
La democracia en Bolivia tiene un edad muy joven, recientemente estableciéndose en los años ochenta después de la dictadura de Banzer. Todavía, los elementos de esos tiempos siguen en la sociedad, como los del individualismo extremo o la burocracia de sobrevivir. Por eso, la gente en Bolivia residen con la educación de la dictadura, de saber pero no aprender, de pasar no mejorar, y de aceptar y no investigar.
Desde los tiempos coloniales, las instituciones gobernables han disparado la información universal, pero nunca de colaborar ni escuchar nuevos conceptos. La Universidad Gabriel René Moreno solo ofrecía la carrera de Derecho, la forma de interpretar los códigos de afuera e imponerlos en el país colonial. La escuela de pedagogía en Bolivia se llama “Escuela Normal,” literalmente significandoque quiere normalizar todos los profesores a las mismas enseñanzas, pero no incorporar nuevos conocimientos.
Como dijo un Licenciado de Filosofía de Duke University, Rick Roderick, “Donde hay conocimiento, hay poder.” En Bolivia, las instituciones de educación sirven como lugares del control, enfocando en el crecimiento de la juventud a favor de los que tienen el poder.
Algunos se preguntan, “Pero si la escuela abre mi mente a nuevos conceptos, ¿cómo me puede encarcelar?” La respuesta de ese Licenciado, chistosamente, es, “Si no estás de acuerdo, fallas el curso.” Es decir, la forma de controlar es por la clave de avanzar: la nota de la materia. No se puede avanzar sin estar de acuerdo de las normas de la sociedad boliviana actual, nunca formando las fundaciones del avance en el futuro. Y no, este ejemplo no solo extiende a los ideales filosóficos, religiosos ni estudios sociales, pero a la matemática y las ciencias naturales.
Tristemente, hasta las clases más fácil de mejorar atrasan tras del poder. Matemáticas es un arte, incorporando las formas de cómo los humanos explican el mundo natural y abstracto en las pruebas lógicas. Pero, lo enseñan como una clase dedicada a la memorización de las figuras importantes del país: presupuestos, balances y impuestos. Se enfocan en la estética de la presentación, no el contexto del proyecto, no a las nuevas ideas que el país usaría como factor económico en el futuro. Y tristemente, así se enseñan las ciencias naturales, bajo el mismo concepto del control de la mente. Memorizar. Dar examen. Pasar el grado.
Y usando la lógica del licenciado Rick Roderick, uno puede llegar a su frase al revés: donde hay poder, hay conocimiento. Sin el uso de fuerza, intimidación, de extender las ideologías personales al estudiante, se creen que el conocimiento no puede existir. Ideas, creatividad ni nuevas lógicas no viven en la mente de cada persona, pero en los lugares del poder: gobierno, religión, y escuelas. La creencia vive en Bolivia, y por eso el país no avanza aunque tiene grandes recursos naturales y mucha potencia regionalmente, mientras que Japón y Inglaterra son islas sin nada y igual contribuyen a la economía mundial. La educación Boliviana es simplemente otra cartel, residuo de la colonia.
Entonces, para mejorar el país a un futuro de menos aspectos dictatoriales, la educación necesita un cambio espectacular a la democracia, abriendo las mentes del estudiantes a la creatividad, con mejor uso del conocimiento digital, como bibliotecas virtuales internacionales. Bolivia, con todos sus problemas sociales actuales, debe enfocarse al futuro de la juventud, invirtiendo en la democracia de sus escuelas, no a las formas del control bajo el estado plurinacional. El mundo vive de los ideas, de nuevos conocimientos, y los profesores necesitan capacitarse a crecer la creatividad, y no a solo pasarse a los estudiantes. Sino, el futuro es pésimo.