Las nuevas tecnologías han generado la idea de que cualquier ciudadano con conexión a internet puede ser periodista. ¿Cualquiera?. Os dejamos un post repleto de preguntas para construir respuestas entre todos.
El periodismo ya no es territorio limitado a sus profesionales, ni se ejerce sólo en los medios de comunicación. El cambio de paradigma tecnológico, la emergencia de laSociedad Red y las prácticas culturales que ésta lleva de la mano han propiciado la apertura de espacios “periodísticos” insospechados. Una especie de periodismo expandido que parece desafiar lo establecido.
Nuevos actores, metodologías, narrativas y experiencias toman el espacio discursivo con la pretensión explicita, implícita e incluso no manifiesta de ‘hacer periodismo’ y empoderarse para plantear sus demandas al poder: la ‘periferia’ desafía al centro.
A finales de los años 70 identificaron una serie de fenómenos vinculados a las nuevas tecnologías de la información (aunque no determinados por estas) que desafiaban al paradigma del industrialismo.
Aunque unos y otros se refirieron a aquel cambio con diferentes nombres, “post-industrialismo“, “tercera ola“, “informacionalismo“; todos coincidieron en señalar lo que éste implicaba en esencia: una re-escritura de las normas que hasta aquél momento habían vertebrado la sociosfera, el o ADN social.
1. ¿REALMENTE ESTAMOS ANTE UNA ECONOMÍA “DESMASIFICADA”?
Destacan la multiplicación de las esferas públicas periféricas, es decir, de los foros de debate paralelos al central, más institucionalizado. Esto nos permite, por primera vez, lanzar el desafío: el centro informativo puede ser cuestionado por la periferia.
La capacidad de interconexión y visibilidad con los que las nuevas tecnologías, y en concreto Internet, han dotado a estas esferas periféricas les permite, en la práctica, comunicarse entre ellas (investigar, difundir y poder acceder a ella) y constituirse en pequeños lobbies formados por ciudadanos autorepresentados, capaces de visibilizar sus discursos e interactuar con el poder sin necesidad de mediadores.
Está haciendo su aparición un contracódigo. Nuevas reglas básicas para una nueva vida que estamos construyendo, al menos en apariencia, sobre una economía desmasificada, sobre medios de comunicación desmasificados, sobre nuevas estructuras familiares y corporativas. Esto ataca directamente gran parte de aquello que se nos enseñaron en la segunda ola. Pone en tela de juicio la presunta eficiencia de la centralización y la profesionalización.
Nos fuerza a reconsiderar nuestra convicción de que lo más grande es mejor y nuestras nociones de concentración.
Estos cambios se sitúan en el contexto de una ‘economía en red’ (networked economy) en la que las acciones de los usuarios cobran una importancia trascendental. Señala la emergencia de una ‘esfera pública en red’ (networked public sphere) que estaría desplazando a la esfera tradicional en la que la opinión pública creía verse reflejada.
2. ¿AUMENTAN LAS “FUENTES” DE INFORMACIÓN?
Internet ha alterado los modelos clásicos de comunicación. Es un hecho. Pero no ha irrumpido como una fuerza destructora sino constructora. Es una herramienta de metamorfosis. Lo que parece claro es que los medios tradicionales se convertirán en medios especializados y los periódicos se reducirán a las élites sociales y estarán muy relacionados con la educación.
Sabemos lo que se va a transformar, pero no sabemos en qué. Si tú lo sabes, no dejes de aportarnos tu opinión en los comentarios de este post.
La noción de apertura resulta especialmente interesante su evidente conexión con la emergencia de los públicos tecno-ciudadanos. El espectador ya no acepta la unidireccionalidad, se ha transformado en co-creador o matizador. Los espacios de producción, difusión y distribución también mutan, y comienza a configurarse una red de laboratorios y espacios experimentales que se presenta como alternativa y complemento a los espacios profesionalizados y tradicionales.
3. ¿HAY MÁS “CONTROL” SOBRE LAS NOTICIAS?
