
Los medios grandes de comunicación en los Estados Unidos han enfocado y han expuesto la manipulación de Rusia en la elección Presidencial de Trump. La propaganda, las noticias falsificadas, y la relación cuestionable entre Putin y el Presidente Trump sugieren la idea de colusión, de un engaño a la democracia Estadounidense.

Desde la revelación de los correos electrónicos de la administración del Partido Demócratas en la Conferencia Nacional en 2016, la política americana ha vuelto a sus ideales y a su chivo expiatorio de años 80: Rusia. Los presentadores de MSNBC, aquellos que son tradicionalmente liberales, demonizan el Kremlin por su parte en destruir la autoridad moral de Demócratas y de Hillary Clinton. Howard Dean, ex-Altavoz Democrático de la Casa de Representadores, denunció a Glenn Greenwald de The Intercept por argumentar su duda que Putin cambió la elección presidencial. Rusia, según los liberales Estadounidenses, es ahora un país en camino a vaporizar las libertades Americanas, mientras que en el debate de la elección presidencial de 2012, Obama no pudo evitar sus risas al ver que su oponente, Mitt Romney, dijo que Rusia era la amenaza más preocupante en el mundo.
Hay una disonancia entre los ideales y las acciones de los Estados Unidos. De acuerdo a la necesidad de mostrar información sobre una democracia saludable, de las pasadas elecciones sin ninguna influencia internacional, de la prensa sin propaganda, se olvidaron completamente de la manipulación que surgió en Bolivia en 2008, publicado por Wikileaks en 2015. El nuevo Presidente, Evo Morales, que, en ese entonces, recientemente había tomado el mandato, los Políticos norteamericanos iniciaron una discusión con el fin de derribar la región boliviana por acciones violentas. Alrededor del año 2009, la oligarquía en Nicaragua causó un golpe de estado a un gobierno liberal, elegido con una mayor votación, con el apoyo de Hillary Clinton y los Estados Unidos. En 2015, Wikileaks también publicó que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) rastreaba los teléfonos móviles de la ex-mandataria Dilma Rousseff y otros oficiales importantes en Brasil.
La estrategia de una democracia se trata de oír a los ciudadanos, e implementar sus pensamientos en la administración gobernante. Pero, el único aspecto que falla en el sistema es que los que gobiernan se rehúsan a que la gente decidan por ellos mismos, porque sus ideas no siempre coinciden con lo que es beneficioso para los que están en el poder. Por eso, es necesario guiar el pensamiento de la gente en una democracia, no por la fuerza como en los estados dictatoriales, sino, mediante las ideas que se difunden por los medios de comunicación. Es de vital importancia que la gente de los Estados Unidos apoyen la victimización del gobierno por Rusia, porque el estado puede mantener su razón de defender sus intereses como sucede en: Nicaragua, en Bolivia, y en Brazil. Ellos, contra nosotros.
En resumen, suena ilógico que el mismo gobierno, con todas sus acciones y bajo la Administración del Obama, denuncia a Rusia por sólo publicar las noticias falsas. Su negación es parte del proceso político, porque, como dijo Emma Goldman, “Si el voto pudiera cambiar algo, sería ilegal.” Cuando la gente está de acuerdo con la ideología, con la autoridad moral del estado, el país puede cometer cualquier acto incorrecto.