Saltar al contenido
Blog de Ciencias Sociales y Sociología | Ssociólogos

Frejoles, armas de construcción masiva: cara y cruz

mayo 27, 2019

De tan cotidiano, resulta prácticamente invisible. Los frejoles son parte fundamental de nuestra alimentación, pero no solo en Perú, sino en prácticamente todo el mundo. Considerado un “súper alimento” por su aporte nutricional, la capacidad de adaptación de los frejoles ha hecho que se ganen el sobrenombre de “la legumbre económica”. Un objeto diminuto, aparentemente de poco valor, que es parte fundamental en la construcción de nuestra sociedad.

A lo largo de la Historia nos hemos encontrado en más de una ocasión con elementos aparentemente triviales a partir de los cuales se desencadenan acontecimientos que tienen graves consecuencias en nuestras vidas. Un ejemplo clásico es el de esa flor que causó la primera gran burbuja financiera: la crisis de los tulipanes en los Países Bajos del siglo XVII.

No al mismo nivel -al menos de momento- pero podría decirse que los frejoles, y las legumbres en general, son uno de los tulipanes de nuestros días. Constituyen una de las bases de nuestra alimentación, y también de nuestra economía, desde hace siglos.

Se han encontrado evidencias del consumo de legumbres en civilizaciones de todo el mundo, estaban presentes en los monumentos funerarios del Antiguo Egipto e incluso ya en los inicios de la agricultura allá por el VII milenio a. C. Sin hacer demasiado ruido, los frejoles y otras variedades han estado presentes en la Historia de la Humanidad en las más diversas áreas sociales, no solo en la cocina, los campos o el comercio. Estuvieron en el origen del bingo (se jugaba con beans, por lo que se llamó “beano” al juego y de ahí derivó a “bingo”), y también en los inicios de la genética, ya que los famosos experimentos de Gregor Mendel se realizaron con guisantes. Las legumbres se han utilizado en las actividades más cotidianas y también en las más extraordinarias.

Según se recoge en el artículo “Common Bean: Economic Importance and Relevance to Biological Science Research” de James R. Myers y Ken Kmiecik, las legumbres han estado presentes en las investigaciones contemporáneas de más de 20 disciplinas académicas. Han ayudado a avances en el campo de la microbiología, medicina, fisiología botánica y ciencia de la alimentación, principalmente, pero también en áreas como la bioinformática, cultivo de plantas, genética o estudios genómicos.

Pese a su importancia en el campo de la ciencia, está claro que esa no es la causa de que se produzcan cerca de 19 millones de toneladas de frijoles en todo el mundo. El motivo es su alto valor nutricional y el relativo bajo coste de su cultivo, el cual, además, puede realizarse en gran parte del Planeta.

Las primeras evidencias del cultivo de legumbres se encontraron en Perú. Fue en la Cueva del Guitarrero, situada en el Callejón de Huaylas, en el departamento de Ancash; se cree que estos cultivos datan del II milenio a. C. Hoy en día, Perú es uno de los grandes productores de legumbres de América y, de hecho, se encuentra entre los 10 países que más exportan a Estados Unidos.

La producción de frejoles en Perú se encuentra en un buen momento, hasta el punto de que su precio es uno de los que bajó en el mes de abril en el Índice de Precios al Consumidor a Nivel Nacional. A nivel mundial, el cultivo de legumbres puede experimentar un notable crecimiento, ya que es una de las herramientas fundamentales en el combate entre la incipiente industria de la “alimentación saludable” y la todopoderosa industria cárnica. No olvidemos que muchos de esos nuevos alimentos veganos que cada vez cuentan con un mercado más amplio están compuestos fundamentalmente de legumbres.

Los frejoles cuentan con miles de años de historia, y todavía les queda mucho recorrido. Están entre los llamados “alimentos del futuro”, aquellos que pretenden ofrecernos una alimentación más sana, diversa y sostenible en su producción.

Es en este sentido por donde se empiezan a plantear los retos a los que se enfrenta la producción de frejoles en los próximos años. En un mundo que entiende la alimentación como negocio en lugar de como derecho, las legumbres podrían acabar siendo tulipanes. Si realmente se pretende disfrutar de una sistema saludable y sostenible, es necesario replantear la forma de producción y distribución de los alimentos, y no solo qué alimentos se producen. Se trata en mayor medida de un problema de forma que de contenido.

Ya estamos viendo ejemplos de cómo el poder económico y político, aun con la excusa de lo ecológico y saludable, está logrando el efecto contrario al de sus supuestos objetivos. Un ejemplo actual es la guerra económica abierta entre Estados Unidos y China, que podría acabar afectando a terceros con graves consecuencias; si los norteamericanos prescinden de las importaciones de soja de China, es muy probable que sea Brasil quien las acabe cubriendo, lo cual podría acabar con unos 13 millones de hectáreas de selva amazónica.

Otro de los obstáculos a los que se enfrenta este alimento básico y de futuro es el cambio climático. Cómo afrontarlo es uno de los grandes retos de Perú y el resto de países del mundo. Fenómenos como el de El Niño, que a principios de año hizo que en países como Costa Rica los agricultores perdiesen hasta el 50% de la cosecha de frejoles, deberían servir como alarma ante lo que se puede venir en el futuro.

Las legumbres nos han acompañado día a día desde el inicio de los tiempos y nos han ayudado a construir nuestra sociedad a nivel cultural y económico, por ello se les debe dar la importancia que tienen. Los frejoles no tienen el valor de un diamante, pero los diamantes no se comen. Lo que nos mantiene vivos no puede convertirse en moneda de cambio.