Nadie duda de las virtudes que entraña esta forma de acceder a la información. Es inmediata, rápida y capaz de burlar las censuras más férreas. Pero acarrea riesgos. No hay posibilidad de verificar las fuentes, la información no viene avalada y abre el camino a lainsolvencia y a la intoxicación. Los mensajes que cuelgan en las redes sociales circulan a toda velocidad, aunque a menudo proceden de identidades equívocas o directamente engañosas.
Esta recién conquistada cota de libertad permitiría a los individuos cooperar y organizarse entre sí en formas que mejoran la experiencia democrática, la justicia y el desarrollo de una cultura crítica y, en general, promocionan toda una suerte de prácticas y valores asociados al procomún y la ética hacker.
4. ¿LA ERA DE LA INFORMACIÓN NO DEBERÍA SER TAMBIÉN LA ERA DEL PERIODISMO?
Si la educación puede producirse desde cualquier fuente y en cualquier lugar no sería descabellado argumentar que, ahora que las herramientas de producción y difusión de la información se han “democratizado”, lo mismo podría ocurrir con el periodismo.
El problema ya no es el acceso, es la selección. En un mundo en el que la información es infinita resulta difícil distinguir el buen periodismo del simple ruido. La tecnología evoluciona y ahora, además, lo hace más aceleradamente que en otros periodos de la historia. Mientras algunos perciben la tecnología como la causa del problema otros encuentran en ella la solución. Pero la tecnología es sólo como cualquier otro instrumento para un fin, y el fin sigue siendo la narración de las historias.
Internet está aquí y es obvio que ha venido para quedarse. Se ha visto en Irán, donde los internautas “han burlado los tradicionales mecanismos de la censura” lanzado al ciberespacio, a través de redes sociales como Twitter, imágenes de las protestas callejeras cuestionando la limpieza electoral.
Pero estas bondades tienen su contrapunto. La información no viene avalada por nadie. Es la no indentificación del mensajero. Internet ofrece mucha información pero también abre un camino a la insolvencia y la intoxicación. Para un profesional de la información es imprescindible saber quién te habla. Pero en Internet, el llamado periodismo ciudadano es, por definición, anónimo.
La solución, por tanto, no pasaría por dar igual valor a la información “anónima” frente a la procedente de fuentes de información tradicionales. Pasaría por recuperar el valor del periodismo profesional y la confianza en la fuente. Para ello, la fuente de ingresos de los medios debería regresar al usuario final que demanda esa información frente a las empresas que se “publicitan” en ella.
5. ¿QUÉ HA CAMBIADO EN ESTOS AÑOS?
¿Se puede establecer una frontera entre el viejo y el nuevo periodismo? Muchos creen que, en esencia, no. Entre otras cosas porque es uno de los pilares sobre los que descansan las sociedades democráticas y es bueno preservarlo.
El periodismo no es solo una técnica, sino una función social de servicio. Con la popularización de las tecnologías digitales ha emergido un periodismo participativo y cívico. Aunque estrictamente hablando el nombre no le cuadre del todo. El periodismo exige una serie de labores de contraste y técnicas de veracidad a la hora de exponer con rigor y equilibrio un relato. Existen muchos ejemplos de periodismo ciudadano que no se ajusta a ese modelo.
La confluencia de nuevos actores, metodologías, narrativas y experiencias que, con la pretensión no siempre explícita de hacer periodismo toman el espacio discursivo plantea un sinfín de interrogantes. Es complicado saber hasta qué punto las prácticas y valores adoptados por estas comunidades concuerdan con aquellos de los movimientos de software libre y su ética, la ética hacker,que según un gran número de autores estarían permeando todas las vertientes de la sociosfera.
Nadie duda de que el oficio de informar ha cambiado radicalmente en los últimos años y no son pocos los que creen que está obligado a reinventarse. Los medios han perdido la capacidad de intermediación, un fenómeno que hace que surjan “periódicos de trinchera”. Augura que el ejercicio del oficio se encamina hacia la autonomía profesional. Los blogueros son el prototipo. Las redacciones, como aparatos organizativos que son, se están minimizando.
