
La producción, organización, selección, distribución y transmisión del conocimiento a lo largo del tiempo, ha atravesado una serie de transformaciones; configurado los contenidos que en el proceso de enseñanza se imparten formal e informalmente al interior de las instituciones educativas con el principal objetivo de asistir en el proceso formativo de los estudiantes. Uno de los temáticas actualmente más estudiadas por la Sociología de la Educación, es aquella que responde al análisis sistemático de la vinculación del conocimiento con el currículum.
“…Una de las tendencias más notables que se han producido en la teoría educativa durante los últimos años ha sido el creciente interés por la historia del curriculum…” (Goodson, 1998:32).
Dentro de las prácticas de aprendizaje de dicho conocimiento, las cuales suscitan al interior de las instituciones educativas; existen prácticas que son explícitas o formales (planes y programas de estudio), estás orientan los hábitos, valores, creencias e ideas que la sociedad espera que los estudiantes incorporen consciente e inconscientemente según corresponda al currículum aplicado (Goodson, 1998)
Por otra parte, todas las instituciones educativas se enfrentan al proceso informal del aprendizaje, mejor conocido como currículum oculto, y en este es donde se moldean y perfilan los estudiantes para el funcionamiento cotidiano del aula.
En cuanto al papel que asumen los estudiantes, es preciso mencionar que estos interiorizan normas y pautas a través del proceso de socialización ocurrido en el currículum oculto; lo anterior en función del contexto social y escolar en el que estén inmersos, del tipo de actores participantes del espacio escolar y de la posibilidad de disentir y de plantear mecanismos para la construcción de su propio conocimiento disciplinar.
ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO.
En primer lugar, es preciso mencionar que el conocimiento forma parte de una cultura[1] que es validada por la ideología dominante en la sociedad, la cual selecciona y determina aquellos conocimientos que considera importantes y acordes con los valores típicos de la propia sociedad. El conocimiento que se selecciona contiene características específicas sobre lo que es deseable que se instruya en las aulas, las cuales en la práctica se ven influidas por formas no esperadas que también son aprendidas.
Por otra parte, el currículum conlleva un importante proceso de distribución, este proceso es fundamental debido a que algunas áreas del conocimiento son exclusivas o privadas; considerándose adecuadas para aquellos grupos inmersos en la élite de la sociedad
El currículum implica una sistemática evaluación, que jerarquiza a las distintas disciplinas, estas ejercen presión ideológica y política entre ellas para buscar respaldo institucional y preservar su legitimidad[2], y están dotadas de status y prestigios diferenciados.
“…El conocimiento se evalúa; al conocimiento médico y legal se le acuerda, en general, un status elevado y por lo regular las habilidades manuales, especialmente si son rutinarias, tienen un status menor, lo mismo que quienes las practican…” (Eggleston, 1989:14).
La transmisión de conocimiento implica una creación social de estructura compleja, misma que se sitúa dentro de condiciones de poder; implicando conflicto y negociación. En este conflicto participan políticos, investigadores, académicos y dirigentes de la Iglesia. El conocimiento se ha caracterizado por una forma especial de producción de ideas, métodos, valores y normas; las cuales responden al interés académico y al poder.
CURRÍCULUM EXPLÍCITO Y CURRÍCULUM OCULTO.
“… ¿Qué se considera “conocimiento” dentro de una sociedad? E, igualmente importante, ¿qué se considera “no conocimiento”? En la mayoría de las sociedad que cuentan con escuelas, uno de los mejores lugares para buscar respuestas a estas preguntas son los currículos empleados en sus aulas…” (Eggleston, 1989: 11).
El campo del currículum es parte de los saberes educativos que han configurado amplios debates y concienzudas revisiones a partir de la década de 1950, entre las más destacadas se encuentra la llamada Democratización de la Educación[3]. El currículum tiene su génesis como campo disciplinar en la Sociología del Currículum, a la sombra de la ciencia de la educación norteamericana; con la finalidad de atender puntualmente la educación del hombre dentro del contexto de la era industrial. Para algunos especialistas. Por otra parte es preciso mencionar que para autores como Díaz, la multiplicidad de significados existentes para el currículum, genera en cierto sentido una “ausencia de significado”.
“…El currículum es objeto de una infinidad de adjetivos, y por supuesto de una enormidad de significados. En algún momento expresamos que el concepto está en proceso de disolución como resultado de una polisemia que lo acompaña. Recientemente Bolívar lo califica como “un concepto sesgado valorativamente, lo que significa que no existe al respecto un consenso social, ya que existen opciones diferentes de lo que debe ser…” (Díaz, 2003:82).
