
Desde que en 2011 comenzara la guerra civil, el número de refugiados sirios no ha parado de crecer y ha convertido la actual situación en una de las crisis humanitarias más agudas de la historia.
Cerca de 6 millones de personas, más de la mitad de ellos niños, han tenido que abandonar el país para huir del horror de la guerra. Bombas, tiroteos, destrucción, dolor y muerte, son algunas de las razones que han hecho que millones de sirios hayan tomado la difícil decisión de dejar atrás su hogar e intentar buscar la seguridad en otros países. Muchos de los que no han tenido más remedio que quedarse dentro de Siria han tenido que desplazarse internamente a regiones con menos peligro. Todos ellos tienen en común que han tenido que empezar de cero, en otro lugar, con escasos recursos económicos.
Con el fin de mejorar las condiciones tanto de los desplazados como de los refugiados, la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) solicita la donación de ayuda humanitaria para poder seguir desarrollando su labor. Algunos de los retos a los que se enfrentan las personas desplazadas de su hogar son los siguientes:
- Limitadas oportunidades para ganarse la vida: En los campos de refugiados es casi imposible encontrar un trabajo y fuera de él las posibilidades no son mucho más elevadas. El desconocimiento del idioma, el paro y la falta de una estrategia a largo plazo de los países de acogida, así como la incertidumbre legal, son algunas de las razones que hacen más que complicada la posibilidad de los refugiados de acceder a un empleo que les permita generar los ingresos necesarios para sobrevivir.
- Escasez de comida y agua: Un 69% de los refugiados viven en condiciones de extrema pobreza, lo que hace que su capacidad para acceder a cosas absolutamente básicas como la comida y agua potable sea, en muchas ocasiones, una tarea imposible.
- Escasez de ropa y mantas: Desgraciadamente, son muchos los refugiados sirios que, durante los pasados meses de invierno, han enfermado e incluso fallecido por la falta de mantas y de ropa adecuada a las condiciones climáticas. Porque, pese a lo que tendemos a creer, no todos viven en refugios protegidos. También los hay que no tienen más remedio que dormir a la intemperie.
- La falta de educación: Se calcula que más del 40% de los niños no van a la escuela, lo que disminuye considerablemente sus posibilidades de prosperar en la vida y los convierte en presa fácil para la explotación, el tráfico, el matrimonio y el trabajo infantil.
- Débil o inexistente servicio de salud: Muy a menudo, los países de acogida consideran a los refugiados sirios una sangría para su economía y, especialmente, para sus sistemas sanitarios. La limitada disponibilidad de personal médico y el difícil acceso a los tratamientos es otro de los grandes retos a los que se tienen que enfrentar aquellos que han tenido que huir de sus países.
Como hemos visto, además de las secuelas psicológicas que implican el abandono del hogar motivado por una guerra, los refugiados tienen que enfrentarse a muchos otros problemas. Organizaciones como ACNUR trabajan para que, en la medida de lo posible, los refugiados tengan acceso a cosas tan básicas como alimentación, salud y protección ante una situación que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, ha calificado de ‘tragedia humana colosal’.