6. ¿PERIODISMO OBJETIVO O SUBJETIVO?
La tecnología tiene ventajas pero hay lagunas que no es capaz de cubrir. Las informaciones que fluyen desde los teléfonos móviles no explican ni analizan ni contextualizan. Para eso están los medios profesionales. En el nuevo escenario mediático, ¿cuál es su papel?
Las imágenes que acompañan una crónica, los hechos que se seleccionan en ella, su secuencia, la manera de contar, son el rastro personal-subjetivo de quien relata, pero ¿puede evitarse el rastro personal? ¿Queremos noticias planas como las instrucciones de uso de una lavadora? ¿Contradice esto la veracidad de la información?.
Más allá de si es posible, los expertos han abierto un debate sobre si el periodismo debeser aséptico, o debe, o al menos intentarlo, contar los hechos sin adornos ni aderezos ideológicos, o si ha de complementarse con las propias ideas. ¿Debe ser sin partidismos o ha de tomar partido?.
En lugar de imparcialidad, algunos creen que el periodismo contemporáneo lo que tiene que ofrecer es transparencia. Otros piensan que no debe influir en las creencias ideológicas de los lectores, pero sí ha de darles la información necesaria para que configuren sus propias opiniones políticas. Es la encrucijada en la que la profesión se debate. Un dédalo con múltiples salidas.
Bill Keller, un reputado columnista del diario estadounidense The New York Times, y Glenn Greenwald, exreportero del británico The Guardian en cuyas páginas destapó el escándalo del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU (el llamado caso Snowden), se han enzarzado en un cruce de opiniones sobre el oficio.
– El primero se inclina por el periodismo “imparcial” que deja para las páginas de opinión la defensa de posiciones ideológicas.
– El segundo define que los seres humanos no son máquinas impulsadas por la objetividad y que verter “opiniones subjetivas” no impide el buen periodismo.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Los valores periodísticos de la veracidad y la credibilidad son los valores esenciales que configuran la profesión. Debe ser militante solo de su independencia y de la objetividad de la información. No debe orientar la noticia; solo contrastarla y darla. De hecho, el filtro de investigación es el más importante para no depender filtraciones o agencias de comunicación. Debe, en la medida de lo posible, investigar por los propios medios y eso exige, escapar de los teletipos de agencia, de las tertulias, lo que conlleva la necesidad de que la empresa dote de medios materiales y económicos que luchará, además, contra el problema de la “inmediatez”.
Cada vez más, se primera la noticia de “actualidad” frente a la noticia analizada y puesta en contexto, lo que obliga a dar información sin profundizar en ella y sin tiempo para la investigación o contraste.
La clave del periodismo no es la objetividad, porque en un futuro, la profesión no deberá estar tan obsesionada por la objetividad, sino por la intencionalidad. Deberá responder al sentido de las cosas.
Están caducando algunas de las categorías del periodismo: la objetividad, la generación de la información o de la opinión. Y están naciendo otras nuevas: la argumentación, la especialización de la información o de la opinión. Los géneros de información se convierten en géneros de análisis; se impone el periodismo de precisión o de investigación frente a la inmediatez.
Es decir, a nuestro entender el periodismo profesional no debería competir en “quién informa antes”, sino en “quién informa mejor“.
El periodismo ciudadano es complementario del profesional. Antes el reportero te buscaba a ti, ahora la red facilita que tú le encuentres. Se experimentó recientemente con el terremoto de Haití, las bombas de Boston o los atentados de Londres… El acceso es rápido para cualquiera, así que cualquiera puede ser valioso para elaborar mejor información. Pero no hay que confundirlos ni tiene porqué ser opuesto: el periodismo ciudadano es asistente del profesional. Por sí solo no es nada pero juntos, podemos ser muy poderosos.
¿Podemos afirmar que el periodismo ha emprendido el camino hacia su constitución como un bien común de código abierto? Y, si así fuera, ¿cómo y bajo qué formas lo está haciendo?
Artículo de diseñosocial.org