Para otros especialistas, el currículum se define en términos de las relaciones sociales y su vinculación con las disciplinas, como menciona Eggleston.
“…El currículo es un conjunto complicado de conductas y entendimientos humanos rodeado por una atmósfera de informes íntimos de los actos y una estratósfera de filosofía…” (Eggleston, 1989:7).
El currículum explicito define lo racional y formal de las disciplinas, ya que es un testimonio documental, discursivo e institucionalizado de la enseñanza que persiguen las instituciones. De igual modo, implica diversos componentes, entre los que destacan los propósitos, los contenidos, la metodología, la distribución, el ordenamiento y la evaluación de conocimientos mismos que se adecuan con los sistemas normativos y con los sistemas de valores y poder de la sociedad.
“…Toda escuela tiene un sistema de valores que orienta el desarrollo de los demás e interviene en las decisiones acerca de cuál conducta ha de premiarse o castigarse y en las decisiones acerca de las diferentes maneras de enseñar a los alumnos con diferente capacidad…” (Eggleston, 1989:21).
Esta carga axiológica perfila a los estudiantes en tanto que designa cuáles son los aspectos socialmente aceptados y deseables en la dinámica que suscita al interior del espacio educativo. En cuanto a los sistemas de poder referidos previamente en el apartado sobre la organización social del conocimiento, es preciso mencionar que estos se hacen visibles en los diferentes sujetos que refieren a las instituciones educativas; con esto quiero decir los sistemas de poder se protagonizan tanto por los que toman las decisiones como por los que se subordinan a acatarlas. Estos sistemas de poder vinculan con el acceso al propio conocimiento, así como la relación de éste con la sociedad como un artefacto social tangible. Dicho de otro forma, el currículum explícito implica un ordenamiento normativo del conocimiento en términos de distribución y control, constituyendo un eje en el método de enseñanza – aprendizaje y en la transferencia de habilidades y valores, el cual da sentido a la relación existente entre contenido y forma, así como un significado al valor simbólico y no sólo utilitario del conocimiento (Apple, 1998).
“…El currículo de la escuela responde, y representa, a unos recursos ideológicos y culturales que proceden de alguna otra parte. No están representadas las funciones de todos los grupos, ni se responde a los significados de todos…” (Apple, 1998: 66).
Esto implicaría desde una visión reproduccionista, que quienes ocupan puestos de poder o pertenecen a grupos de interés con suficiente influencia para incidir, son quienes definen y aceptan lo que se considera como conocimiento valido, para pasar a formar parte del currículum explícito; sin embargo, desde la visión de la resistencia, esto no funciona de tal manera, ya que se explicaría a través del conflicto y la crítica. En este sentido, el currículum explícito pretende legitimación para validar el conocimiento, incidiendo en la identidad de grupos y en el reconocimiento social de diversas subculturas. Este currículum explicito se ve inmiscuido en tres conflictos centrales, la distribución (habilidades), la definición del conocimiento (contenidos) y la evaluación (reconocimiento) (Eggleston 1989). A continuación haré una revisión detallada del currículum oculto, no sin antes dejar en claro que para Giroux, la diferencia entre currículum explícito y currículum oculto responde únicamente a una diferencia de tipo analítica y no de facto. Esta diferencia es únicamente analítica, ya que al interior del aula de clases; ambos planteamientos son una realidad que atraviesa el proceso educativo. A finales de la década de 1970 se establecieron diversos planteamientos sociológicos[4], los cuales giraban en torno a la Sociología del currículum escolar para dar explicaciones a los procesos educativos formales y sus prácticas habituales. Tomando como pauta estos planteamientos, diversos investigadores profundizaron al respecto y elaboraron diversas lógicas o dialécticas sobre la temática del currículum, surgiendo currículum formal (frente o vs.) vivido, currículum formal (frente o vs.) currículum como proceso, currículum formal (frente o vs.) currículum nulo o currículum establecido (frente o vs.) currículum oculto.
“…Las escuelas empezaron a ser vistas como situaciones sociales con un currículum dual, uno abierto y formal y otro oculto e informal. La naturaleza de la pedagogía escolar debía ser encontrada no solamente en los declarados propósitos de la racionalidad escolar y los objetivos preparados por el maestro, sino también en las creencias milenarias y en los valores transmitidos tácticamente por medio de las relaciones sociales y rutinas que caracterizan la experiencia escolar cotidiana” (Giroux, 1988:119).
Varios teóricos hacen referencia a la importante distinción existente entre el currículum explícito y el currículum oculto que juega un papel relevante al interior de los espacios educativos, articulando un conjunto de aprendizajes no especificados en un plan de estudios, mismos que no son intencionados; sin embargo, en la práctica resultan altamente eficaces. El currículum oculto representa la lógica cotidiana al interior de las aulas, que no está reglamentada ni escrita y que procede de manera silenciosa en la interacción escolar; de forma tal que no es percibida por aquellos que la viven en la trivia.
