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Blog de Ciencias Sociales y Sociología | Ssociólogos

Paro de maestros: ¿lo económico o lo pedagógico?

junio 28, 2017
Paro de maestros: ¿lo económico o lo pedagógico?

Muchas cosas se dicen de este paro, que considero justo,  a favor y en contra. Pero como ciudadano, dejando a un lado mi condición de maestro, ante la pregunta del título de este artículo, tendría que responder  que lo segundo depende de lo primero, es decir, sin recursos económicos casi toda pedagogía tendría un porcentaje mínimo en posibilidades para prosperar, y seguramente hay casos de pedagogías exitosas en escuelas y sistemas educativos concretos sin muchos recursos económicos, pero son excepciones de la norma, eso no se podría afirmar como regla general.

Paro de maestros: ¿lo económico o lo pedagógico?
Fuente: CDN Colombia

En mis casi 13 años como docente en el sector público he podido conocer  una cantidad de normas y publicaciones provenientes desde el Ministerio de Educación colombiano. Para no hacer pesado y largo esta opinión, sólo me remitiré a los documentos que corresponden al área en la que me desempeño (Ciencias Sociales), y desde ellos poder sustentar la dependencia delo pedagógico con lo económico:

1) En el ministerio de Francisco José Lloreda Mera se ordenó aplicar en los currículos unos lineamentos. Cito literalmente las palabras de aquel ministro que quedaron plasmadas en dicho documento: “Nuestro compromiso de ofrecer a ustedes una educación con calidad, hizo que sumáramos los mejores esfuerzos y voluntades para lograr este documento que orienta tanto los saberes y aprendizajes, tradicionalmente presentes en el trabajo escolar, como las preocupaciones contemporáneas ligadas a la educación, las Ciencias Sociales, la ética, la igualdad de derechos, la democracia, la dignidad del ser humano y la solidaridad, entre otros.” Se menciona la tan anhelada educación con calidad, también la igualdad de derechos, derechos que hoy reclama el magisterio para estar en condiciones de igualdad con la educación privada.

2) En el mismo documento sobre los lineamientos para Ciencias Sociales  escribía Lloreda:“Este documento también invita a reflexionar sobre la necesidad de reconocer la individualidad y los diferentes ritmos de aprendizaje en el proceso educativo, con el convencimiento de que todos los actos enmarcados en el ámbito escolar tienen un profundo significado en la formación de las y los estudiantes.” Muy sensato, y es lo ideal para un pedagogo poder personalizar la educación, pero con aulas entre 30, 45 u hasta 50 o más estudiantes, todo ese ideal queda en la hoja con frases altruistas. ¿Qué se necesita entonces? Recursos para tener más aulas y reducir el hacinamiento, más docentes contratados y bien pagados. No es casualidad entonces que los maestros tengan que salir a las calles a reclamar, la teoría esta ya escrita, pero el capital económico es negado o dado a cuenta gotas.

Paro de maestros: ¿lo económico o lo pedagógico?
Fuente: Córdoba Times

3) También hay un documento que orienta sobre el estudio de la afrocolombianidad. Allí se escribe la pretensión de concienciar a los estudiantes sobre el reconocer la comunidad afro. Se lee en un aparte del documento: “Creemos que el documento cumple fundamentalmente con los propósitos de la Cátedra, dispuestos por la Ley 70 de 1993, el Decreto1122 de 1998 y con los principios establecidos en la Constitución, en torno a la interculturalidad, el reconocimiento y el respeto a la diversidad. Ella no es, ni debe aplicarse únicamente a los afrodescendientes nacionales. Si bien, uno de sus objetivos sí es el afianzamiento de la identidad de estas comunidades, también pretende que todos los niños, niñas, jóvenes, adultos del país, conozcan los valiosos aportes de los afrocolombianos a la formación de la Nación, y para que realmente tenga sentido la interculturalidad.”

Seguramente usted que está leyendo esta opinión se preguntará, ¿por qué casi nadie en Colombia sabe sobre los orígenes, legado y cultura de los afrocolombianos?, ¿por qué únicamente estos son mencionados ante una gesta deportiva individual o, peor aún, ante el ultimo para cívico generado por estas comunidades en Quibdó y Buenaventura?, ¿por qué si hay una cátedra de estudios afrocolombianos documentada y obligada por la ley, la sociedad colombiana no reconoce como debe ser a esta gente que son tan colombianos como los mismos dirigentes políticos que desde Bogotá administran todo el territorio nacional?

La respuesta es simple y consecuente con lo que hoy se reclama. En aulas de 30, 45 o hasta 50 estudiantes o más, un profesor, sin recursos técnicos como un simple proyector que no tienen muchas instituciones, cómo va a cautivar a estos jóvenes para que aprendan y tomen conciencia de la cultura afro, donde hasta el PC, el amplificador de audio y las fotocopias deben ser traídas y financiadas por el profesor, si se quiere hacer un acto para mostrar el folclor hay que traer esto a las instituciones y esto no siempre es gratis, o si se quiere llevar a los estudiantes a interactuar en una dinámica de dialogo con dichas comunidades para investigar su etnografía, hay que tener en cuenta que como mínimo se necesita un transporte que hay que pagar. El estudiante de hoy ya no aprende metido entre paredes y diciéndole que se le está respetando los sesenta minutos de hora efectiva (hoy los puristas reclaman el derecho a la educación de ocho mil menores que están en sus casas sin recibir las horas efectivas de clase dentro de las cuatro paredes llamadas aulas de clase). Seguramente hay instituciones educativas que cuentan con todo esto, pero no es algo que se pueda generalizar. Si hoy se reclama no es por casualidad, se necesitan recursos económicos, una vez estos, podríamos empezar a hablar de una educación de calidad para Colombia en el 2015.

Y estos son algunos casos de la importancia de la financiación educativa para unos buenos procesos pedagógicos. Seguramente hay muchos más desde todas las áreas fundamentales y obligatorias de la educación pública colombiana.