
Una aclaración necesaria, desde los albores mismos de la conciencia de las personas, el jardín de todo hace su presencia visible y, la mentira es parte de los inventos humanos, en muchos casos, muy vistoso y asombroso. Todos los sistemas organizados, en distintas formas y circunstancias, practicamos con altísima frecuencia lo que se podría denominar como mentira, pero pocos reflexionamos sobre su presencia en la vida cotidiana y aún peor en la producción de la ciencia, la misma se encuentra envuelta de mil mentiras y falsedades.
Decir entonces la gran mentira, se refiere a aquella que por su magnificencia traspasa todo lo acostumbrado a experimentar y, por involucrar a toda la humanidad con sus diferentes instituciones económicas, políticas, culturales, de la vida cotidiana individual y colectiva.

Pero meditemos un instante: ¿la mentira puede ser sentida desde otra perspectiva, no solo desde las sombras, sino desde el lado contrario, de lo positivo?, ¿es plausible considerar a la mentira como un fenómeno humano, que facilita la vida relacional entre diversos y no como un aspecto meramente distorcional de la realidad?
Desde esta otra exigencia reflexiva, la mentira puede mirarse como consustancial con el hacerse social de los humanos, en un mundo conflictivo, de muchos obstáculos, de alcanzar consensos y elaborar formatos de convivencia humana; como también puede relacionarse a la mentira con ese momento impulsor del conocimiento, el de la imaginación, el de encontrar explicaciones para sostener una posición en el que se encuentra la persona. La misma ciencia es inicialmente la búsqueda de verdades sobre ideas que muy bien pueden decirse mentirosas, por ser imaginaciones de quien la formula sin mayor sustento de objetividad.
Desde este lado de la praxis social, la mentira es facilitadora de la convivencia social humana y de otros sistemas vivos, porque la mentira no es exclusiva de los humanos, sino está presente en las plantas y en otros animales, quienes se camuflan ante las circunstancias para ocultar su verdadera identidad y no ser reconocidas, o para otras finalidades de sobrevivencia y estabilidad.
Desde tiempos remotos, en los inicios de la organización viviente, la mentira es utilizada para propósitos y fines personales/individuales o comunitarios. Al final la mentira se ha transformado en la vida humana en una herramienta utilitaria de la organización social, muy generalizada sin la cual no fuera posible la sociedad con todos sus defectos y beneficios, que hoy conocemos.
Su degradación comienza en los humanos, con un insumo que involucra el uso del poder de unos humanos sobre otros humanos y sobre la naturaleza, proceso que azuza con fuerza la capacidad mentirosa con la finalidad de sacar ventajas para sí y para los de su grupo social. La ‘mentira’ se convierte en la estrategia, en el mecanismo, en el instrumento para alcanzar el objetivo de mirarse a sí misma como la aseveración sobre algo que se presenta como verdadera, sin importar si es o no esa esencia, para alcanzar el consentimiento, el apoyo, o creencia para aprovecharse de los demás.
Desde ese nivel, la mentira no necesariamente se relaciona con algo falso, sino también con el uso de lo verdadero, para engañar a las personas o a otros sistemas organizativos, en su beneficio.
He delineado dos posiciones sobre la mentira, y utilizare el lado perverso de ella para fines de visualizar unos rasgos de la aplicación de la mentira con motivo de la pandemia del Covid-19, que tiene el objetivo de conseguir el control y la manipulación total de la población mundial.
Esta mentira parece tener su comienzo, con el ocultamiento de la información por parte de las autoridades chinas en dónde se inició la pandemia. Hace evidente este ocultamiento el Presidente Donald Trump de Estados Unidos de Norteamérica, indicando que la infección respiratoria aguda que se presentó en Wuhan fue ocultada premeditadamente, con el respaldo de la OMS, de que se trataba de una epidemia producido por un nuevo agente viral altamente contagioso, y que las autoridades chinas, no aplicaron todos los protocolos de manera oportuna para contener la expansión del virus fuera de Wuhan.