“…La realidad siempre incluirá mucho más de lo que se expresa en las declaraciones curriculares; enfrentamos la diferencia entre las declaraciones curriculares “oficiales” y la práctica en el aula entre lo formal y lo informal del currículo…” (Eggleston, 1989:27).
El currículum oculto es una pauta importante de todo aquello que se aprende implícitamente a través del proceso de socialización secundario,[5] el cual suele promover una serie de resultados no previstos por las instituciones educativas ni por el cuerpo docente.
“…La asistencia de los estudiantes durante periodos largos, apoyada en la autoridad del maestro, en los mecanismos de evaluación, estructura formas determinadas de comportamiento en los estudiantes, las cuales son paulatinamente internalizadas…” (Díaz, 2006:7).
En este proceso de socialización donde se juega el currículum oculto, se apoya a la legitimación de dicho proceder en función del grupo social, en paralelo con el currículum explícito. El currículum oculto, presenta el problema de que los actos no están contemplados en el currículum explícito, es decir, afecta la vida de los individuos dentro de las instituciones educativas y a la vida social en general, en la medida en que estos no sean conscientes de la problemática que generan en la interacción diaria que sostienen entre ellos Por otra parte, los más antiguos teóricos del currículum oculto, generalmente afirmaban que las instituciones educativas no solamente procesaban el conocimiento sino también a los propios individuos. Siguiendo el planteamiento expuesto, el currículum oculto es una agrupación consistente de experiencias y aprendizajes construidos y reconstruidos socialmente, por consecuencia es cambiante. Dicho currículum oculto se encuentra compuesto por elementos esperados y por elementos no esperados, los cuales son incorporados mediante el proceso de socialización ya antes mencionado.
CONCLUSIONES
El propósito fundamental de este trabajo fue describir las posturas conceptuales en las que tiene lugar el currículum como eje conductor, marcando en cierto sentido la visión que se tiene sobre este desde la perspectiva de la Sociología de la Educación.
Desde una perspectiva teórica, concluyo que la conformación del currículum es un proceso multifactorial, atravesada por la lucha o conflicto de intereses sobre lo que es o no deseable que los estudiantes aprendan en su trayecto por el sistema educativo. Por otra parte, existe una simultaneidad “armónica” entre el currículum formal y el currículum oculto, lo cual hace que el proceso educativo sea una dualidad complementaria; como lo son las dos caras de una misma moneda.
A manera de reflexión final, quiero plantear que las diferentes formas institucionalizadas para acercarse al conocimiento se han complejizado, en la medida en que el conflicto de intereses se refleja en las política educativa del país dentro de un contexto neoliberal y en un contexto más amplio desde la inserción de las nuevas TIC´s que conlleva el proceso de globalización.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
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Lahire, Bernard (2005) “El Trabajo Sociológico de Pierre Bourdieu: Deudas y Críticas”. Argentina, Siglo XXI Editores Argentina.
[1] Conjunto de rasgos distintivos, materiales, simbólicos e intelectuales que caracterizan a una sociedad, englobando las letras, los modos de vida, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias que la propia cultura da al hombre para reflexionar sobre sí mismo (UNESCO, 1982).
[2] Según Weber, la legitimidad descansa en la creencia en el derecho de aquellos que legalmente ejercen la autoridad para dar cierto tipo de órdenes, así como para esperar obediencia y hacerlas cumplir.
[3] Entiéndase como nuevas rutas educativas en donde no se privilegia el rol del profesor sobre el del estudiante, ni de este último sobre el del profesor; ya que se pugna por un equilibro en dicha relación para hacer efectivos los procesos de comunión y participación efectiva.
[4] Eggleston publica en Inglaterra Sociología del currículo escolar en 1977, Michael Apple presenta en Estados Unidos Ideología y currículo en 1979 y Philip Jackson publica La vida en las aulas en 1972.
[5] Para autores como Jackson, este se refiere al proceso por el cual el individuo interioriza y se apropia de aquellos elementos socioculturales de su entorno, integrándolos a su personalidad para adaptarse y ser aceptado en sociedad. En este sentido, el aprendizaje escolar resulta importante en tanto que es ahí donde el sujeto adquiere nuevos recursos y estructuras cognitivas, mejora sus habilidades lingüísticas y comunicativas; y aprende sistemáticamente nuevas pautas, normas, valores y significados para así cumplir con los contenidos y lograr un proceso de interacción factible dentro del sistema educativo.