partidos. Esta innovación de Jaeger-LeCoultre es un ejemplo de los avances de la tecnología deportiva en una de sus fases más primitivas. Hoy, el equipamiento de los atletas les permiten incluso correr y nadar más rápido, saltar más lejos y más alto, o proteger su cuerpo y su salud mejor de los golpes (rugby, boxeo…).
Por otro lado como decíamos, está la inversión en la evolución del propio deporte. En este caso podemos mencionar por ejemplo, la inversión en deportes como el tennis y el fútbol que permite saber si la pelota ha cruzado una línea por completo más allá de lo que el ojo humano puede detectar, por ejemplo. Por no meternos ya en deportes como la Fórmula 1, que dependen en gran medida de la tecnología, y donde sus equipos de ingenieros gastan millones de euros cada temporada para mejorar el rendimiento de las máquinas.
Ya sea por mejorar el rendimiento o por darle mayor credibilidad al deporte, como en la mayoría de aspectos de la vida, la incursión de la tecnología en el deporte ha pegado un vuelco espectacular en los últimos años, y parece que la tendencia está lejos de detenerse.
Por supuesto, este fenómeno también es palpable en los modelos de retransmisión para los espectadores. La tremenda economía que hay detrás de estos espectáculos ha transformado el seguimiento de dichos eventos, y los patrocinadores y grandes marcas entienden que las estrellas del deporte y otros iconos mediáticos, son las mejores plataformas para vender sus productos. Además, de crear el hábito de consumo en generaciones cada vez más jóvenes. Las retransmisiones son cada vez más completas y transmiten absolutamente todo lo que sucede de una manera tan real, que para muchos, casi es mejor seguir los grandes torneos y competiciones desde la comodidad del sillón de su casa en vez de desplazarse al propio lugar de celebración.