Hasta qué punto esas afirmaciones son ciertas, China niega que sea así, e insiste que la información presentada es la real y completa. Pero según la CNN, precisa que las aseveraciones de Trump tienen un error, porque él conocía con toda la anticipación sobre la presencia del virus y su capacidad epidémica. (Sachs, J. 2020). Además, la aseveración de Trump, esta obscurecida por los conflictos comerciales y políticos manifiestos entre estos dos países y el proceso electoral, siendo él uno de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos.
En otro entorno, es notorio, que se utilizó y continúa esgrimiéndose la muletilla que la pandemia apareció sin aviso previo y nos tomó desprevenidos, que nadie esperaba a este enemigo de la humanidad, pero estas frases solo sirven para disminuir el impacto de la inoperancia, del descuido y de la inobservancia con la desvalorización de la información existente acerca del posible escenario de una pandemia como el que estamos viviendo, por parte de los gobiernos, autoridades sanitarias y del nivel gubernamental, de cada país y a nivel internacional.
La OMS, llamada a exigir con todo el peso a estar atentos y desarrollar estrategias para estar listos ante esta posibilidad, se quedó muy lejos del papel que debía jugar, con documentos producto de investigaciones científicas, que afirman la presencia de esta posibilidad, el de una pandemia viral y de lo que se debería hacer para estar prevenidos desde el contexto global y nacional. La propia OMS, indico que estamos cerca de una enfermedad ‘X’ que azotará a la humanidad de manera global, pero hasta allí llego.
Para indicar que es falso que no sabíamos lo que podía venir, en el 2008, se organizó y se dio inicio al GISAID como la Iniciativa para Compartir Datos de Influenza entre la comunidad científica de todo el mundo, siendo una organización sin fines de lucro. Los objetivos han ido ampliándose, desde la necesidad de compartir datos sobre la gripe aviar, y fomentar el intercambio internacional de todos los datos del virus de la influenza, luego se transformó en un mecanismo necesario para compartir la secuencia genética de la influenza y los metadatos relacionados, considerando de vital importancia para la comunidad científica como para la salud pública, y que la organización de esta información es especialmente útil para los gobiernos del mundo. (Quiterio, A. 2020)
Hay información suficiente para argumentar que, si sabíamos sobre esta probabilidad de la pandemia, comenzando con la conferencia de Bill Gates, realizada en el 2015, en el que vaticinaba una pandemia causada por un virus altamente infeccioso que se propagaría rápidamente por todo el mundo y contra el cual no estaríamos listos para luchar.
Pero el llamado más reciente, que no tuvo la fuerza para sensibilizar a los decidores políticos, es el realizado por la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación (GPMB), cofundada en 2018, quien trabaja independiente, en especial de las organizaciones cofundadoras como son Grupo del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, y en el prólogo del informe anual de septiembre de 2019, dice:
‘La enfermedad se encuentra a sus anchas en el desorden y aprovecha la situación: los brotes han ido en aumento en las últimas décadas y el espectro de una emergencia sanitaria mundial se vislumbra peligrosamente en el horizonte. Si es cierto el dicho de que «el pasado es el prólogo del futuro», nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizados. El mundo no está preparado’.
En otra parte del informe es más específico, lo que sucedería:
Los patógenos respiratorios de gran impacto, como una cepa especialmente letal de la gripe, plantean riesgos mundiales específicos en la era moderna. Los patógenos se propagan a través de gotículas procedentes de la respiración; pueden infectar a un gran número de personas en poco tiempo y, gracias a la actual infraestructura de transporte, desplazarse con rapidez entre distintas zonas geográficas.
Los sistemas y capacidades existentes en materia de preparación y respuesta ante brotes epidemiológicos son insuficientes para hacer frente a la enorme repercusión y rápida propagación de una pandemia altamente mortífera, ya fuera de origen natural o liberada accidental o intencionadamente, así como a la conmoción que supondría para los sistemas sanitarios, sociales y económicos.
Y, la investigación en el ámbito de las ciencias sociales apenas figura entre los proyectos que se llevan a cabo a nivel nacional e internacional, y no se aplica a la preparación. (GPMB. 2019)