
Últimamente se está poniendo de moda hablar de abogados de cabecera. Y es que, en un mundo cada vez más judicializado, parece que este término de nueva creación cobra cada vez más sentido. Pero ¿sabemos exactamente que son los abogados de cabecera?.
A día de hoy, parece haber dos corrientes de opinión que defienden dos significados distintos, aunque no por ellos excluyentes. Por un lado, están aquellos que opinan que esta nueva nomenclatura se puede atribuir a un abogado colegiado, o a un despacho de abogados, que se dedican al ámbito preventivo del derecho. En este sentido, el abogado de cabecera actuaría más como mediador, intentando la negociación entre las partes, antes de llegar a juicio. Este concepto basa su filosofía en el famoso dicho, que seguramente habrás escuchado en más de una ocasión: ´más vale un mal acuerdo que un buen juicio’. En realidad, lo que esta frase hecha quiere escenificar es que un litigio suele ser, por lo general, largo, costoso e incierto, mientras que el acuerdo, acorta los plazos, los costes y, aunque ambas partes están destinadas a ceder en ciertos aspectos, un buen mediador puede minimizar las partes negativas y llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos.
La segunda corriente de opinión tiene a la cabeza a un Despacho de abogados en Vigo que ve la figura de los abogados de cabecera, en cierta manera, muy parecida a la de los médicos generalistas. En este sentido, se trata de profesionales con amplios conocimientos, que escuchan nuestros problemas, nos asesoran en un primer momento y, por último, nos derivan al profesional más cualificado en el ámbito de la jurisdicción que se encuadre nuestro caso. Es decir, que igual que el médico de cabecera hace un primer diagnóstico, se dirige a nosotros en un lenguaje sencillo, exento de tecnicismos, y luego nos deriva al especialista que considera más oportuno, lo mismo hace el abogado de cabecera en el ámbito del asesoramiento jurídico.
Siguiendo esta segunda definición, el abogado de cabecera sería el primer contacto que el cliente tendría al llegar al despacho de abogados. Éste se encargaría de escuchar el problema, intentar recopilar el mayor número de datos posible y, tras una primera valoración, decidir quién será el profesional mejor capacitado para hacerse cargo del caso, ya sea dentro de su propio despacho, ya sea externalizándolo a otros despachos.
Durante todo el proceso judicial, el abogado de cabecera representará al cliente ante el especialista elegido, y le mantendrá informado en todo momento de los avances relacionados con su caso, a la vez que le hará partícipe de la toma de decisiones. De esta manera, los dos abogados mantendrán las reuniones necesarias, que serán mucho más ágiles y plagadas de tecnicismos, mientras que el cliente recibirá la información ‘traducida’ a un lenguaje llano, que le será mucho más fácil de comprender e interiorizar y, por lo tanto, le generará una mayor tranquilidad. Por su lado, el abogado que lleva el caso no tendrá que entretenerse en tratar de explicar los pormenores de cada asunto a personas ajenas al mundo jurídico y, por lo tanto, tendrá más tiempo en centrarse en su trabajo, o sea, en ganar el caso.
Como ves, sea cual sea la definición con la que te quedes, los abogados de cabecera son figuras muy útiles y te ayudarán a resolver de manera más sencilla tu problema jurídico. Aunque, por supuesto, te deseamos que nunca tengas que pasar por uno de ellos, no es algo que dependa de ti. Y si lo haces, contar con un abogado de cabecera te garantizará la tranquilidad de saber que estás en buenas manos.